Jueves, 28 de agosto.
Fernando T. Romero*
Según algunos datos históricos, el comienzo de la pesca en Arinaga se sitúa en el año 1734. En ese año, los frailes dominicos de Agüimes, ante el escribano Sebastián Fuentes Diepa, adquirieron un barco de pesca y pidieron permiso a los alcaldes real y ordinario del Señorío para que les permitieran salir de pesca. Entonces, en Arinaga no vivía nadie y los pescadores bajaban y subían desde Agüimes por el llamado Camino de los Barqueros. Durante gran parte del siglo XIX, el pescado se vendía en la calle Los Palmitos, señalada por la Corporación Municipal para tal fin. Así consta, por lo menos, hasta finales del siglo.
Pero, a partir de 1910, Arinaga ya era un caserío donde habitaban pescadores (marinos) durante todo el año. El pescado era llevado a Agüimes por sus mujeres. Estas mujeres subían descalzas y con una voluminosa cesta en la cabeza o en la espalda, a través del mencionado Camino de los Barqueros. En las cestas llevaban unos 25 kilogramos de pescado, además de la balanza de platillos y las pesas. Y, luego, regresaban a Arinaga a pleno sol, por el mismo camino, con la cesta llena de provisiones para la subsistencia de la familia.
Hacia 1940 residían en Arinaga unas 240 personas, y el doble de habitantes en los meses de verano. Ya entonces, la primera venta de pescado se hacía a orillas de la playa, a donde acudían compradores y curiosos. Las esposas de los pescadores acudían a la llegada de las barcas y eran ellas las que vendían el pescado fresco. Con objeto de ofrecer un modesto homenaje a estas abnegadas mujeres y también a sus esforzados esposos, familias y descendientes, exponemos a continuación una relación de algunos/as protagonistas, publicada, en su momento, por el escritor Francisco Tarajano:
Isabel Vega Trujillo, esposa de Juan del Pino Herrera; Antonia Trujillo Peña, esposa de José Santana Expósito; Trinidad Pérez Pérez, esposa de Agustín Herrera Herrera; Rita Pérez Navarro, esposa de Fernando Herrera Herrera; María de los Ángeles Negrín Sánchez, esposa de Antonio Trujillo Peña; Pino Santana Guedes, esposa de Juan Trujillo Peña; María Herrera Herrera, esposa de José Trujillo Santana; María Trujillo Herrera, esposa de Antonio Alemán Herrera; Juana Herrera Vega, esposa de Juan Herrera Vega.
En la memoria de muchos, se recuerda todavía las tradicionales escenas de esas valientes mujeres. Ellas subían casi diariamente a Agüimes. El último pescador profesional de Arinaga dejó de salir a la mar en 1994, año en que su esposa dejó de vender el pescado fresco en los Barquillos.
Este quehacer profesional, convertido ya en recuerdo y tradición histórica, se conmemora cada año en Arinaga desde 1996, a través de la fiesta denominada “La Vará del Pescao”, cuyo significado refleja la vinculación de una comunidad -en otro tiempo “barrio de pescadores”- con la mar. La Vará consiste en un acto, a modo de procesión marítima, que simboliza la llegada de los pescadores a tierra (la playa), tras una jornada de faena, ofreciendo su pesca fresca a los vecinos y vecinas.
Esta celebración se propone proteger, divulgar y mantener vivo el patrimonio histórico local. A través de esta festividad, Arinaga reafirma su identidad y fortalece lazos entre generaciones. Aparte de una fiesta popular, este evento constituye también un acto de reconocimiento a las familias que, con su esfuerzo, han sido pioneras en el actual bienestar y desarrollo de esta singular marina de Agüimes. Algunos recuerdan todavía las laboriosas escenas en los Barquillos de las mujeres, sus maridos e hijos, adentrándose con sus barcas en la mar para subsistir en este popular barrio de pescadores.
