18 de septiembre de 2025

Colaboración: Así eran las fiestas de Ntra. Sra. del Rosario en el año 2000

 Jueves, 18 de septiembre. 

Fernando T. Romero*

Dada la cercanía de las fiestas del Rosario, vamos a recordar cómo era la celebración de estas fiestas hace veinticinco años, según descripción de un miembro de la propia Corporación Municipal.
En junio del año 2000, el concejal de Cultura, Antonio Lozano González describía en el Pleno del Ayuntamiento de Agüimes la forma en que entonces se celebraba las fiestas en honor a Ntra. Sra. del Rosario. Pretendía con ello que la Corporación Municipal aprobara la solicitud de Declaración de Interés Turístico Nacional para estas fiestas. A continuación, con algunas notas aclaratorias finales, reproducimos el mencionado texto. Dice así:
“Las fiestas de Agüimes, aparte de dar continuidad a una larga tradición son, sin duda, un recurso turístico de primer orden, que atrae a numerosos visitantes. Entre las fiestas más importantes hay que señalar el Carnaval, las fiestas de San Sebastián (patrón de Agüimes), las fiestas de Ntra. Sra. del Pino en Arinaga, la de San José Obrero en el Cruce de Arinaga, y las que se celebran en todos los barrios del municipio.
La *batalla de Lepanto (octubre de 1571) constituye la base histórica de esta festividad. En Agüimes, en 1582, convivían tres advocaciones marianas: a la Virgen de las Nieves, a la Virgen de los Remedios y a la Virgen del Rosario. Sin embargo, la celebración más importante y tradicional que llega hasta nuestros días es la que se hace todos los años en honor a Nuestra Señora del Rosario. El origen de esta fiesta se remonta a trescientos cincuenta y cuatro años atrás (actualmente, ya han transcurrido 379 años), cuando, ante las frecuentes plagas de langostas y de cigarras, en una asamblea celebrada en el templo de Agüimes el 27 de mayo de 1646, se decidió el nombramiento de la Virgen del Rosario como patrona y protectora del pueblo de Agüimes. Y, luego, con la llegada de los Dominicos (1649), se afianzó y se consolidó esta devoción. Desde entonces, estas fiestas se han venido celebrando ininterrumpidamente en la Villa de Agüimes.
Pues bien, cada año se celebra en Agüimes la festividad de Ntra. Sra. del Rosario. Y hacia esta Villa se trasladan centenares de devotos, fieles y visitantes en general, convirtiéndose la Villa en uno de los puntos de atracción y de interés de la isla por su oferta religiosa, festiva y de ocio. Supone, además, un atractivo importante para los turistas que se alojan en Agüimes en esas fechas, y un elemento indiscutible de promoción turística de nuestro municipio.
Las fiestas empiezan en la última semana de septiembre y transcurren hasta casi mediados de octubre, incluyendo en su programa una serie de actividades que, por su valor cultural y etnográfico, constituyen un atractivo de especial importancia para el visitante.
Los principales actos religiosos se inician con la “Bajada de la Virgen”, momento en que la imagen es descendida del camarín para presidir todos y cada uno de los actos que se celebran en su honor. Se trata de una bella escultura enviada desde la ciudad mejicana de Puebla de los Ángeles por el Deán de Oaxaca, *Juan Fernández Vélez, nacido en Agüimes. El marco en el que este acto se celebra, es en el interior del templo de San Sebastián, declarado monumento histórico-artístico en 1981, lo que le confiere una belleza singular.
Dentro de este mismo capítulo de actos religiosos, el novenario y las procesiones ocupan un espacio de importancia. Son varias las procesiones que se celebran durante las fiestas, todas ellas de gran colorido y participación, destacando la procesión central del primer domingo de octubre; y por su singularidad, la procesión nocturna de las antorchas y la del “Rosario de la Aurora”, rosario público seguido por cientos de devotos al amanecer. Las celebraciones religiosas culminan con la “Subida de la Virgen” a su camarín.
Respecto a los actos cívicos, es de destacar la “Traía del agua y el gofio”, acto inicial de las fiestas que rememora la antigua costumbre de los habitantes de Agüimes de llevar el millo tostado al “molino de Ananías” o al “molino de Lolita” para la elaboración del gofio, tradicional producto básico de la gastronomía canaria. El acto consiste en una especie de romería que reúne a cientos de personas que, ataviadas con vestimenta tradicional canaria y en tono festivo, siguen a una banda de música que recorre los escasos kilómetros que separan los molinos de la Plaza de Nuestra Señora del Rosario. Durante el recorrido, los participantes van lanzando gofio. Al llegar a las primeras casas del pueblo, la comitiva empieza a pedir agua, que los vecinos le lanzan desde las azoteas. Finalmente, al llegar a la plaza, se inicia una verbena que dura hasta altas horas de la madrugada. La fabricación industrial del gofio hizo que se perdiera esta costumbre de gran arraigo popular. Este acto pretende mantenerla viva en el recuerdo de los vecinos de Agüimes.
Otro acto significativo es el “Encuentro en el Casco”. Esta actividad consiste en una muestra etnográfica que recoge las principales tradiciones populares de Agüimes, tomando por escenario el Casco Histórico. En cada rincón, se presenta una actividad: degustación de postres y licores tradicionales; música y danzas folclóricas; juegos infantiles tradicionales; deportes autóctonos como levantamiento del arado, lucha canaria, juego del palo, etc.; la “ordeñá” de una vaca y degustación de leche con gofio y exposiciones. Todo el Casco Histórico se llena de música y de fiesta durante varias horas, lo que constituye un momento de encuentro con la tradición, que se hace inolvidable para la población local y los visitantes.
