La retroexcavadora, vista desde la superficie, durante una prueba |
La Provincia
Trabajar en los fondos marinos, colocar la base de un muelle o preparar el tendido de los grandes cables de telecomunicaciones bajo el océano son empresas que podrían convertirse en algo más sencillas y baratas con el refuerzo de grandes máquinas retroexcavadoras.
La empresa TEMS, una de las compañías que se han destacado por sus labores subacuáticas en varios puntos de las islas, y que trabaja en el desarrollo de retroexcavadoras que podrían acometer todos esos objetivos bajo el agua, teledirigidas desde la superficie, ha probado hace unas semanas su primera máquina en los fondos del Puerto de Arinaga.
"Los resultados han sido muy positivos", confirma Jorge de la Portilla, impulsor de un proyecto en el que su empresa lleva desarrollando desde hace dos años. "A partir de nuestra experiencia profesional en obra civil subacuática, concebimos la idea de emplear retroexcavadoras trabajando directamente sobre el lecho marino" y que se sostiene en los informes de esta iniciativa de I+D (investigación y desarrollo).
El proyecto ha comenzado con una retroexcavadora Caterpillar 219, una máquina de veinte toneladas de peso que la compañía empleó anteriormente en el tendido de un emisario submarino de 900 metros en el Castillo del Romeral, aunque entonces el vehículo no estaba adaptado y tuvo que ser manejado bajo la superficie por un buzo.
La misma máquina, en la que TEMS ha invertido unos 200.000 euros, ha comenzado a probarse en el Puerto de Arinaga con la denominación de RetroROV, acrónimo que integra las siglas en inglés que definen a los drones teledirigidos para trabajos subacuáticos en la industria offshore (Remote Operated Vehicle, ROV).
En la retroexcavadora se ha instalado un kit hidráulico y otro de telecontrol para que pueda ser operado desde la superficie con el empleo de dos mandos similares a los que se usan en los juegos de ordenador. Además, la fuente de alimentación del vehículo, un motor alimentado con diésel, se ha extraído del mismo para colocarse fuera del agua, en la pontona o en tierra, junto al piloto del aparato, y que garantiza que el RetroROV siga funcionando en el mar.
Los brazos de la excavadora tienen sensores que ayudan a su control como las cámaras instaladas en distintas partes de su estructura, que proporcionan al teleoperador los datos sobre la conducción de la máquina, que contempla un margen de error de 25 centímetros en sus desplazamientos, o el empleo de las uñas en el borde de la pala mecánica.
Estos vehículos adaptados para operar en los fondos marinos, cuyo proyecto no estará acabado hasta dentro de dos años, según las previsiones de TEMS, podrán trabajar a un profundidad máxima de 50 metros porque "el 95% de los trabajos de ingeniería civil trabajan a esa profundidad", comenta el directivo de la empresa.
La firma canaria, con una larga experiencia en el sector, contempla también el uso de aceites hidráulicos ecológicos y biodegradables que no afectan al medioambiente para que el impacto del Retro ROV en el medio acuático sea minimizado.