Carlos Gallo*
En este
artículo trataré de plasmar mi experiencia de vida, marcada por dos dictaduras
en Argentina como fueron la de Onganía y la de Videla, fallecido el día 17.
Lavado de cerebro
Nací en Morón (Argentina) en 1952, a 20 km de la Casa Rosada (donde reside la presidencia del
gobierno argentino) cuando el presidente constitucional era el militar General
Perón, elegido democráticamente en 1946 y que había formado parte, como
vicepresidente del gobierno anterior, durante la presidencia de facto por
golpista del General Pedro Pablo Ramírez, pero en 1955 otro golpe militar que
se mantuvo hasta 1958 cambió de General al frente del país.
Le
siguieron gobiernos civiles tutelados y condicionados por los militares, donde
Perón y su partido estaban proscritos, de esa forma transcurrió el tiempo
entre 1958 y 1966 durante la presidencia de Arturo Frondizi, José María Guido y
de Arturo Illia.
En los
inicios de la década de los 60, se produjeron varias revueltas militares, con
tanques en las calles, donde se enfrentaban entre ellos mismos con los famosos bandos
de azules y de colorados, pero en junio de 1966 se unieron nuevamente para el
nuevo golpe militar del Teniente General Onganía que duró hasta 1973, cuando el
Teniente General Lanusse permitió unas elecciones democráticas libres que incluía
el retorno del partido peronista y de su líder Juan Domingo Perón. Paradójicamente
el ex presidente constitucional Arturo Frondizi apoyó abiertamente el golpe
militar que derrocó a otro presidente constitucional.
Democracia
entre mayo de 1973 y marzo de 1976, donde fueron presidentes Héctor José Cámpora,
Raúl Alberto Lastiri, Juan Domingo Perón y María Estela Martínez y nuevamente los
militares con el Teniente General Videla a la cabeza realizaron un nuevo golpe
de estado e instauraron una nueva dictadura, que resultó ser la peor de la
historia argentina y que todavía sigue generando consecuencias en el pueblo
argentino y extranjero, con el dolor irreparable de los desaparecidos.
Con los años
conocimos otra parte terrible de la historia vivida, que no debemos olvidar y
se la conoce como “Operación Cóndor” o “Plan Cóndor”, nombre con que se conoce
el plan de coordinación de operaciones entre las cúpulas de los regímenes
dictatoriales de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Bolivia y esporádicamente,
Perú, Colombia, Venezuela, Ecuador, con la CIA de los EEUU, durante las décadas
de 1970 y 1980, cuyo director en 1976 fue George H. W. Bush, que posteriormente
fue vicepresidente de EEUU entre 1981 y 1989 y presidente de EEUU entre 1989 y
1993.
En este
apartado una mención muy especial para el aparente ideólogo del mencionado plan
Henry Alfred Kissinger, Consejero de Seguridad Nacional de EEUU entre 1969 y
1975 y Secretario de Estado de EEUU entre 1973 y 1977 coincidiendo con las épocas
más duras y lamentables del Cóndor, por sus consecuencias principalmente en
vidas humanas.
Afortunadamente
desde diciembre de 1983 hasta la fecha hay democracia en Argentina, de la que
disfruté hasta agosto de 1986 al trasladar mi residencia a Canarias, época
democrática que comenzó con el presidente Raúl Ricardo Alfonsín y actualmente sigue
bajo la presidencia de Cristina Fernández.
Entre 1970
y 1978 estudié en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires,
situada a 700 metros de la Casa Rosada, donde me tocó vivir la dictadura post
Onganía, la época democrática y la peor parte de la dictadura de Videla.
Mi título
universitario me permitió trabajar entre 1975 y 1986 (traslado a Canarias) en
la “AENA” de Argentina, que gestionaba todas las pistas de aviación del país y en
esa época dependía directamente de los militares del “Ejército del Aire”.
En esos años
no existía internet y los controles sobre los medios de comunicación mediante
la censura o de los propios medios mediante la auto-censura (acción más grave
por ser culpa propia), permitía aislar en forma simple y total a la población
argentina de la verdadera realidad mundial.
Todo lo
escrito en los párrafos anteriores es para demostrar como un ciudadano,
argentino en este caso, podía tener el cerebro manipulado y lavado como
consecuencia de haber vivido casi exclusivamente con los “buenos” de los
militares y sus famosos lemas para mejorar Argentina: “Revolución Libertadora”,
“Revolución Argentina”, “Proceso de Reorganización Nacional” y llevarla a las
primeras posiciones del ranking mundial y lo más importante protegerla de los
malos del mundo.
En
definitiva te hacían creer que eran nuestros salvadores y héroes. Hasta ganaron
el mundial de futbol de 1978 pagando partidos o realizando acuerdos con sus
colegas del último gobierno militar de Perú.
*Carlos Gallo es colaborador en las tertulias políticas de Radio Agüimes Onda Libre. (morongps@hotmail.com)