30 de marzo de 2016

Opinión: Pedro Sánchez, ¿de hombre osado a Pedro el breve?

Miércoles, 30 de marzo.

Fernando T. Romero*
Durante su fallida investidura Pedro Sánchez se empeñó en demostrar que la aritmética parlamentaria no daba para un gobierno progresista, y que, por tanto, era necesario practicar un “mestizaje ideológico” que ensanchara la base de un futuro gobierno a derecha y a izquierda.
Este intento por ampliar los apoyos no deja de ser legítimo y hasta comprensible. Sin embargo, la expresión “mestizaje ideológico” encubría solapadamente una voluntad de continuar por la senda “austericida” marcada por la U.E de Angela Merkel.
Pero a algunos la mencionada expresión le llegó a recordar aquello del “crepúsculo de las ideologías” y, salvando las distancias, que son muchas y enormes, también le sonó a nada menos que a un intento de cierta recuperación del antiguo Movimiento Nacional franquista, en el que, según la doctrina de la época, en su seno se garantizaba “el ordenado contraste de pareceres”. Sería demasiado, pero ¿“mestizaje ideológico” = “ordenado contraste de pareceres”?
De todas maneras, es evidente que el programa social pactado con Ciudadanos constituye una claudicación a la política de ajustes. Como ha expresado Hugo Scornik en un artículo de prensa: “Pedro Sánchez podrá derrotar a Rajoy, pero no puede derrotar al lobby que está detrás de Rajoy. Este lobby es el que le ha impuesto, en su acuerdo con Ciudadanos, el mantenimiento de las políticas neoliberales vigentes, que son las del propio lobby”.
El líder del PSOE no tiene las manos libres para conseguir un gran pacto de izquierdas, pues tiene enfrente a Felipe, a Alfonso, a Rubalcaba, a la baronesa Susana Díaz y a otros barones regionales.  Esta situación de tener que pactar desde el principio con Albert Rivera, lo ha abocado al desencuentro con la izquierda. Y las consecuencias de esta decisión las pretende descargar sobre Podemos.
Y uno se pregunta: ¿Tiene Pablo Iglesias la culpa de su incapacidad propia y sobrevenida? ¿Por qué Sánchez pretende hacer firmar un cheque en blanco a Podemos, exigiéndole el apoyo total a su “matrimonio” con Rivera, a la vez que se guarda todas las cartas? Desde el sentido común, ¿qué partido con un mínimo de dignidad puede aceptar eso?
¿Cómo van a suscribir Izquierda Unida, Compromis y Podemos un acuerdo que, según sus propios firmantes (PSOE y Ciudadanos), podría suscribir también el PP? ¿En qué lugar quedaría el mensaje de indignación del 15 M? Podemos, organización emergente, fruto de la indignación ciudadana, ¿ha llegado al Congreso de los Diputados para, a las primera de cambio, firmar tal componenda?
Sin embargo, también es verdad que resultaría imperdonable dejar pasar esta oportunidad de que podamos tener un Gobierno progresista. Los sectores sociales que han sufrido el peso de la ya larga crisis de los últimos años están materialmente agotados. Una nueva vuelta de tuerca en las políticas de austeridad terminarían por asfixiar a un buen número de familias.
Por todo ello, y a pesar de los problemas y graves dificultades ya expuestas, uno sigue propugnando la necesidad de un gobierno de marcado carácter social, en el que se concreten no solo las medidas y los tiempos de ejecución, sino también los recursos económicos para llevarlas a cabo. De esta manera, se evitaría que la ciudadanía, como ha ocurrido en otras ocasiones, caiga en la decepción y el desencanto.
Esta propuesta todavía es posible. Otra cosa es que el PSOE, uno de los actores necesarios, ignore (o haya ignorado) esta posibilidad y se empeñe en seguir con un partido al que el propio Sánchez ha calificado “de derechas”.
Por otra parte, también es cierto el pánico y el terror que genera en el “establismen” un gobierno con Podemos. Ésta es la mayor dificultad a superar por el propio Sánchez. De ahí que los corruptos y su entorno, además de toda la prensa conservadora, incluidos muchos tertulianos mediáticos, insistan permanentemente en un gobierno PSOE-Ciudadanos, al que más pronto que tarde acabaría apoyando el PP.
Lo observamos con frecuencia en televisión. ¿Por qué algunos de esa derecha tan bien educada, moderada, correcta y gran defensora de la familia tradicional y de la civilización occidental se echa al monte (monte de la derecha, claro) y pierde a veces sus estribos y comedida compostura desde que se les menta Podemos?
¡Qué pronto olvidan, entonces, su refinamiento y exquisita educación! Inmediatamente y a la velocidad del rayo, vemos como a algunos se les encienden los ojos y empiezan a bramar de tal manera que pudiera parecer como si expulsaran espuma por sus bocas. ¿Tan malo, malísimo es Podemos? Para sus cicateros negocios e intereses de clase, posiblemente sí.
Mientras tanto, el PSOE se limita a lanzar tinta de calamar para despistar al enemigo, repitiendo una y otra vez que “si no hay gobierno (ellos dicen) del cambio, la culpa es de Podemos que prefiere que siga el PP”. Y lo peor es que este mensaje al puro “estilo Goebbels” va calando en la ciudadanía.
Pero seamos serios, pues incluso Coalición Canaria con un solo diputado (en este caso, diputada) en el Congreso ha exigido una “agenda canaria” al PSOE a cambio de su apoyo. ¿Cómo pretende conseguir Pedro Sánchez los noventa votos de Podemos sin siquiera sentarse previamente a negociar con Pablo Iglesias? Ojo, no se trata solo de dialogar, sino de negociar. ¿Tendrá Sánchez autorización para ello?
Ya veremos, pero dada la trayectoria de ambos desde el 20-D, será muy difícil alcanzar un acuerdo. No obstante, todavía hay esperanzas, si bien apenas falta un mes para que esta situación se aclare.
A pesar de todo, la gran coalición PSOE-Ciudadanos-PP sigue siendo la primera opción que podría cristalizar, pues en estos momentos solo tendrían que resolver la persona a presidir el Gobierno, porque no existe materia ideológica insalvable entre los tres partidos, ya que representan, aunque con distintos matices, la misma manera conservadora de entender la sociedad. Y si no, ahí tenemos para confirmarlo el Parlamento Europeo, en el que entre un 75% y un 80% de las ocasiones suelen coincidir votando juntos lo mismo.
Sin embargo, es Pedro Sánchez quien se la juega, y mucho, porque si no logra su investidura antes del congreso ordinario de su partido, previsto para junio pero ya aplazado, muchos no apostarían nada por él. La que le ha tendido la trampa, lo estará esperando y, entonces, sí, podría pasar a la historia del socialismo español con el sobrenombre de Pedro el Breve.
*Fernando T. Romero es miembro de la Mesa de Roque Aguayro