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Pedro Suárez y Francisco Cabrera junto a la máquina y las bolsas monodosis para envasar el vinagre y el aceite (Foto: Yaiza Socorro) |
El barrio de El Calero es el enclave donde se gestó la máquina monodosis para fabricar envases en los que se comercializará el vinagre de manzana de Valleseco y el aceite de oliva de Agüimes entre los diferentes hoteles y locales de restauración de la isla. Así lo planificó el Ayuntamiento de Valleseco y, tras hacer cálculos, cuyos resultados no daban para pagar una máquina de este tipo importada desde la península, le plante al empresario Pedro Suárez construir un dosificado propio.
El vinagre de manzana de Valleseco es un producto que el municipio quiere llevar a todas las casas del archipiélago. Junto al aceite de oliva de cinco empresas privadas de Agüimes, el grupo tiene previsto lanzar ambos productos juntos para su venta. La nueva ley exige que los envases de aceite de oliva en hostelería deber ser irrellenables, por lo que una alternativa de presentación son los sobre monodosis. Así lo pensaron y, junto a los productores de vinagre, idearon la creación de estas bolsas de diez centilitros de plástico.
El problema llegó con el excesivo precio de las máquinas que las crean, puesto que en Canarias no existía ninguna con las características adecuadas a lo que necesitaban, y esta tenía que ser importada. Y tal fue el quebradero de cabeza que, casi sin esperarlo, el técnico de Ingeniería Industrial, Electrónica y Diseño, Pedro Suárez, se hizo destacar en Mogán con su trabajo de modificación de una máquina para la creación y embotellado de zumos de mango. Durante el encuentro, Antón Delgado, encargado de la sidra Granvalle y el vinagre de Valleseco, se fijó en el cometido de Suárez y no dudó preguntarle sobre su atrevimiento y capacidad para creación del aparato.
"Fue todo un reto y nos planteamos ver si éramos capaz", explica Suárez junto a su compañero y también creador de la máquina, Francisco Cabrera. Los autónomos, que se dedican al trabajo en la calle con su furgoneta-taller en la reparación de maquinaria y averías, pusieron sus conocimientos en común y "con la experiencia con aparatos similares, la creación propia sabiendo lo que queríamos hacer e Internet" se pusieron manos a la obra. Así, "con piezas de un lado y de otro, la hicimos", explican los ténicos.
Dedicándole "ratos sueltos", por no necesitarse de inmediato, los reparadores tienen casi terminada su máquina. "Solo faltan algunos detalles sobre la forma de la bolsa y su apertura", aseguran. El tiempo perfecto para que Valleseco pueda empezar a probarla antes de la fecha prevista para comenzar a utilizarla, dentro de un mes.
El aparato, que está preparado para envasar de una tirada algo más de 20 litros, según cuentan sus creadores, es único en Canarias. "Hay máquinas similares, pero no igual y que cubran lo que nos han pedido", añaden. Explican que, además, está preparada para favorecer al medio ambiente y al bolsillo "porque trabaja con aire y no de forma eléctrica, que es más costoso, y así también es más ecológico".
El ahorro de costes no solo lo proporcionará mediante su funcionamiento, sino que la idea de probar a crear el aparato y no adquirirlo en la península le ha supuesto al Ayuntamiento de Valleseco un ahorro de más de la mitad de los gastos. "El coste final, subvencionado por el Cabildo de Gran Canaria, ha sido de unos 8.500 euros, frente a los 17.000 euros aproximados que nos salía una comprada fuera, y sin contar los gastos de transporte", explica Antón Delgado.
Un beneficio que también ha salpicado a los empleados canarios, puesto que no sólo han recibido trabajo los autónomos protagonistas, sino que a otros entendidos en el área les fueron encomendadas tareas para la creación de la máquina. "En Canarias hay muchos profesionales y no es necesario pedir fuera con lo que tenemos aquí", sostiene Suárez. "Nosotros hemos acudido a torneros y a otros profesionales que han hecho cortes en las piezas del aparato, y es positivo porque da trabajo en la isla", concluyó.
La protagonista, representando un estilo de máquina de bolis (llamada así de forma profesional), sorprendió a los productores de vinagre y por presentarse más sofisticada de lo encargado. Su creación, que podría llevarse a cabo en un tiempo estimado de un mes y medio según sus inventores, ha sido el resultado de una mezcla de experiencia, creatividad y "juego de legos" que han convertido a los dos emprendedores de Telde en los creadores del dosificado que surtirá de aceite y vinagre a hoteles y restaurantes de la isla. O más, quién sabe.