El oceanógrafo agüimense, Aridane González, durante la misión de investigación en el Ártico |
Redacción
La revista Journal of Geophysical Research: Oceans ha publicado esta semana el estudio "La corriente de Deriva Transpolar es una de las principales características de la circulación superficial de Oceáno Ártico", realizado en el marco del Programa Internacional GEOTRACES y desarrollado a bordo de dos buques, el USCGC Healy y el R/V Polarstern.
Este trabajo, financiado por Estados Unidos, Francia, Suecia, Holanda y Dinamarca, aglutinó el esfuerzo de un buen número de oceanógrafos de diversos países y centros de investigación, liderados por Matthew Charette (Woods Hole Oceanografic), entre los que se encontraba el agüimense Aridane González, en aquel momento Investigador Postdoctoral del Programa LabexMer de Francia.
Durante las campañas se realizaron una gran variedad de análisis, desde metales traza, compuestos orgánicos, carbono inorgánico e isótopos, entre otros, a metales disueltos como hierro (Fe), cobalto (Co), níquel (Ni), cobre (Cu), mercurio (Hg), neodimio (Nd) y torio (Th), que generalmente son reactivos pero pueden encontrarse también complejados con la materia orgánica, provenientes de ríos, que se mezclan y se transportam en superficie hasta el Ártico Central a lo largo de mil kilómetros desde la fuente original, y que se encontró en niveles muy altos en el Polo Norte.
El líder del Programa Internacional GEOTRACES, Matthew Charette, y el equipo de oceanógrafos estimaron en el estudio que el transporte de la corriente de deriva y revelaron que hay un transporte lateral muy importante que introduce material hacia el Ártico Central y, potencialmente, hacia el Atlántico Norte, aunque en condiciones de intensificación del ciclo hidrológico del Ártico y la degradación del permafrost (capa del suelo permanentemente congelado) posiblemente incrementen el flujo de elementos traza e isótopos en el Océano Ártico.