Uno de los corazones frente al barrio del Pie de la Cuesta |
Redacción
En los últimos días, la imagen que se puede observar en el tramo que une Agüimes casco con Arinaga difiere un tanto de la habitual con la ocurrencia de una o varias personas de adornar el paraje con piedras amontonadas y pintadas formando corazones.
Si bien esta moda no es nueva, ya que siempre hemos observado mensajes de amor, nombres propios o fechas en diversos puntos de la isla, sí que llama la atención la rapidez con la que estos dibujos inundan algunos lugares de nuestro municipio como Montaña San Francisco o frente a los barrios de La Goleta y Pie de la Cuesta.
Aunque aparentemente inocente, esta costumbre, al igual que el apilar piedras en la playa en forma de pirámide, tiene importantes consecuencias en la ecología y el paisaje de unos ecosistemas, por lo general, frágiles. Y es que cuando se remueven las piedras del lugar se transforma el hábitat de muchas especies animales que, aunque no los veamos, anidan, viven y se alimentan en esas zonas y se impide el crecimiento de las plantas.
Sin embargo, la mayoría de la gente seguro que no es consciente del daño que se puede provocar y que acciones como éstas, convertidas incluso ya en un reclamo para tomarse fotos, pueden llegar a ser consideradas un delito contra el medioambiente.
En el caso que nos ocupa, y según supimos ayer, la Policía Local de Agüimes ya ha identificado al autor de este delito, una persona jubilada que alegó desconocer que estuviera prohibido y que pensaba que no estaba ocasionando ningún daño.
En el caso que nos ocupa, y según supimos ayer, la Policía Local de Agüimes ya ha identificado al autor de este delito, una persona jubilada que alegó desconocer que estuviera prohibido y que pensaba que no estaba ocasionando ningún daño.