19 de mayo de 2010

Opinión: "Por una central hidroeólica"

Miércoles, 19 de mayo.

Antonio Morales*
La semana pasada escribí un artículo en el que hablaba del declive de las centrales de ciclo combinado (fuel-gas), basándome en la firme decisión de las empresas del sector (Endesa, Iberdrola, Repsol…) en renunciar a más inversiones para la construcción de nuevas plantas de estas características.
Frente al empecinamiento del Gobierno de Canarias, que se empeña en introducir el gas en este archipiélago para cumplir los pactos amarrados con potentes empresarios locales, aún a pesar de ir contra el interés general, llevo insistiendo desde hace años en que este combustible fósil no es la solución, como nos lo demuestran los informes más documentados y las experiencias internacionales de diversa índole en torno a las energías renovables.
El 99% de los expertos mundiales coinciden en plantearnos el escenario del cenit del petróleo y el gas para esta década, cuando se llegue al pico de producción en que la demanda supere a la oferta, y en la contaminación brutal del CO2 y el metano que generan y que son los verdaderos aceleradores del calentamiento global y del cambio climático.
No cabe la menor duda que la mayor revolución energética pasa por la eficiencia y el ahorro, que se consiguen con concienciación, formación, ayudas públicas, cambio de modelo productivo, etc., y que, como segundo recurso, no cabe más que la sustitución de las energías de origen fósil por todas aquellas que nos ofrece la naturaleza de manera limpia, segura y en abundancia. Estamos en medio del mar, los alisios nos mecen durante todo el año, nuestras entrañas son volcánicas, tenemos el mayor número de horas de insolación y, por eso, reunimos todas las condiciones para producir energía solar térmica, solar fotovoltaica, eólica, indumotriz (la que produce el oleaje), térmica marina (la que se genera por las diferencias de temperaturas entre las aguas superficiales y profundas), mareomotriz (la derivada de las corrientes marinas), geotérmica, biomasa (para la producción de biocombustible y electricidad), hidráulica… Nos sobra de todo esto, pero no se ha hecho absolutamente nada para conseguir eficiencia y ahorro y andamos a la cola de la cola en la generación de energía limpia.
Más allá de la obstinación interesada y sospechosa en la introducción del gas y en la construcción de grandes centrales eléctricas, el modelo debe sustentarse en infraestructuras pequeñas y flexibles, que propicien generación cercana con menos pérdidas en el transporte y que se adapten mejor a la recepción de las renovables, con tecnología y medios suficientes para facilitar la "gestión de la demanda" y, aquí quería llegar, para permitir también la acumulación, uno de los argumentos de los gasistas para oponerse a las renovables, pues hasta hace poco alegaban que esto no era posible en un sistema aislado como el insular.
Existen muchas fórmulas para almacenar energía en cada una de las islas. Se puede hacer utilizando el hidrógeno, las baterías (antes provocaba risas cuando se citaban, pero ahora Unelco las va a utilizar en distintos lugares de esta tierra) y las centrales hidroeléctricas aprovechando las diferentes alturas de nuestras presas, un viejo proyecto que dormía en el sueño de los justos y que el Cabildo de Gran Canaria acaba de desempolvar para hacerlo realidad. De eso quería hablarles hoy fundamentalmente, porque tampoco todo vale en este asunto.
Las presas de Chira y Las Niñas, situadas a mayor altitud que la Presa de Soria, permitirían disponer de un salto de agua con una altura máxima de 320 metros y una mínima de 270 metros, en función del nivel de agua de que dispongan. Mientras las dos primeras tienen una capacidad individual de 5,2 Hm3, la de Soria es de 32,8 Hm3, aunque hasta la fecha no ha almacenado más de 12 Hm3. Este recurso hidráulico nos serviría, y de qué manera, para almacenar energía todo el año. El sistema es sumamente sencillo: cuando nos sobre energía que no pueda soportar la red, la utilizamos elevando agua desde la Presa de Soria, mediante bombeo, hasta las presas de Las Niñas y Chira, y, cuando necesitemos la energía, bajaríamos el agua desde estas últimas presas a la de Soria, produciendo energía con una turbina que alimentaría a un generador eléctrico. Hasta aquí todo correcto, estamos hablando de la producción de un 30% de la demanda insular, pero es justo en este punto donde está el quid de la cuestión: ¿Qué energía eléctrica almacenaríamos? Desde luego no puede ser la que le "sobre" por la noche a Endesa (horas valle) para después producir energía en los momentos de mayor consumo (horas punta), con lo que se alcanzaría una potencia máxima de 320 MW y un auténtico chollo para la eléctrica.
El Cabildo no puede caer en esa trampa. La central hidroeléctrica debe ir obligatoriamente ligada a la producción de energías renovables. Debe ser condición sine qua non que el concurso público que lleve a la construcción de esa central hidroeléctrica exija llevar aparejada la utilización simultánea de energías renovables, mediante la instalación de un parque eólico de 500 MW, es decir de 170 aerogeneradores modernos de 3 MW, o bien un parque eólico marino de 380 MW. Si a esta potencia le añadimos la que nos permite el estatus eléctrico actual, estaríamos hablando de 700 MW eólicos en un sistema eléctrico que, con el almacenamiento hidráulico, no tendría problemas de estabilidad. Se trata, por tanto, de una utopía absolutamente realizable. La producción eléctrica de estos parques eólicos implicaría la obtención de alrededor del 70% de la energía eléctrica que consume Gran Canaria.
No sé si me siguen. Estamos hablando de una auténtica revolución energética en esta isla. Estamos hablando, si sumamos la implantación de las otras energías limpias citadas al principio de este texto, de la creación de una potente industria ligada a la investigación y a la producción de energías renovables, con la consiguiente creación de un importantísimo número de puestos de trabajo. Estamos hablando de parques eólicos marinos como los que se construyen en Noruega, Inglaterra (el mayor del mundo) o los de Bilbao, Cádiz, Trafalgar… Estamos hablando de generación eléctrica distribuida permitiendo energía solar en los hogares…
Lo tenemos al alcance de la mano. Es preciso que se fuerce al Gobierno canario a romper toda una estructura de intereses perversos en torno a los combustibles fósiles y al monopolio de generación energética; es preciso que presionemos para que se democratice la producción de energías limpias obviándose los concursos tramposos que hemos tenido hasta ahora y que tanto van a hipotecar las arcas públicas; es preciso que se elimine la burocracia interesada que gira en torno a la implantación de las renovables y que no es sino un instrumento para frenar o acelerar aquello que más convenga a los que tienen la sartén por el mango… Dependemos en un 97% del exterior para la generación de energía en Canarias. La introducción del gas, a través de la construcción de plantas de regasificación para su posterior combustión en plantas de ciclo combinado, con la consiguiente amortización de costes durante al menos 25 años, frenaría de manera rotunda la incorporación de energías limpias. No nos podemos permitir ese dispendio. Hoy, Canarias no necesita más energías que las renovables, renovables y renovables.
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes.