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La primera novela del periodista José Luis Morales, "Sima Jinámar", una de las obras más leídas en Canarias, publicada en España en 1.976, y con anterioridad en México, donde recopila las atrocidades de la dictadura para no olvidarlas, llega a su décima edición.
Publicar "Sima Jinámar", le costó a José Luis Morales once querellas y un consejo de guerra. "Hoy se ve de una forma poética, pero militar en la lucha antifranquista era complicado y suponía tener como referencia el miedo", dice Morales. Era su primera novela y vio la luz en España en 1976. Antes, y tras acabarla en la cárcel, donde pasó casi siete años por su militancia contra la dictadura, las imprentas de México ya habían conocido la historia de lo que Morales llama "el Guernica canario". Hoy, cuando "Sima Jinámar" llega a su décima edición, su objetivo es el mismo: relatar para no caer en el olvido.
Nacido en Agüimes, en 1944, José Luis Morales ha escrito varias novelas, pero la profesión a la que ha dedicado su vida es otra. "Entré en el periodismo de una manera bastarda", recuerda. Su padre, periodista, le puso como condición, para darle la paga que le mantenía como estudiante en Madrid, que escribiera algunos artículos para un diario de las islas. Así hizo su inmersión, mientras estudiaba primero en la Escuela de Periodismo, dependiente entonces del Ministerio de Información, y después en la Facultad de Periodismo. Luego trabajó para Triunfo, Interviú o Primera Plana, publicaciones que recogen sus artículos de investigación, un género que "ya no existe", asegura Morales. "Ahora, algunos medios te presentan un dossier policial interesado como si fuera una investigación", se lamenta.
"Sima Jinámar" recopila las atrocidades de las que un día, en las Islas Canarias, se habló en susurros. Las que comete y ve un hombre al que "el sistema va engullendo". Y, aunque una de las habilidades de Morales es la de inventar topónimos (Anuwania, las Siete Mil Islas o Banicado son algunos nombres), a esta Sima le respetó el nombre original para que no quedara duda. Los setenta metros de profundidad de este tubo volcánico sirvieron de tumba para disidentes durante la dictadura julista, en la que transcurre la trama de la novela. Con tanto cadáver gritando historias, "intentaron dinamitarla después de la guerra, pero entonces la abrieron más", recuerda José Luis Morales. "Es imposible dinamitar algo que es como una catedral de grande". Ese afán de guardar la Memoria, está también en sus otras novelas.
"El delirio de los náufragos" es "un intento de escribir la contrahistoria de Canarias", asegura. Un intento que le llevó varios años de investigación. En "Largo de zafra en las tierras del Sur", lo que recupera Morales es una memoria más personal.
Ahora, cuenta, su empeño no ha cambiado. "Estoy tomando notas para escribir otro libro, esta vez autobiográfico, aunque al mismo tiempo no quiero referirlo exclusivamente al yo, sino a cada uno de los contextos y de las causas de las cosas que ocurrieron a mi alrededor". Algo será diferente esta vez. El maestro en inventar nombres quiere utilizar ahora los verdaderos.