Por otra parte, la “Romería de Nuestra Señora del Rosario” recorre las calles de Agüimes hasta llegar a las puertas de la iglesia, donde se deposita una ofrenda a la patrona. La comitiva está formada por decenas de asociaciones y colectivos, cada uno de ellos con una carroza de gran colorido y acompañada por un grupo de música folclórica, que va interpretando canciones tradicionales a lo largo de todo el recorrido. Los miembros de cada colectivo o asociación van ataviados con trajes tradicionales y, al llegar a la iglesia, en el momento de depositar su ofrenda, interpretan una canción en honor a la Virgen. Se trata de un acto de gran belleza, colorido y tradición que, además de mostrar la fe y la solidaridad con los más necesitados, se convierte en un acto de interés turístico.
Asimismo, el “Festival Folclórico Villa de Agüimes” se celebra desde hace años en la Plaza de Nuestra Señora del Rosario. Constituye otro de los actos atractivos e importantes para los vecinos y visitantes, dentro de la programación cultural de las fiestas del Rosario. En este acto intervienen diversos grupos, procedentes de varias islas, que presentan un espectáculo de música y danzas folclóricas.
La denominada “Noche del Cantautor” es otro de los platos fuertes de la programación cultural de las fiestas. Cada año, nos visita un cantante nacional o procedente de otro país. Se trata de un concierto-actuación abierta al público, como todas las que se celebran en estas fechas. En este acto han participado artistas de la talla de José Antonio Labordeta, Carlos Cano, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Alberto Cortés, José Vélez, entre otros muchos.
Finalmente, el “Baile de taifa y candil” es el acto que cierra las fiestas. Rememora una antigua tradición canaria, consistente en un baile amenizado por un grupo de música tradicional. El nombre de “taifa” hace referencia a que los hombres que participaban en el baile tenían que pagar una “taifa” para entrar, pago del que estaban exentas las mujeres. El nombre de “candil” se refiere al hecho de que se encendiera en el centro una vela, rodeada con un lazo rojo. Mientras la llama estuviera por encima del lazo rojo, los hombres sacaban a las mujeres a bailar. Y a partir del momento en que la llama llegaba al lazo, eran las mujeres las que sacaban a los hombres. Este acto, especialmente entrañable por su vinculación a una costumbre ancestral de nuestra tierra, es igualmente de gran atractivo para todos.
Por todo lo anterior y, dado su valor religioso, etnográfico y cultural, es por lo que solicitamos que las Fiestas de Nuestra Señora del Rosario sean declaradas Fiesta de Interés Turístico Nacional.” 
Así era cómo se celebraba entonces (año 2000) las fiestas de Ntra. Sra. del Rosario en Agüimes. Por cierto, la propuesta del mencionado concejal Sr. Lozano, fue aprobada, por unanimidad, por el pleno de la Corporación Municipal.
Notas aclaratorias:
1.- *Batalla de Lepanto y la devoción a la Virgen. En términos históricos, esta celebración tiene su origen en la orden del Papa Pio V (1566-1572), tras la victoria de la coalición católica en la batalla de Lepanto (7-10-1571). Su sucesor Gregorio XII (1572-1585) prorrogó dicha orden (1573) y se continuó fomentando la celebración anual de una fiesta de acción de gracias a la Virgen María. La victoria de Lepanto causó tal impacto en la cristiandad, que ayudó a fomentar la devoción a la Virgen del Rosario. Esta gran batalla consistió en un combate naval de la coalición católica denominada Liga Santa, organizada por el Papa Pio V, en la que la República de Venecia y el Imperio Español eran las principales potencias. Los católicos, dirigidos por Juan de Austria, resultaron victoriosos en el Golfo de Lepanto frente a la armada del Imperio Otomano, provocando así el fin y el abandono definitivo de la expansión otomana (turca) hacia el Mediterráneo occidental.
2.- *Juan Fernández Vélez, no; Pedro Lozano del Valle, sí. Las recientes investigaciones genealógicas del profesor Faneque Hernández han identificado como erróneas algunas tesis históricas tradicionales sostenidas como verdaderas. Según esas investigaciones, no existió un Deán de la Catedral de Oaxaca llamado Juan Fernández Vélez. El único Deán de origen canario se llamó Pedro Lozano del Valle, hijo natural de Miguel Lozano, quien fue párroco de Agüimes entre 1632-1667. El mencionado Pedro Lozano del Valle había embarcado hacia América con poco más de 20 años, formando parte del séquito del nuevo obispo de la diócesis de Venezuela, donde inició su meteórica carrera religiosa.
La imagen de la Virgen del Rosario fue enviada desde Puebla de los Ángeles (famosa por sus talleres de imaginería de escuela andaluza), como regalo del Deán de Oaxaca, el Doctor Don Pedro Lozano del Valle. Y para el traslado de la imagen hasta Agüimes encargó a su pariente Cristóbal López Millán, nacido también en Agüimes, que regresaba por entonces desde México a su Villa natal. 
Por tanto, el verdadero donatario de la imagen de la Virgen del Rosario fue el Deán de Oaxaca e hijo de Agüimes, Pedro Lozano del Valle (1650-1712); y no, Juan Fernández Vélez. La llegada de la imagen a la Villa la sitúa el mencionado investigador en torno al año 1715 (con un margen de error de dos años).
*Fernando T. Romero es Cronista Oficial de Agüimes.