La Provincia
Las mareas del Pino han permitido contemplar la bravura del mar en la costa de Arinaga, donde ayer, y por tercer día consecutivo, era un espectáculo digno de contemplar y fotografiar.
El momento de más fuerza dejó, sobre las 14.30 horas, un paseo tomado por las olas que para atravesarlo era obligado, ante todo, empaparse. Callaos en la avenida, el derribo de una barandilla y una rampa para minusválidos fueron otros de los efectos de esa bravura que se inició el pasado lunes.
El fenómeno que en Gran Canaria conocemos como mareas del Pino, porque durante años ha irrumpido en el litoral justo en los días en los que se festejaba en Teror ala Patrona, en realidad oscilaba de septiembre a principios de octubre. Incluso su llegada coincidía con el fin de los días de playa hasta el próximo verano. Antonio Martínez, profesor de Ondas Oceánicas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, explica que el origen es la coincidencia en el tiempo de dos fenómenos físicos: las mareas vivas que producen las pleamares más importantes del año, y la entrada de los primeros temporales en latitudes altas que generan un oleaje importante en el interior del océano que llega a nuestras costas en forma de mar de fondo u olas de gran longitud. Además, estas mareas se producen debido a que la atracción gravitatoria combinada de la luna y del sol tiende a ser mayor durante esta época del año.
El momento de más fuerza dejó, sobre las 14.30 horas, un paseo tomado por las olas que para atravesarlo era obligado, ante todo, empaparse. Callaos en la avenida, el derribo de una barandilla y una rampa para minusválidos fueron otros de los efectos de esa bravura que se inició el pasado lunes.
El fenómeno que en Gran Canaria conocemos como mareas del Pino, porque durante años ha irrumpido en el litoral justo en los días en los que se festejaba en Teror a