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Quizás sea la boda de personas de mayor edad celebrada en Gran Canaria en los últimos tiempos. El novio, compuesto y apuesto, con sus 85 años de edad, espera frente a la puerta de la iglesia a la novia, engalanada a los efectos, de 76 años. Y luego, ¡espera la luna de miel! Sucedía este domingo, en la Ermita de San Bartolomé en el Barranco de Guayadeque.
Dionisio Sánchez de la Nieta, militar retirado muy conocido en todos los acuartelamientos de Gran Canaria, se casaba con María Jesús Ramos según el rito de la Iglesia Luterana de San Pedro y San Pablo, oficiada por el Pastor y Archidiácono de dicha iglesia, el Reverendo Ricardo Curto.
Toda una muestra de que el amor triunfa aún en nuestros días, y de que “nunca es tarde, si la dicha llega”, como reza el dicho popular. La boda, que contó con la asistencia de un pequeño grupo de familiares y amigos, concluyó con la Eucaristía. A su término, los novios recibieron las felicitaciones de los asistentes, y compartieron un almuerzo familiar en un restaurante del barranco.
Al finalizar el banquete nupcial los novios se marcharon a un hotel del Sur de la isla, donde piensan disfrutar de su luna de miel.
Un gran ejemplo de que el amor es intemporal y no tiene edad. Dionisio y María Jesús, sin duda, pasarán a la historia de nuestras islas y de nuestro querido Barranco de Guayadeque, por ser una de las parejas de más edad que deciden unirse en matrimonio.
Quizás sea la boda de personas de mayor edad celebrada en Gran Canaria en los últimos tiempos. El novio, compuesto y apuesto, con sus 85 años de edad, espera frente a la puerta de la iglesia a la novia, engalanada a los efectos, de 76 años. Y luego, ¡espera la luna de miel! Sucedía este domingo, en la Ermita de San Bartolomé en el Barranco de Guayadeque.
Dionisio Sánchez de la Nieta, militar retirado muy conocido en todos los acuartelamientos de Gran Canaria, se casaba con María Jesús Ramos según el rito de la Iglesia Luterana de San Pedro y San Pablo, oficiada por el Pastor y Archidiácono de dicha iglesia, el Reverendo Ricardo Curto.
Toda una muestra de que el amor triunfa aún en nuestros días, y de que “nunca es tarde, si la dicha llega”, como reza el dicho popular. La boda, que contó con la asistencia de un pequeño grupo de familiares y amigos, concluyó con la Eucaristía. A su término, los novios recibieron las felicitaciones de los asistentes, y compartieron un almuerzo familiar en un restaurante del barranco.
Al finalizar el banquete nupcial los novios se marcharon a un hotel del Sur de la isla, donde piensan disfrutar de su luna de miel.
Un gran ejemplo de que el amor es intemporal y no tiene edad. Dionisio y María Jesús, sin duda, pasarán a la historia de nuestras islas y de nuestro querido Barranco de Guayadeque, por ser una de las parejas de más edad que deciden unirse en matrimonio.