7 de abril de 2014

El Ayuntamiento de Agüimes espera convertir la batería militar de Arinaga en un museo, auditorio y restaurante

Uno de los múltiples túneles que alberga la batería militar de Arinaga
Lunes, 7 de abril.

La Provincia
La batería militar de la Montaña de Arinaga, construída en 1941, con una superficie de 75.046 metros cuadrados y abandonada en 1970, está a la espera de que una iniciativa privada se decida a reactivarla y gestionarla como un nuevo espacio de cultura y ocio. Así lo manifestó el pasado martes al periódico La Provincia el Concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Agüimes, Óscar Hernández, que fue el que la compró al Ministerio de Defensa en 1997, por 16,42 millones de pesetas (98.946 euros) en una subasta en la que también participó la empresa canarias Masafruta SL.
El Ayuntamiento de Agüimes la adquirió con la intención de incrementar las dotaciones municipales y propiciar la regeneración de la costa con un museo militar, de la ciencia o para una actividad de cultura y ocio.
En el año 2000, se realizó un concurso de ideas al que se presentaron varios proyectos para diseñar un museo. "Ganó la propuesta de los arquitectos de Los Realejos (Tenerife), Gustavo García Báez, Daniel García Báez y Ruth Navarro Delgado", apuntó la Concejala de Urbanismo, Clara Herrera.
El proyecto ganador incluía una plataforma de entrada, un mirador, una sala de recepción con oficina de información, un auditorio, un restaurante y una terraza con vistas a la costa de Arinaga. "Tras el concurso de ideas no se produjeron inciativas privadas para acometer un proyecto, aunque nosotros colaboráramos. Y después vino la crisis, y hasta la fecha", expresó el edil de Hacienda.
"Estamos abiertos a cualquier propuesta futura de la iniciativa privada o pública porque nosotros no disponemos de recursos económicos para dar vida a esta antigua batería de Arinaga", añadió Hernández. "Tenemos la esperanza de que alguien se interese por esta dotación, que tiene unas vistas magníficas, aislada del entorno poblacional, con lo que no generaría molestias. Aquí pueden existir actividades que no serían incompatibles con el entorno de Playa de Arinaga", apuntó.
Hernández reconoce que "no es un buen momento, pero las posibilidades siempre están ahí. El Ayuntamiento de Agüimes está dispuesto a colaborar y realizar cualquier adaptación necesaria para hacer viable una iniciativa cultural o de ocio". En tal sentido, el PGOU, aprobado el pasado lunes en pleno, ya permite en este espacio "recoger una actividad cultural o recreativa, con lo que ya tiene todos los parabienes de la normativa".
El entramado militar de la Montaña de Arinaga lo construyó el ejército ante la previsible invasión aliada en plena Segunda Guerra Mundial por mar o aire, cosa que no sucedió nunca, y fue abandonada en 1970. Según el libro del Coronel de Artillería Antonio Rodríguez Ballori, "Noticia histórica de la artillería en Gran Canaria", la batería de Arinaga se dotó de tres piezas fabricadas por Munaiz, que estuvieron instaladas en la antigua batería de La Esfinge, en La Isleta.
Estos tres cañones se convirtieron en la instalación artillera más al sur del frente marítimo de la isla, en la montaña más elevada de la fachada este de Gran Canaria, con 199 metros de altura. La tres piezas, de 2,50 metros, junto a varias armas ligeras, fueron desarticuladas en 1970. En la Montaña de Arinaga se creó una enorme trinchera de 250 metros de recorrido y varios búnkeres unidos por 500 metros de túneles, galerías y dependencias subterráneas que sirvieron para albergar a los soldados que nunca tuvieron que intervenir.
En el exterior, y antes de llegar a los túneles, también se construyó un inmueble de más de 300 metros cuadrados, en el que había un pabellón dormitorio de oficiales, una parte de comedor y todos los servicios.
El Concejal de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Agüimes, Máximo Rivero, señaló que hace unos años se tapiaron tanto el edificio externo como los túneles ante el uso descontrolado de grupos de personas lo fines de semana, primero con botellones y, después, con juegos de guerra con pintura. "Podríamos incluso tener algún tipo de responsabilidad por tener el espacio abierto si se producía algún accidente", añadió Óscar Hernández.