15 de abril de 2013

Carta al Viento: "La música amansa a las fieras"

Junes, 15 de abril.

Jesús Vega*
Acabo de saber que, dentro de unos días, el auditorio de nuestra capital va a acoger un espectáculo musical con el que muchos canarios hemos soñado. Sabandeños y Gofiones, tinerfeños y grancanarios, cantando en el mismo escenario, compartiendo canciones y expresando los mismos sentimientos de amor a las islas.
Fue el dramaturgo inglés William Congreve quien, en el siglo XVII, escribió aquello que todos hemos dicho alguna vez: que la música amansa a las fieras. Y si no amansa a las fieras, por lo menos sirve para transmitir paz y crear lazos de unidad entre quienes la escuchan. Cuando se asiste a un concierto, la música consigue que uno tome la mano del que está al lado, aunque no lo conozca de nada, y se unan para cantar o bailar al ritmo que marcan los instrumentos. Y para compartir sensaciones de forma espontánea. Según un estudio hecho hace unos años, escuchar música en el trabajo aumenta la moral de los empleados y la unidad de los trabajadores en el 77 por ciento de los casos.
A mí me sorprende que muchos jóvenes se pasen la noche estudiando y preparando exámenes mientras, al mismo tiempo, escuchan a Serrat o El Sueño de Morfeo. Cuando les pregunto cómo pueden centrarse en lo que estudian oyendo canciones, la respuesta es siempre la misma: "Es que si quito la música... entonces sí que no me concentro". Les pasa como a Rosa, que necesita escuchar música para dormir. Cuando la radio calla, entonces ella se despierta. La música es una buena medicina.
En esta Semana Santa, me contaba Eloísa, "entré a la iglesia con la única intención de mirar los tronos preparados para la procesión. Entré de curiosa. Además, un poco cabreada porque me habían hecho trabajar el Viernes Santo. Había silencio en el templo y un musiquilla suave que parece que te entraba por todos los poros del cuerpo, que te transportaba a otra dimensión. Miré los tronos y casi automáticamente, sin tiempo para pensarlo, me vi sentada en un banco donde pasé una hora de verdadera felicidad. Salí de la iglesia más relajada que cuando voy a una sesión de masaje". La música logró lo que había intentado conseguir con otros medios.
Sí. Ya sé que hay sonidos, otras músicas que a veces pueden conseguir lo contrario. Pero una isa, una malagueña, el arrorró o una folía ponen los pelos de punta a cualquier canario. Son melodías que sólo logran unir. Cuando uno sale de esta tierra se emociona cantando o escuchando "Sombras del Nublo" o "¡Ay, Bajamar!" Da lo mismo. Y si un día, en el auditorio de Gran Canaria, o de Tenerife, o en El Hierro, o donde sea, somos capaces de juntar las voces y cantar las mismas melodías, estaremos construyendo unidad. Y de verdad.
Cuando Gofiones y Sabandeños salgan juntos al escenario en los próximos días, algo puede cambien en nosotros. Seremos capaces de unir todas las manos, no importa de qué lugar sea cada uno. Y estaremos sentados diciendo no quién canta mejor o peor, sino descubriendo que, gracias a la música, todos somos un poco más buenos o poco más comprensivos. Un poco más mansos. Un poco más felices. Un poco menos fieras.
P.D. Quiero felicitar a los colaboradores de la emisora parroquial Radio Tamaraceite que hicieron la última entrevista que la actriz y cantante Sara Montiel, recientemente fallecida, concedió a un medio de comunicación.
*Jesús Vega es párroco de Cruce de Arinaga  Playa de Arinaga. (www.parroquiasdearinaga.com)