14 de junio de 2020

I Tabor de Tiradores de Ifni en la Villa de Agüimes (1941-1948)

Domingo, 14 de junio.

Rafael Bordón
En este largo confinamiento por la pandemia del Covid-19, meses de marzo y abril, los días y las horas se me hacían largos, harto de televisión, de mirar cosas antiguas, ojeando el periódico y leer tanto la frase "lo peor falta por llegar", un día sentado en la terraza con algo que leer, la pequeña radio y el móvil, me vino a la mente cuando llegaron los "moros". Mi pensamiento, mi cuerpo de volvió niño recordando aquellos tiempos que se amontonaban en mi cabeza, así que cogí papel y lápiz y me puse a apuntar todos esos recuerdos para que no cayeran en el olvido.
Perdí  la noción del tiempo, inmerso en mis recuerdos, me llamó Teresita y me dijo: "¿hoy no comemos?". Le contesté lo que estaba haciendo y le pareció también una buena idea; se lo comenté a mis hermanas María y Benigna, que les pareció también bien porque ellas recordaban algo de Tabor.
La única condición que puse es que esto se mantuviera en secreto para que no se enteraran mis nietos, pues iban a decir que al abuelo (87 años) le estaba fallando la cabeza, convirtiéndose en periodista.
En el año 1940, recuerdo que fueron momentos tristes y amargos. Acababa de terminar la guerra (1936-1939). Estaban volviendo nuestros muchachos, algunos se quedaron en el campo de batalla, entre ellos nuestro querido familiar Rafael Rivero; unos pocos regresaron como Caballeros Mutilados de Guerra y otros enfermos. El resto se encuentran con un panorama desolador, sin trabajo y sin comida que comprar aún teniendo dinero.
En esos momentos empezaron los rumores en el pueblo de que los "moros" iban a venir. La gente sentía cierta incertidumbre ante esta inminente llegada de personas extrañas a nuestra villa.
En el mes de marzo o abril de 1941, yo tenía 7 años, coincidiendo con el Jueves o Viernes Santo, llegan en varios camiones la primera expedición de "moros". Fue todo un espectáculo por la forma de vestir y porque entre ellos venía algún negro, los niños se asustaban. En un camión aparte llegaron las mujeres con las caras tapadas y los niños. Eran las esposas e hijos de algunos "moros" que tenían familia. Y en otras expediciones fueron llegando el resto.
Esta fuerza fue creada por Militares Españoles en África (1920-1930) como voluntarios moros de Kabilas Rifeñas y españoles. Era una fuerza de élite y cobraban buenos sueldos.
La tropa se alojó en los almacenes de empaquetado de tomates y los mandos en casas particulares. En esos días, el ayuntamiento publicó un bando para que aquellas personas que disponían de habitaciones en sus casas las cedieran para alojar a los militares. Recuerdo que mis padres alquilaron dos habitaciones. En una vivía un teniente y en la otra un sargento. Estos alquileres vinieron muy bien para ayudar en la maltrecha situación.
Con la llegada del Tabor hubo un cambio en nuestra población, principalmente en lo económico. Se alquilaron casas, subieron los precios de las cabras, de los corderos, las gallinas. De vez en cuando sacrificaban un camello porque no comían cochino. Se abrieron muchos negocios. La fruta que se producía también se valoraban mucho: higos, tunos, uvas, plátanos y naranjas. También se beneficiaron Ingenio y Carrizal. No podemos olvidar la plantación de kifi, se plantaban en cercados, en los patios de las casas y en macetas. El kifi era lo que fumaban los moros y lo pagaban muy bien. Todo esto generó buenos ingresos para la economía del pueblo.
En lo social también tuvo una influencia muy importante, se crearon nuevas amistades, aparecieron las pretendientas, los novios y los matrimonios. Incluso se dieron algunas situaciones que en esta época estaban mal vistas.
En lo político había algún sector que no estaba de acuerdo con que los militares estuvieran en Agüimes, aunque dada la circunstancia del momento, nadie se expresaba abiertamente sobre esta cuestión.
