Jueves, 6 de octubre.
Redacción
La calima, que esta semana ha vuelto a sorprender a las islas tras las persistentes lluvias dejadas por Hermine, cuando nunca antes había caído tanta agua en Canarias en un mes de septiembre, comenzó a remitir ayer por la tarde, aunque todavía hoy podremos seguir notando su presencia en el paisaje.
Asimismo, las temperaturas, que han alcanzado estos días registros de más de 30 grados, comenzará también a experimentar un descenso de ligero a moderado, más acusado en las vertientes norte de las islas, según informa la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
La presencia de polvo en suspensión se mide a través de las PM2,5 y PM10, que engloban las partículas de polvo o metálicas, hollín, cenizas, cemento o polen dispersas en la atmósfera, haciendo referencia las primeras a las partículas con un diámetro inferior a 2,5 micras, mientras que las segundas lo hacen a las que cuentan con un diámetro entre 2,5 y 10 micras (milésima parte de un milímetro).
Estos días, la calidad del aire en Canarias, teniendo en cuenta los niveles de PM2,5 PM10 registrados en el Índica de la Calidad del Aire (ICA), una herramienta que facilita el Gobierno de Canarias, no ha sido buena, y en varias localidades de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, en concreto Arucas, Agüimes, San Agustín, Telde, Risco de San Nicolás, Arrecife o Puerto del Rosario, los niveles de partículas PM10 han sido "extremadamente desfavorables".
Por otra parte, la predicción de la Agencia Estatal de Meteorología, que advertía que durante la jornada del martes llegaría a llover en las islas, se cumplieron y durante la tarde y noche las precipitaciones aparecieron en forma de goterones, una franja que entró por el suroeste de Gran Canaria para barrer prácticamente toda la isla.
Sin embargo, la lluvia dejó solo un pequeño testimonio en forma de capa de barro sobre aceras, carreteras y coches al estar acompañada de la calima que ya se está disipando.