13 de julio de 2008

Opinión: "Crisis y energía"

Domingo, 13 de julio.

*Antonio Morales Méndez
Asistimos en estos momentos a una de las épocas más convulsas por las que ha atravesado este planeta en los últimos siglos. El agua se agota y ya empieza a ser una de las principales causas de enfrentamientos entre diversos países. La escasez de alimentos, derivada del aumento de la población mundial, del desarrollo de naciones como China o India y otros países emergentes, de la ocupación de tierras para producir biocombustibles, entre otras razones, hace crecer las hambrunas en distintos continentes. El cambio climático está poniendo en riesgo la continuidad de muchas especies animales y está provocando la desbandada de millones de individuos que huyen de la desertización, la sequía y el hambre. La pérdida de suelo, de territorio, se hace cada vez más patente y obliga a la concentración humana y a la pérdida de recursos para la supervivencia. La crisis energética ha provocado las peores guerras de las últimas décadas y socava los cimientos del modelo desarrollista y capitalista en los que se basa el sistema imperante a escala planetaria, que se revuelve, como gato panza arriba, para mantener el status actual. La crisis económica hace que nos demos cuenta de que toda esta terrible realidad que percibimos, también nos puede alcanzar a nosotros y no sólo a los africanos, latinoamericanos y otros pueblos empobrecidos, de tal manera que no terminamos de encajar que el 16% de la población europea, por ejemplo y por más cercano, esté bajo el umbral de la pobreza.
Mientras, me da la sensación de que en España y en Canarias permanecemos con los brazos cruzados a ver si algún milagro hace cambiar la situación para, entonces, subirnos al carro del desarrollo y las cosas bien hechas. Así, en los últimos días, las noticias preocupantes sobre este estado de cosas se precipitan, dejándonos al descubierto que la improvisación y la inacción de los gobiernos español y canario son realmente preocupantes.
Por eso, a casi nadie sorprende ya que España sea uno de los países más incumplidores con Kioto, emitiendo un 52% más que en 1990, y que Canarias haya duplicado sus emisiones, que han crecido ¡en un 95%!, uno de los mayores aumentos del Estado. Años y años perdidos para generar recursos a través de la energía eólica y fotovoltaica y años y años perdidos porque ahora resulta que nuestra red eléctrica no puede soportar los resultados del nuevo concurso eólico, ni las peticiones de instalación de parques fotovoltaicos en las islas. Por eso no se les ocurre, claro, rodeados de agua como estamos por todas partes, poner en marcha una central mareomotriz como la de Santoña, que ha recibido el Reconocimiento de Aplicación de Tecnologías Limpias en los Premios Ones Mediterránea 2008.
Y no se les ocurre otra cosa para remendar esta situación, que acudir al gas como fuente energética de futuro. No les importa que sea un fósil en extinción, ni que sea uno de los mayores generadores de metano, uno de los mayores responsables del calentamiento global, ni que esté, en su práctica totalidad, en manos de un peligroso cártel formado por Rusia y Argelia. Ni al Gobierno de Canarias, ni al de España, les queda otra posibilidad sino la de huir hacia delante, puesto que sus sistemas son absolutamente aislados y dependientes. Por eso, no pueden sino permanecer callados ante el chantaje último de Argelia, que ha anunciado que se acabó el gas barato para España; que a partir de ahora, según el Ministro argelino de Energía, "en España ha habido precios buenos y baratos, pero esta época ha finalizado y las cosas hay que pagarlas". Y de repente, así, de sopetón, anuncia la subida de un 20%, que se suma a otra de un 20% también, realizada meses atrás, como castigo a España después de que Zapatero hiciera unas declaraciones a favor de Marruecos y en contra de la independencia del Sáhara. Por su parte, Europa, que las ve venir, anuncia "un marco legal de referencia para evitar que Gazprom (Rusia) juegue con los precios y pueda crear una competición ilegal".
En medio de todo esto, a Miguel Sebastián no se le ocurre otra cosa que subir la tarifa eléctrica en un 11% (dos veces el IPC) como denuncian las asociaciones de usuarios y consumidores, "ajeno" a datos como el que señala el Economista del Estado, Pedro Antonio Merino García, que afirma que "hay cálculos que apuntan a que los fondos invertidos en contratos de futuros de materias primas han pasado desde los 75 millones de dólares en 2006 a unos 250.000 millones en 2008", y "ajeno" a los resultados hechos públicos por la propia empresa, que asegura que el beneficio neto de Endesa ascendió a 2.675 millones de euros en 2007.
Por eso, el tirón de orejas al Ministro español de la Comisaria Europea de Competencia, Noeelie Kroes, que afirma en El Mundo que "hay que investigar a fondo el mercado de la energía, porque las empresas está abusando, por usar una palabra diplomática".
Como escribía en El País días atrás el Ministro de Economía de Portugal, "la solución reside en las energías renovables, en la eficacia energética y en la modernización de los sistemas de transporte". Pero eso aquí no lo entendemos. No hablamos portugués.
A lo mejor tiene que suceder lo que apuntaba el Premio del Agua de Estocolmo 2008, J. Anthony Allan, en La Vanguardia, el pasado 25 de junio: "¡Ojalá suframos una crisis energética, pero de verdad! Sólo una crisis energética que paralizara las economías desarrolladas, nos obligaría a aceptar pagar el precio de un cambio de paradigma energético de fósiles a renovables. El capitalismo salvaje no tiene la solución a esta crisis".
*Antonio Morales Méndez es Alcalde de la Villa de Agüimes.