25 de noviembre de 2014

Opinión: "¿Violencia de género? Educación"

Martes, 25 de noviembre.

Nidia Suárez Cabrera*
Soy mujer,  tengo 17 años y ya sé que la violencia de género no es un problema de parejas casadas como muchos creen, sino que se refleja cada vez más en parejas adolescentes. Varios son los motivos, por lo que sabemos.
La principal causa es la presencia de la visión romántica del amor: las chicas lo aguantan todo, seducidas por una figura dominante y protectora, ven en su pareja ese caballero andante con espada cuya función no es otra que rescatar y proteger a la indefensa dama. A ellos se les obliga a demostrar celos y dominio para reafirmar su amor.
El comportamiento de los jóvenes en sus primeras parejas funciona principalmente por imitación. Actúan de manera análoga a sus referentes, entre los que destacan su familia, su entorno social y los medios de comunicación. Aquí también podemos apreciar la influencia de la educación que reciben desde niños, empezando por esas películas de princesitas frágiles que ansían la salvación del príncipe azul intrépido y fuerte. Otro factor son las nuevas tecnologías, que, cada día más, emergen como armas de control. Muchos jóvenes sienten una irrefrenable obsesión por saber que está haciendo su pareja en cada momento que, aunque no lo parezca, constituye un maltrato psicológico.
Estas actuaciones, entre otras, son las que llevan a un hombre a ser un maltratador. En los medios de comunicación vemos constantemente mensajes de ánimo dirigidos a aquellas mujeres que sufren este maltrato (psicológico o físico) pero, ¿por qué educar a las mujeres en la denuncia de esta violencia? Y, ¿por qué no educar al hombre para que acepte no realizarla? Subliminalmente aceptamos estos comportamientos reprobables por el mero hecho de que los observamos en la vida cotidiana. Esto viene de atrás: la mujer siempre ha sido considerada un ser inferior, algo a lo que han contribuido las interpretaciones religiosas que impregnan nuestra sociedad occidental desde el momento en el que la mujer fue sacada "de una costilla de un hombre".
Ante esta situación, al gobierno no se le ocurre otra medida que suprimir en la enseñanza Educación para la Ciudadanía, la única materia que contenía contenidos sobre igualdad de género.
Finalmente, he de concluir que el maltrato es una enfermedad social injustificable marcada históricamente por una sociedad en la que todo está contado desde el punto de vista masculino, pues, ¿cuántas filósofas, escritoras o incluso deportistas han perdurado en el recuerdo? En comparación con los hombres, muy pocas. La sociedad ha evolucionado en muchos aspectos, sin embargo, en éste, la realidad nos muestra que caminamos hacia atrás.
*Nidia Suárez Cabrera es alumna de 2º de Bachillerato en el IES Joaquín Artiles de Agüimes.