26 de febrero de 2013

Roque Aguayro: "El valor de la ciudadanía"

Martes, 26 de febrero.

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El desahucio, propiciado por el sistema bancario y por una legislación diseñada a su medida, es algo que nos muestra la peor cara de la crisis. Cada día se producen en España intentos de suicidio (algunos terminan dolorosamente en fallecimientos) a causa de la situación terminal de muchas familias que ven como, de un día para otro, se quedan sin techo para vivir. Por haber suscrito un crédito hipotecario al que, en muchas ocasiones, te inducía la propia banca, y por unas circunstancias sobrevenidas de las que no tienen ninguna culpa, miles de personas se encuentran a merced de un sistema financiero que los exprime y los engulle hasta las últimas consecuencias.
El PSOE primero, y después el PP, han hecho durante largo tiempo una política de oídos sordos ante tanto sufrimiento. Tras el reconocimiento de su error por parte del partido socialista, los populares han continuado en su tarea de servir a los intereses bancarios, más allá del drama de los ciudadanos. Solo en los momentos de repunte de la crítica social, judicial y la movilización ciudadana se han atrevido a tomar medidas que, como se ha descubierto, solo servían para parchear el problema y para acallar a las voces críticas que se iban alzando cada día contra los desahucios.
Una plataforma formada por activistas sociales y sindicatos puso en marcha una Iniciativa Legislativa Popular que recogió en muy poco tiempo más de un millón y medio de firmas en su apoyo. A pesar de ello, el Partido Popular seguía diciendo una y otra vez que no aceptaría la propuesta y con el aparato mediático a su servicio intentó descalificar la iniciativa y a su portavoz, Ada Colau, por llamar criminal al representante de la banca que seguía defendiendo los desahucios.
Pero la desgraciada muerte de un matrimonio y la presión social que no cesa de crecer (un 90% de los ciudadanos rechaza los desahucios tal y como están planteados) ha hecho que, por lo menos, la ILP sea admitida.
Roque Aguayro considera que ha sido la presión de la calle, de los hombres y mujeres de este país, la que ha conseguido que el Parlamento no rechazara el sentir popular manifestado en la iniciativa, y por ello, expresa que no hay que bajar la guardia hasta que se elabore una legislación justa. Que la marcha atrás del PP es la demostración palpable de que la unidad de acción ciudadana puede conseguir eso y mucho más. Si nos lo proponemos seriamente.