24 de diciembre de 2011

Opinión: "La Navidad no compartida"

Sábado, 24 de diciembre.

Antonio Estupiñán*
Pablito era un niño de condición muy humilde. Él, como tantos otros niños, deambulaba por las calles de la ciudad; su madre enferma vivía en una vieja casona abandonada, sin agua y sin luz, con otros dos hermanos menores. Pablito contemplaba a otros niños acompañados de sus padres y amigos que iban bien vestidos y con regalos, ellos radiante de felicidad y alegría porque se acercaban las fechas entrañable de la Pascua del Señor, pero Pablito, mal vestido, con unas sandalias viejas y el estómago vacío, seguía pateando en busca de los clásicos contenedores de basuras en busca de algún alimento aunque, bajo su ignorancia, estén caducados. Lo importante es saciar su hambre y, de paso, llevar algo de comida a la chabola de su madre enferma y sus dos hermanitos pequeños.
Las fiestas de la Navidad en muchos hogares pudientes y estables se celebran fraternalmente bajo el signo de la concordia, la amistad, la alegría, el amor fraterno y el cariño familiar, porque están celebrando la venida al mundo del niño Dios, con nombre de Jesús, que nació en un simple y vulgar pesebre y, de paso, pasarlo bien con buenas comidas y muchos regalos. ¿Y los que no tienen que llevarse un bocado a la boca por su extrema pobreza? ¿Cuántos hogares están mal viviendo porque no tienen ayudas y no tienen nada que comer, y donde los niños son los principales que están padeciendo las consecuencias de esa triste realidad?
El hecho es alarmante y las estadísticas lo dicen todo: muchos "afortunados" viven en una sociedad holgada, consumista y despilfarradoras, sin preocuparles las riquezas del que mas tiene, ni de la pobreza del que no tenga un pedazo de pan en que llevarse a la boca. Preguntamos: ¿Con tantos adelantos, en qué clase de mundo estamos viviendo? En nuestra querida isla de Gran Canaria también se sufre el azote del hambre y la pobreza. Caritas de Las Palmas está desbordada y no pueden alimentar a tantos pobres y desfavorecidos porque las ayudas que reciben son cada vez menos. ¿A dónde iremos a parar? ¿Dónde está la solidaridad de los pudientes?
En un informe de la Unión Europea, en nuestro país hay diez millones de personas (22,5% de la población) que viven en situación de pobreza relativa, con unos 500 euros al mes, y dos millones lo están en pobreza severa, con unos ingresos de unos 300 euros. ¿Y cuántos millares de familia tenemos que no les entra un euro y lo pasan extremadamente mal?
Seamos solidarios y acordémonos de nuestros hermanos necesitados. Que la Navidad ilumine a todos nosotros y que el próximo año sea mejor para todos.
*Antonio Estupiñán es ex decano de los corresponsales de la prensa escrita en Gran Canaria y colaborador en medios digitales.