Jueves, 21 de julio.
Fernando T. Romero*
El Municipio de Agüimes, por razones de atractivo e interés geológico-turístico, viene apareciendo con alguna frecuencia últimamente en los medios de comunicación, debido a las visitas al lugar denominado Barranco de Barafonso, situado en una curva de la carretera que, desde la Villa de Agüimes, conduce hacia Temisas. A primera vista, tal denominación podría tener un significado relacionado con la existencia, en algún momento del pasado, de algo parecido a un bar en esa zona. Nada de eso.
Hemos comprobado su verdadero nombre en el acta de la sesión de la Comisión Municipal Permanente del Ayuntamiento de Agüimes, de fecha 18 de mayo de 1972. Texto literal: “Escrito de José Pereira Domínguez como representante de “Monte de Santa Brígida S.A.”, solicitando licencia para realizar los trabajos de movimiento de tierras, desmonte y explanación de unos terrenos Álvaro Alfonso de su propiedad, sitos en los lugares conocidos por “Cadenas de la Virgen”, “Lomo de Ancón”, “La Montañeta” y “Álvaro Alfonso” de este término municipal, con el propósito de acelerar la construcción de un Hotel-Balneario.”
Y, entonces, al disponerse de un informe del Aparejador Municipal y otro de la Comisión Provincial de Urbanismo, “la Comisión Permanente accede a lo solicitado, pero con la obligación de presentar en plazo máximo de cuatro meses el proyecto correspondiente con la autorización preceptiva de la Dirección General de Empresas y Actividades Turísticas, conforme a lo establecido en el Decreto 3787/70, de 19 de diciembre, sobre infraestructuras turísticas.”
Del texto anterior se desprende que la popular denominación “Barafonso”, no se corresponde con el auténtico nombre original del lugar, siendo evidente que el nombre habría evolucionado desde el verdadero “Álvaro Alfonso” hasta el actual “Barafonso”.
Ante esta evidencia, parece lógico apuntar que la denominación actual podría ser el resultado de la fusión oral y escrita de las palabras “Álvaro Alfonso”. La evolución popular del nombre de este topónimo ha podido ser la siguiente: Álvaro Alfonso – Alvaralfonso – Arvarafonso – Barafonso.
Veamos el posible proceso. Si lo practicamos, podemos comprobar que tendemos de forma natural a no pronunciar la última vocal de la palabra esdrújula. Esta primera palabra pierde también su primera sílaba (“Ál”), sobreviviendo solo “var” que, dada su pronunciación oral, al escribirla se ha transformada en “bar”. O sea, que de la palabra Álvaro, solo sobrevivió “var” (=“bar”). La segunda palabra (“Alfonso”) solo pierde la “l”, logrando mantenerse casi intacta: “afonso”. Y tras fundirse ambas en una sola palabra, tenemos el resultado final: Barafonso.
Por tanto, sin ser un experto en toponimia, podría considerarse que el nombre inicial “Barranco de Álvaro Alfonso” habría evolucionado, a través del lenguaje oral, hasta la denominación actual-popular de “Barranco de Barafonso”.
Y, por supuesto, la solicitada construcción del Hotel-Balneario, propia de la euforia en materia de infraestructuras turísticas de aquellos años, finalmente, quedó en nada.
*Fernando T. Romero es Cronista Oficial de Agüimes.