![]() |
El autor, Faneque Hernández |
Faneque Hernández presentará hoy, a las 20.00 horas, en el Teatro Municipal de Agüimes, su nuevo libro "Romancero sureño", el cuarto número de la Biblioteca Canaria de Lecturas, en el que incluye poemas como "Desafío y muerte de Doramas" que recitará en el acto.
El autor, que estará acompañado del Alcalde de Agüimes, Antonio Morales, el editor Victoriano Santana y el poeta y Cronista Oficial de la Villa de Agüimes, Francisco Tarajano, es profesor de Ciencias Sociales y, de ahí, su interés, a través de la poesía épica, por hacer más atractiva la enseñanza de la historia de Canarias.
Desde pequeño siempre estuvo prendado del Romancero Viejo y los Cantares de Gesta. Ahora, como poeta novel, trata de emular a aquellos maestros juglares anónimos con los que tanto disfrutó como lector.
Su pretensión es también la del investigador que busca ser estrictamente fiel a los acontecimientos y personajes. Por ello, estos romances de la conquista son el resultado de una investigación histórica y genealógica de varios años.
Sin duda alguna, la composición más emblemática del "Romancero sureño" es la mentada "Desafío y muerte de Doramas", un sublime cantar de gesta que tiene como protagonista al guayre teldense y, como suceso histórico, la mezquina muerte que le infligieron los conquistadores, dirigidos por el vil Pedro de Vera.
A través de catorce estrofas que recuerdan, entre otras
referencias literarias, al propio Cantar
de Mío Cid, Faneque va describiendo con precisión de detalles, riqueza
léxica y sobresalientes dotes narrativas cómo se produce el encuentro entre los
aborígenes y los castellanos; cómo se acuerda un enfrentamiento entre sus
cabecillas, que traiciona De Vera; cómo una aliterada «rehala rabiosa de perros
endemoniados» aborda cobardemente a Doramas, lo malhieren y el propio De Vera
lo apuntilla; y cómo la imagen de Doramas trasciende los límites humanos para
acceder al universo de los símbolos de lucha por la libertad que representan
los alzados.
He aquí el compromiso de
nuestro autor, quien con este poema asume un nuevo rol que debemos sumar a los
que ya atesora: el de ser veraz cronista de unos hechos que, por su
intemporalidad (otra vez el tiempo,
que no deja nunca de ser ni estar), siguen todavía presentes en nuestros días,
transmutados en otros rostros, otras situaciones, otras voluntades…
Como
Doramas del presente, continuamos con la lucha por desmayar las cadenas que
subyugan y por anclar en las conciencias del romancero, que son las de los
pueblos metafóricos señalados al principio, las palabras de Rómulo Gallegos que
nos recuerda el maestro Tarajano hacia el final de su admirable prólogo a
nuestro "Romancero sureño":
«No puede ser un buen ciudadano de la Tierra entera quien no sabe serlo hoy del
pedazo de ella que es su país».