21 de mayo de 2016

El crimen de Arinaga, uno de los casos penales puros más controvertidos y apasionantes de los últimos años

La acusada, Arantxa Amoedo, en una imagen del
book con el que aspiraba a convertirse en modelo
Sábado, 21 de mayo.

Redacción
Arantxa Amoedo, la joven viguesa de 26 años que aspiraba a ser modelo, será juzgada por el asesinato de su novio, con cuyo cuerpo convivió veinte días, a partir del próximo lunes en la Audiencia Provincial de Las Palmas por un tribunal del jurado. La joven compartirá el banquillo de los acusados con Tania D.S., que era su amante y está acusada de encubrimiento.
La Fiscalía y la acusación particular que ejercita la familia del empresario catalán Jordi Burón, que tenía 43 años cuando recibió una cuchillada en el corazón en el chalé que compartía con su pareja en la Playa de Arinaga, la acusan de un delito de asesinato y sostienen que el hombre dormía cuando fue apuñalado, por lo que solicitan 19 años de prisión y una indemnización de 190.000 euros a los familiares de la víctima.
Los abogados defensores de la viguesa, por su parte, admiten un homicidio con atenuantes, pues aducen que la joven, con problemas psíquicos y que en aquel momento no tomaba medicación, actuó en defensa propia cuando iba a ser violada. Esgrimen que no quería matar a Jordi Burón, confesó y ayudó a la Guardia Civil a esclarecer el crimen. Por estos motivos pide que la condena se reduzca a 5 años de cárcel. Las acusaciones solicitan, además, un año de prisión para Tania D.S., mientras que su defensa reclama la libre absolución.
"Te juro que solo me defendí". Este mensaje enviado por Arantxa Amoedo a su hermana es una de las pruebas que aportará la defensa en favor de la acusada. Admite que cometió el homicidio, pero también que actuó en defensa propia.
Los hechos tuvieron lugar en el verano de 2013 y la versión de lo ocurrido en el chalé de Arinaga difieren mucho según el relato de las acusaciones y les defensas, si bien todos coinciden en que la relación entre el empresario y la joven fue tormentosa desde su inicio, y que entre la pasión y los celos derivó en el crimen. Arantxa Amoedo era bisexual y tenía relaciones con otras mujeres. Su novio, a quien le gustaba el sexo duro y organizaba tríos, transigía porque estaba enamorado.
También el posible móvil difiere, pues los problemas económicos están detrás del crimen para las acusaciones. Sostienen que Arantxa Amoedo "no ocultaba sus ansias de vivir cómodamente y manifestaba a sus conocidos que tenía altos ingresos y que trabajaba como productora musical". En febrero de 2013, la pareja viajó a California para comercializar una patente, pero apenas ingresaron dinero. Como su novio ya no la satisfacía ni sexual ni económicamente, el fiscal sostiene que la joven decidió deshacerse de él matándolo. "Aprovechó que dormía para clavarle un cuchillo en la víscera cardíaca y le produjo un fallo cardíaco agudo. Luego, envolvió el cuerpo con plásticos y un edredón y lo escondió en el cuarto de aseo del garaje del chalé en el que vivían, donde fue encontrado por la Guardia Civil.", indica.
La defensa expone que Arantxa Amoedo y Jordi Burón se conocieron en 2012 en la red de contactos Badoo e iniciaron una relación en Barcelona, donde el ahora fallecido se hacía cargo de todos los gastos comunes gracias a una pensión por invalidez que había conseguido "simulando padecer una enfermedad mental" y al dinero que le proporcionaba una novia anterior.
Esta mujer, de origen ruso, facilitó a Jordi Burón un coche de alta gama, la copropiedad de cuatro pisos en Barcelona y una cuenta corriente con ingresos que le permitían llevar un alto nivel de vida. Sin embargo, esta vía de financiación se cortó cuando la mujer se enteró que Jordi Burón había iniciado otra relación con Arantxa Amoedo.
A pesar de las dificultades, la convivencia se mantuvo hasta que se volvió insostenible muy pronto "por las singulares personalidades de ambos" y por sus tendencias sexuales. Así, explican que mientras ella era bisexual, su novio destacaba por su apetencia "a mantener actos sexuales dolorosos que ella rechazaba" y a otras perversiones como "atarla y grabarla mientras tenía contactos sexuales con otras personas".