La Provincia
El Cuerpo Nacional de Policía ha hallado varias pruebas que podrían reforzar las acusaciones contra Fernando Torres Baena y el resto de imputados en el caso del kárate. Los agentes registraron en las últimas semanas el chalet de Baena y encontraron indicios que, según la policía, ratifican algunas de las declaraciones hechas por más de medio centenar de víctimas, las cuales han denunciado que sufrieron abusos sexuales cuando eran alumnos de la Escuela de Kárate Torres Baena, ubicada en Las Palmas de Gran Canaria.
Entre los indicios destacan la intervención de 10 fotografías en las que salen dos menores junto a María José González Peña, pareja de Baena e imputada en la causa. En una de las imágenes aparece una chica desnuda, sólo cubierta por la espuma y el agua de la bañera. También irrumpe en la escena González Peña, que es retratada en idénticas circunstancias, tanto sola como en compañía de la menor.
Se trata de una de las alumnas de la escuela que ha reconocido haber mantenido relaciones sexuales con profesoras de kárate en Villa Edith, el chalet de Torres Baena en la Playa de Vargas. Entre ellas figura María González Peña. Por eso la policía considera que el hallazgo de la foto refuerza el testimonio de la menor, según consta en el atestado policial realizado tras el registro.
El contenido de esa diligencia de investigación está incluido en el sumario judicial, que el jueves fue entregado a las partes, después de que el magistrado instructor, Miguel Ángel Parramón, levantara el secreto de las actuaciones que pesaba sobre una parte de la causa.
La otra menor es fotografiada mientras está a punto de besar en la boca a González Peña. Ambas están dentro de una barra en la que hay botellas de alcohol. Según el atestado, eso coincide con las declaraciones de muchas víctimas, la cuales sostienen que en el chalet de Playa de Vargas se podía consumir alcohol.
Los agentes hallaron un cuaderno con indicaciones precisas de Torres Baena, supuestamente para que sus profesores de kárate se ocuparan de su hijo pequeño durante las convivencias con alumnos en Vargas.
Además, en una carpeta de color rojo se localizaron "cuadrantes" para distribuir las tareas del hogar. En ellos se establecían dos grupos con los nombres de los alumnos "escogidos" para esos encuentros, los cuales se ocupaban de las labores de limpieza y las tareas de la cocina. Muchos de los perjudicados han revelado la existencia de esos cuadrantes, incluso han atestiguado que la elaboración de los mismos estaba relacionada con la organización de las citas sexuales.
La policía halló en otra carpeta varias cartas. En ellas se describe el ambiente de promiscuidad que supuestamente reinaba en el gimnasio y en la casa de Baena. "Está perdiendo facultades sexuales. Subió en la pirámide porque se tiró a su primo", dice una de las cartas. Los afectados han usado la palabra "secta" para explicar lo que ocurrió en esos encuentros, incluso aludieron a una jerarquía piramidal en cuya cúspide estaba Fernando.
En los registros, autorizados por el juez para buscar nuevas pruebas, también aparecieron recetas de pastillas abortivas. Muchas víctimas han declarado que tomaron esas píldoras por miedo a quedarse embarazadas y que se las suministraba María José González Peña.