Finalmente, recordamos que, el 25 de mayo del presente año (2025), a iniciativa del Ayuntamiento de Agüimes, se inauguró un conjunto escultórico de tres piezas, denominado “Pescado fresco” en la Avenida Marítima (zona de Los Barquillos), obra del pintor y escultor agüimense Francisco Suárez Díaz. Esta escena escultórica contribuye a mantener viva esta tradición, informando a las nuevas generaciones y a quienes nos visitan, de unos hechos y de una actividad importante en la verdadera historia de este Arinaga de hoy, atractivo y pujante núcleo de población.
Pero, a partir de 1910, Arinaga ya era un caserío donde habitaban pescadores (marinos) durante todo el año. El pescado era llevado a Agüimes por sus mujeres. Estas mujeres subían descalzas y con una voluminosa cesta en la cabeza o en la espalda, a través del mencionado Camino de los Barqueros. En las cestas llevaban unos 25 kilogramos de pescado, además de la balanza de platillos y las pesas. Y, luego, regresaban a Arinaga a pleno sol, por el mismo camino, con la cesta llena de provisiones para la subsistencia de la familia.
Hacia 1940 residían en Arinaga unas 240 personas, y el doble de habitantes en los meses de verano. Ya entonces, la primera venta de pescado se hacía a orillas de la playa, a donde acudían compradores y curiosos. Las esposas de los pescadores acudían a la llegada de las barcas y eran ellas las que vendían el pescado fresco. Con objeto de ofrecer un modesto homenaje a estas abnegadas mujeres y también a sus esforzados esposos, familias y descendientes, exponemos a continuación una relación de algunos/as protagonistas, publicada, en su momento, por el escritor Francisco Tarajano:
Isabel Vega Trujillo, esposa de Juan del Pino Herrera; Antonia Trujillo Peña, esposa de José Santana Expósito; Trinidad Pérez Pérez, esposa de Agustín Herrera Herrera; Rita Pérez Navarro, esposa de Fernando Herrera Herrera; María de los Ángeles Negrín Sánchez, esposa de Antonio Trujillo Peña; Pino Santana Guedes, esposa de Juan Trujillo Peña; María Herrera Herrera, esposa de José Trujillo Santana; María Trujillo Herrera, esposa de Antonio Alemán Herrera; Juana Herrera Vega, esposa de Juan Herrera Vega.
En la memoria de muchos, se recuerda todavía las tradicionales escenas de esas valientes mujeres. Ellas subían casi diariamente a Agüimes. El último pescador profesional de Arinaga dejó de salir a la mar en 1994, año en que su esposa dejó de vender el pescado fresco en los Barquillos.
Este quehacer profesional, convertido ya en recuerdo y tradición histórica, se conmemora cada año en Arinaga desde 1996, a través de la fiesta denominada “La Vará del Pescao”, cuyo significado refleja la vinculación de una comunidad -en otro tiempo “barrio de pescadores”- con la mar. La Vará consiste en un acto, a modo de procesión marítima, que simboliza la llegada de los pescadores a tierra (la playa), tras una jornada de faena, ofreciendo su pesca fresca a los vecinos y vecinas.
Esta celebración se propone proteger, divulgar y mantener vivo el patrimonio histórico local. A través de esta festividad, Arinaga reafirma su identidad y fortalece lazos entre generaciones. Aparte de una fiesta popular, este evento constituye también un acto de reconocimiento a las familias que, con su esfuerzo, han sido pioneras en el actual bienestar y desarrollo de esta singular marina de Agüimes. Algunos recuerdan todavía las laboriosas escenas en los Barquillos de las mujeres, sus maridos e hijos, adentrándose con sus barcas en la mar para subsistir en este popular barrio de pescadores.
Finalmente, recordamos que, el 25 de mayo del presente año (2025), a iniciativa del Ayuntamiento de Agüimes, se inauguró un conjunto escultórico de tres piezas, denominado “Pescado fresco” en la Avenida Marítima (zona de Los Barquillos), obra del pintor y escultor agüimense Francisco Suárez Díaz. Esta escena escultórica contribuye a mantener viva esta tradición, informando a las nuevas generaciones y a quienes nos visitan, de unos hechos y de una actividad importante en la verdadera historia de este Arinaga de hoy, atractivo y pujante núcleo de población.
*Fernando T. Romero es Cronista Oficial de Agüimes.
