Viernes, 21 de mayo.
Elena Vega
Como esa Luna única que gira alrededor de un planeta que se llena de habitantes, que olvidan que estar en un lugar u otro del mismo, es solo una cuestión de suerte infinita: en el que cada vez más se muestra una falta muy preocupante de empatía, de reconocimiento del derecho que tenemos todos a vivir con dignidad, pero en el que sí nos consideramos con el derecho execrable de criticar este gesto que nos recuerda nuestra única esencia: nuestra capacidad de amar.
Ese mal usado derecho que nos da el poder de ser tan infinitamente rastreros como para posicionarnos en la humillación, el insulto, la ofensa y la degradación ante la imagen única de la bondad del ser humano.
Y ojalá, Luna, todas las personas que me rodean actúen como tú frente a la vulnerabilidad de otra persona, porque significaría que hemos aprendido y que la historia sirve para algo: recordarnos que es cíclica y siempre podemos estar al otro lado de la foto.