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Afirma que los trabajadores extranjeros, la mayoría rumanos, que trabajan en sus fincas, "son tratados como personas y no como animales", según se ha querido reflejar en la denuncia de una de sus trabajadoras que, arrepentida, ha vuelto a las labores en la finca asegurando que estaba confusa por lo que le contaban sobre los contratos otras trabajadoras rumanas de una explotación cercana.
El empresario ha mostrado a los periodistas los barracones donde duermen sus empleados, casas prefabricadas homologadas por la Inspección de Trabajo. "Tienen hasta aire acondicionado", explica Antonio Vega. Disponen además, en palabras del acusado de explotación laboral a trabajadores extranjeros, "de seis duchas, cuatro retretes, una lavadora, un pequeño economato donde pueden comprar lo que quieran, un comedor donde hay un congelador lleno de carne y una nevera donde tienen de todo para un buen desayuno, requisito fundamental para que tengan fuerzas para trabajar”.
Finalmente, afirmó que los canarios no quieren trabajar en la agricultura y, por ese motivo, se ve obligado, al igual que otros empresarios de la isla, a echar mano de inmigrantes.
Fotografía: Antonio Vega en el comedor de su finca. (CanariasAhora).