![]() |
Agentes de la Guardia Civil custodian varios de los cadáveres de los inmigrantes ahogados en 2007 en el Risco Verde, en la Playa de Arinaga |
Redacción
La crisis humanitaria de Siria, que ha despertado una ola de solidaridad ciudadana a la par que una crisis política en Europa en materia de inmigración latente hace años, o la imagen boca abajo de Aylan Kurdi, el niño sirio de tres años ahogado en la arena de una playa de Turquía estos días, nos hace recordar lo sucedido un día como hoy, hace ocho años, en el Risco Verde, en la Playa de Arinaga.
Era el 7 de septiembre de 2007 y, poco antes de las 06.00 horas, varios vecinos de la zona dieron la voz de alarma al escuchar gritos de auxilio y no dudaron ni un momento en acudir en su ayuda.
Diez inmigrantes magrebíes, la mitad de ellos jóvenes de entre 16 y 20 años procedentes de la región de Goulimine, a unos 80 kilómetros de Sidi Ifni, morían ahogados al saltar de la patera en la que viajaban cuando creían estar en la orilla de la playa, aunque en realidad se encontraban encima de una roca, a uno 20 metros de la costa, rodeada de dos metros de profundidad marina.
Otros seis ocupantes de la barquilla, que habían salido de la costa de Marruecos uno o dos días antes, lograron sobrevivir a la tragedia por sus propios medios, mientras que otros dos fueron rescatados del agua por la Guardia Civil y hospitalizados con síntomas de hipotermia e hipoglucemia.
El G.E.A.S. de la Guardia Civil señaló entonces que la tragedia no había producido "necesariamente" porque los inmigrantes fallecidos no supieran nadar, ya que "después de un viaje como el que hicieron, llegan entumecidos, cansados, cargados de ropa y caen al agua como piedras y sin posibilidad de defenderse".
Un día más tarde, y con motivo de la festividad en honor a Nuestra Señora del Pino en Teror, el Obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, durante la homilía, tuvo palabras de recuerdo para los diez inmigrantes fallecidos en la Playa de Arinaga y pidió una oración "no sólo por los muertos, sino también para los vivos, cuyo futuro siempre es incierto".
Un día más tarde, y con motivo de la festividad en honor a Nuestra Señora del Pino en Teror, el Obispo de la Diócesis de Canarias, Francisco Cases, durante la homilía, tuvo palabras de recuerdo para los diez inmigrantes fallecidos en la Playa de Arinaga y pidió una oración "no sólo por los muertos, sino también para los vivos, cuyo futuro siempre es incierto".