26 de febrero de 2013

Opinión: "Más y más democracia"

Martes, 26 de febrero.

Antonio Morales*
Perdonen la insistencia, pero tengo que volver a decirles que no van bien las cosas para la democracia. Mientras la generalidad de ciudadanía no deja de empobrecerse y se ve abocada al sufrimiento, a la inseguridad, la desconfianza y el miedo, la crisis, las crisis (política, económica e institucional), alentadas por la corrupción, la mentira y la incapacidad para resolver los problemas, no dejan de aumentar cada día generando una situación de repulsa y cabreo en la mayoría de la sociedad y un peligro de fractura social de dramáticas consecuencias. Y va cada vez a más. El último barómetro del CIS nos revela un rechazo frontal de los españoles hacia la política y los políticos. Hace unas semanas, la Comisión Europea elaboró un informe interno en el que advierte del riesgo para la política española de los escándalos que se suceden unos tras otros, lo que podría llevar a los ciudadanos a una desconexión absoluta.
Y no es para menos. La monarquía no deja de hacer aguas y ya ni el CIS la pone como objeto de sus encuestas, para que no nos enteremos del rechazo ciudadano. A la falta de transparencia de sus cuentas y los negocios del Rey, se han venido sumando en los últimos meses los escándalos de la caza de elefantes, líos de falda, hijos que reclaman su paternidad si que puedan cotejar el ADN real (porque no somos iguales ante la ley, aunque algunos se empeñen en hacerlo creer), regalos cuestionables, contratos suculentos en multinacionales españolas o entidades bancarias para hija y yerno, amistades peligrosas... Y el culebrón de Urdangarín, que cerca cada vez más a la Corona y que muestra la resistencia de jueces y fiscales a tratar a todo el mundo de manera equitativa e imputar, por tanto, a la infanta.
Y el bipartidismo imperante no se queda atrás. El PP, que ganó las elecciones con mayoría absoluta tan holgadísima que le está permitiendo incumplir su programa para entregas a los mercados la soberanía del país ("no he cumplido mis promesas pero, al menos he cumplido con mi deber", ha dicho Rajoy), se encuentra sumergido en un lodazal de corrupción interna y chantaje que puede tomar una deriva terrible. A la trama Gürtel, que salpica a importantes miembros del partido, se suma ahora lo que parece la confirmación de una financiación ilegal popular, con dinero negro de por medio, donaciones empresariales millonarias que nunca son a cambio de nada, sobres a mansalva con dobles sueldos, tesorero contratado por el partido hasta hace unos días, con 22 millones de euros evadidos, de los que sanea después una parte con la amnistía fiscal de Montoro, hecha expresamente para este tipo de delitos...
Frente a esto, el PSOE sigue sin levantar cabeza, sin ser visto como alternativa por los ciudadanos y sin proponer opciones creíbles a lo que está sucediendo. Es más, se ve salpicado por el fraude en la Fundación Ideas; entra al trapo del PP hablando de poner en marcha una Ley de Financiación de Partidos (las que han hecho cuando aparece un caso sonado de corrupción que no han servido para nada); entra al trapo de una presunta Ley de Transparencia que, según pasa el tiempo, se diluye. Hablan de un pacto anticorrupción que después se difumina y, para colmo, se suma a la escenificación de la publicación de las declaraciones de las rentas que no es sino una campaña de marketing perfectamente calculada para desviar la atención, que no transparenta nada y que resulta pura demagogia, porque el dinero negro no se declara y existen numerosas maneras de ocultarlo.
Si miramos para Andalucía, nos encontramos con el caso de los Eres y, si lo hacemos para Cataluña, la madeja se lía aún más con financiaciones irregulares, evasión de dinero y espionajes a tutiplén. El Eólico en Canarias, Palma en Baleares, Fabra en Valencia, y Malaya en Marbella, Las Teresitas en Santa Cruz de Tenerife o Baltar en Orense, son algunos de los casos que salpican a comunidades autónomas o ayuntamientos. Y tampoco se libró el Consejo General del Poder Judicial con el caso Dívar y con las dietas de los consejeros...
Pero mientras esto sucedía, nos iban vendiendo cada día que la corrupción se debía a que tenemos mucho Estado y que solo el libre mercado, de la mano de los grandes empresarios agrupados en torno a la CEOE, nos podría sacar adelante. Pero estos también tienen las manos sucias. A la detención y posterior encarcelamiento de Díaz-Ferrán, el anterior presidente, se suma ahora la denuncia contra su actual vicepresidente, Arturo Fernández, al que acusan de pagar con dinero negro a sus trabajadores. Unos espejos en los que mirarse los ciudadanos a los que se les pide, sin recato, más ajustes, más productividad, más horas de trabajo, menos salarios, menos derechos laborales...
Una justicia lenta e ineficaz, un Parlamento títere, sometido a las consignas del ejecutivo, unos sindicatos cuestionados que han perdido más de medio millón de afiliados y un Tribunal de Cuentas nada independiente, completan un panorama desolador.
Pero dicho todo esto, hay que decir muy alto y claro que este país no puede renunciar a la defensa de la democracia. Y esta democracia no puede permitirse el lujo de hacer dejación de la defensa de la política y de la protección de lo público. No toda la política está corrompida como se nos quiere hacer ver desde algunos lugares, pero para demostrarlo con nitidez hay que separar cuanto antes las manzanas podridas: apartar a los corruptos con determinación en vez de protegerles. Y poner todas las cortapisas a los corruptores. Es preciso romper todas las alianzas que se han ido creando entre las élites económicas y políticas. Es necesario, aunque suene antiguo, recuperar valores relegados por el consumismo y el dinero fácil, regenerar la política para que la ética ocupe el lugar que le corresponde frente al altar de los mercados.
Hace falta transparencia, luz y taquígrafos en la financiación de los partidos, más democracia en su funcionamiento y lucha sin cuartel contra la corrupción pública y la privada; la de la política, la de la empresa y, también, la de los ciudadanos de a pie... Pero no estoy seguro de si el PP y el PSOE se dan cuenta de la situación y están dispuestos a ponerse a la labor, más allá de un "y tú más" inconsciente; si van a ser capaces de depurar responsabilidades y regenerar una democracia representativa cuestionada y devaluada o se seguirán conformando con las migajas del voto de los incondicionales mientras la mayoría se aleja indignada de la política. Desde luego, el último debate sobre el estado de la Nación no es nada alentador.
Si no son capaces, o hasta tanto asuman la verdadera conciencia del peligro al que nos estamos exponiendo, el resto de la política, de los políticos y los partidos honrados, y la ciudadanía organizada deben asumir el reto. No estoy llamando a sustituir a los parlamentos y a los partidos políticos, pero si debemos procurarnos más participación ciudadana, más movilización social (el éxito de la Iniciativa Popular contra los desahucios lo avala: hacen falta muchas más) antes de que le de peor aparecer a un monstruo que pretenda salvarnos.
Como plantea Ignacio Sánchez-cuenca ("Mas democracia, menos liberalismo". Katz), "el ideal de un conjunto de personas libres e iguales que toman decisiones colectivas en función de sus preferencias sobre qué tipo de sociedad construir, tiene todavía un potencial radical que dista mucho de haber sido agotado". Es la hora de la ciudadanía, "frente a la demagogia de la política y la miopía de los votantes que comprometen la supervivencia del sistema democrático".
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes. (www.antoniomorales-blog.com)