19 de noviembre de 2018

El Cabildo de Gran Canaria abre la inscripción para cuatro visitas a varios espacios de la costa de Arinaga

Lunes, 19 de noviembre.

Las Salinas de Arinaga, uno de los puntos incluidos en la visita
Redacción
El Cabildo de Gran Canaria abre hoy el plazo de inscripción para las cuatro  visitas guiadas previstas a tres de los espacios más emblemáticos del patrimonio etnográfico de la costa de Arinaga, las salinas, los hornos de cal de Risco Verde y su faro.
La iniciativa, que tendrá lugar los próximos días 24 y 29 de noviembre y 1 y 5 de diciembre, se enmarca dentro de la política patrimonial impulsada por la Unidad de Patrimonio Histórico de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria, que busca difundir la singularidad de los distintos paisajes culturales de Gran Canaria, y que ha registrado una notable participación en sus precedentes entregas cursadas a la Mesa de Acusa, Barranco de Guayadeque, Finca de Osorio, La Isleta, El Hornillo de Agaete, la Caldera de Bandama, la Playa de Las Canteras o a las salinas de Tenefé. El técnico del área de Patrimonio Histórico de  la Consejería de Cultura, José González Navarro, dirigirá las visitas previstas, que contarán con la asistencia de la empresa Tibicena y con la colaboración de Roque Viera, salinero de Arinaga.
Los interesados pueden solicitar información o cumplimentar su inscripción hasta el día 21 de noviembre a través de la nueva web de gestión de visitas guiadas de la Unidad de Patrimonio Histórico visitas.grancanariapatrimonio.com o de manera presencial en la Oficina de Información y Atención al Ciudadano del Cabildo de Gran Canaria, en la calle Bravo Murillo nº 23, accediendo por Pérez Galdós, de lunes a viernes, de 08.30 a 13.00 horas. La duración aproximada de la visita será de tres horas y a cada visita podrán asistir 30 inscritos. Los inscritos contarán con una guagua gratuita que saldrá a las 09.00 horas los días indicados desde la Fuente Luminosa de la capital grancanaria.
Las personas que acudan a esta nueva visita podrán conocer el devenir histórico de estos tres elementos del patrimonio etnográfico de esta costa del sureste de Gran Canaria, en la que hombres y mujeres supieron domar el viento y la aridez del medio para poder aprovechar al máximo sus recursos, y de ellos, no solo obtener un oficio, sino también el poder de transformar, conservar y construir. Además, en el caso de las salinas, los asistentes podrán adquirir la sal artesanal en el lugar a modo de contribución al sostenimiento de dicho recurso patrimonial.
Al igual que otras salinas del sureste, las de Arinaga pertenecen al modelo mediterráneo sobre asiento de barro. La solicitud para la construcción de estas salinas se realizó en los albores del siglo XIX (1804), en un momento donde las industrias de salazón demandaban importantes cantidades de sal para conservantes de las capturas obtenidas en el banco pesquero canario-sahariano. Una de las más destacadas particularidades de las salinas de Arinaga, la constituyen los inmuebles asociados al ingenio, en especial la conocida como Casa del Obispo. Además de esta residencia, las salinas cuentan con otra vivienda, conocida como la Casa de los Cuatro Picos, localizada junto al mar, en el extremo sur del conjunto. Esta edificación ha estado destinada a vivienda de los salineros que regentaban las salinas.
El horno de cal de Arinaga mantuvo una intensa producción. La mayor parte de las casi 4.000 Tm de cal que producía Gran Canaria hacia 1952, procedía de Arinaga, donde decenas de obreros caleros trabajaban a toda hora del día y la noche en esta industria localizada en la costa con la finalidad de distribuirla por mar en veleros hacia otros puntos de Gran Canaria e Islas Occidentales. En 1847 trabajaban en Arinaga nueve caleros. La fiebre constructora de mediados del siglo XX provoca la construcción de la primera planta de cemento en Arguineguín, lo que ocasiona la paulatina desaparición de esta actividad industrial extractiva que marcó un importante hito en la historia de la construcción en Canarias.
Por su parte, el faro, cuyas obras fueron encomendadas en 1888 al ingeniero Eugenio Suárez Galván siguiendo un proyecto del también ingeniero Juan de León y Castillo concluyendo en 1892, poseía una óptica de la casa francesa Barbier Bernard & Turenne. Dicho bien, en el que hoy se asienta un restaurante, tenía una planta rectangular y fue construido en sillería y piedra de cantería de Arucas. El edificio, situado en el paraje natural de la Montaña de Arinaga y sujeto a las normas de protección de espacios naturales de Canarias, tiene un estilo clásico, ecléctico y academicista, según los cánones de la época.