
Las fuertes rachas de vientos que azotaron nuestro municipio durante el pasado fin de semana, además de provocar la caída de árboles, señales de tráfico y carteles, hicieron también que la campana se rodara de su lugar, quedando muy pegada al badajo, con lo que se producía un toque "desafinado".
El actual badajo, es un sistema electrónico que golpea la campana para hacerla sonar, si bien, en el campanario también se encuentra aún el modelo antiguo junto al viejo sistema del reloj, ambos manuales, y auténticas joyas de la historia de la Iglesia de Agüimes.
Fotografía: A la izquierda de la imagen, Blas Gómez, junto a Lorenzo Caballero, terminando de ajustar el badajo.