El Tabor estaba formado por unos 400 o 500 hombres divididos en cinco compañías: la 1ª Compañía se alojaban en el almacén de D. Sebastián González; la 2ª y 3ª compañía en los almacenes de los Betancores; la 4ª Compañía en el almacén de D. Paco Domínguez; y la Compañía de Ametralladoras en el almacén de Dª. Josefa Suárez. Como medio de transporte tenían un camión, una ambulancia, un carro, dos o tres caballos y unos doce mulos.
Las oficinas estaban en la carretera, en las casas de Maestro Pancho el Barbero. La residencia de oficiales y suboficiales, el cuerpo de guardia y el calabozo para los arrestados en la Casa Palacio del Obispo o familia Verdugo, donde en la actualidad se encuentra el Museo de Historia de Agüimes y la Casa de Betania. En el solar que estaba enfrente, los militares construyeron un jardín privado que solo era utilizado por ellos, el actual Parque de los Moros. Todos estos edificios estaban situados en la carretera y en El Ejido.
En el solar donde se construyó la casa del médico, hoy "Casa Hogar", estaban las cocinas de la tropa. Después del almuerzo (el rancho), se formaba una fila de pobres muy necesitados del pueblo con vasijos para que les dieran el sobrante. Llegó un momento en que no alcanzaba para todos y el comandante dio orden en la cocina para que se hiciera más comida y todos los pobres alcanzaran. Vean ustedes el hambre y  miseria en que se encontraba la nación y el alivio que supuso el Tabor para nuestro pueblo.
Llevaba el Tabor en Agüimes tres o cuatro años cuando el ayuntamiento, como agradecimiento a su labor, acordó rotular dos calles, una llamada Comandante Ramiz González, en la actualidad Saulo Torón, y otra Tiradores de Ifni, hoy Viera y Clavijo. Estos cambios se hicieron con la llegada de la Democracia.
En los viejos graneros que están frente al Centro de Salud, en un salón estaba la escuela para los niños "moros". En el cementerio parroquial amurallaron unos 300 metros cuadrados, con una puerta independiente, para el enterramiento de los musulmanes. Este cementerio se respetó durante varios años tras la marcha de los mismos. Cuando el cementerio se reformó, estos restos pasaron a un fosa con una lápida que ponía "resto de musulmanes" y, posteriormente, según comentarios, estos fueron trasladados a un panteón musulmán en Las Palmas de Gran Canaria o a Marruecos.
En El Ejido, donde se encuentra la que hoy conocemos como Plaza del Mercado, edificaron una plataforma rectangular de cemento, de un metro de altura y unos sesenta metros cuadrados, donde todas las tardes, a la puesta del sol, los musulmanes se reunían para rezar mirando a la Meca.
Los mandos de este Tabor eran el Comandante Ramiz; los capitanes Gómez y Calero; los tenientes Flores, Pavón, Santana y el laureado Almeán; también dos o tres brigadas.
Los sargentos formaban el mayor grupo junto a algunos cabos primero. Todos los mandos eran españoles, la mayor parte de ellos andaluces, extremeños y canarios, excepto el Alférez Mustafá un sargento, que eran "moros".
Los domingos por la mañana, los soldados españoles salían en formación desde el cuartel para asistir a la misa de las nueve; se colocaban en la parte izquierda de la iglesia y era un grupo de aproximadamente 30 o 40 personas.
Por las tardes, al anochecer, frente a la oficina de la carretera, era el toque de oración y arriar la bandera acompañada por la banda de cornetas y tambores. En ese momento, la población civil que nos encontrábamos cerca del acto, niños, mujeres y hombres, manteníamos una posición de respeto e, incluso, los hombres se quitaban el sombrero. Este acto era muy concurrido y al finalizar se formaba un paseo donde surgieron amores, amistades...
Cuando venía algún alto mando hacían un desfile en la carretera con la tropa vestida con uniforme de gala. Este acto se anunciaba con varios días de antelación y era muy esperado y admirado por el pueblo. Era una gran fiesta con muchos asistentes.
El Tabor de marchó de Agüimes lentamente, en expediciones pequeñas, de la mismo forma que llegaron, con destino a África. La vida del pueblo notó la marcha de esta gente (1948).