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La testigo 128, en la sesión celebrada ayer |
Testigos de la defensa en el caso kárate, que fueron alumnos del
gimnasio del principal acusado, han afirmado hoy que nunca vieron
conductas sexuales extrañas en el procesado Fernando Torres Baena, ni en
los otros tres monitores imputados, aunque han reconocido que fueron muy
poco o nunca al chalé de Vargas.
Uno de estos testigos,
identificado con el número 122 y que asistió como letrado a los cuatro
acusados en sus primeras declaraciones, señaló ayer en la Audiencia
de Las Palmas que "jamás notó absolutamente nada" y que Torres Baena,
cuando fue arrestado, "no podía imaginar el motivo".
Este testigo,
que entrenaba en el gimnasio de Torres Bena, ha dicho que nunca estuvo
en el chalé de Vargas y que como karateca colaboró como asesor de la Federación de Kárate de Gran Canaria, por lo que conocía las "rencillas y
envidias" que existían hacia el principal procesado, si bien no era el
único objeto de estos recelos, porque en ese mundo había rivalidad,
tanto entre los clubes de Gran Canaria como con los de Tenerife.
Así
mismo, el testigo ha indicado, a preguntas de la acusación, que en sus
asistencia a los detenidos "no hizo constar vulneración de derechos
fundamentales" de los acusados.
Otro de los testigos, el número
81, ha explicado que empezó a entrenar entre los 14 y los 15 años en el
gimnasio y llegó a asistir a competiciones nacionales, pero sobre todo a
regionales.
En el año 2003, estuvo en una convivencia de verano
organizada en el chalé de Vargas, donde durmió cinco días y "no vio nada
extraño", aunque la actividad duró más días.
Este testigo ha
señalado que nunca le invitaron a Vargas, pero tampoco se sintió
marginado por no ir al chalé, y que nunca oyó hablar del grupo de
"elegidos".
Según su testimonio, en el gimnasio, más que un grupo
de elegidos, había una distinción entre los alumnos que competían y los
que no, aunque él no figuraba entre los más cercanos a los acusados, ha
indicado al tribunal.
Otra testigo, la número 88, que empezó a ir
al gimnasio de Torres Baena en 2006, ha afirmado que tampoco vio
distinción de grupos en la academia ni se veía preferencia por nadie.
La
número 88, que dio clases particulares de kárate, ha dicho que ella no
era de las que saludaban a los monitores y a los compañeros con un
"pico" en la boca, y nunca vio ninguna conducta sexual extraña en los
tres años que estuvo en el gimnasio, periodo en el que fue invitada en
dos ocasiones a ir a Vargas por la acusada Ivonne González, pero no
llegó a ir nunca.
La testigo número 89, que según ha explicado
también es monitora de kárate y fue alumna del gimnasio, tampoco vio
nada extraño, si bien ha dicho que nunca fue a Vargas y que no era de
las que se saludaban con un "pico", aunque sí era del grupo de las
competidoras.
En la sesión de ayer, también han declarado varios
vecinos de Torres Baena en Vargas, una de ellas, la número 128, ha
manifestado que la Policía trató de coaccionarla para que declarara lo
contrario a lo que ella había vivido en el chalé del principal acusado
del caso kárate, porque se contradecía con lo que otros testigos
narraron.
Esta vecina, amiga de la hija de Torres Baena, ha
indicado que no presentó ninguna denuncia contra la Policía por estas
supuestas coacciones, así como que nunca llegó a firmar su declaración,
que, según ha dicho, no concluyó porque se enfadó y porque tampoco se la
querían mostrar.
La testigo, que ha manifestado que sigue siendo
"muy amiga" de la hija de Torres Baena, ha señalado que entre los años
1992 y 1993, cuando tenía entre 12 y 13 años, durmió en varias ocasiones
en el chalé, pero nunca vio los abusos sexuales que los testigos que
conoció en ese entonces afirman que ocurrieron en ese entonces.
A
preguntas de la acusación, ha señalado que no recuerda que su amiga le
contara que a los 12 años mantuviera relaciones sexuales y ha dicho que
la hija de Torres Baena tampoco le contó las relaciones que otros dos
testigos.
Tres hermanos que conocían a los hijos de Torres Baena
también han declarado ante el tribunal, si bien han señalado que tampoco
vieron nunca nada extraño en el chalé, en el que pernoctaron en muy
pocas ocasiones.
El juicio continuará el mañana con las declaraciones de otros nueve testigos.