25 de mayo de 2016

Arantxa Amoedo manifestó a un guardia civil que su novio había intentado forzarla sexualmente

Miércoles, 25 de mayo.

La autora confesa del crimen, Arantxa Amoedo (i) y la acusada de
encubrimiento, Tania D.S. (d), durante la sesión de ayer (Foto: EFE)
Redacción
La autora confesa del crimen de Arinaga, Arantxa Amoedo, dijo a los guardias civiles ante los que reconoció los hechos el 13 de julio de 2013 que había apuñalado a su pareja sentimental, Jordi Burón, porque éste había intentado penetrarla en contra de su voluntad. La acusación discrepa de esta versión de los hechos y afirma que lo mató a sangre fría mientras dormía.
Uno de los agentes de la Guardia Civil que el día señalado acompañó a Arantxa Amoedo al chalé de la Playa de Arinaga donde había dado muerte a su novio a finales de junio de 2013 (la fecha no está clara, aunque se presume que entre el 20 y el 22 del mismo mes), expuso ante el jurado ayer, en la segunda jornada del juicio, que la joven le explicó voluntariamente y sin presencia de letrado, una vez detenida y tras leerle sus derechos, que aquella noche Jordi Burón había intentado mantener relaciones sexuales con ella contra su voluntad.
La joven gallega dijo también que había bajado a la cocina a por un cuchillo para defenderse y que el arma empleada estaba en el cesto de la ropa sucia, donde fue encontrada el mismo día de su detención y hallazgo del cadáver, el 13 de julio, después de que llegaran a la isla su hermana mayor y su padre, que ya habían alertado a la Policía que la acusada tenía una enfermedad mental y les había dicho que había hecho algo "grave".
Según la inspectora que se trasladó al aeropuerto, el padre le comunicó que "se habían cumplido todos los presagios" y que su hija les contó lo sucedido, por lo que fueron los tres en el coche policial hasta el chalé de la Playa de Arinaga, guiados por la acusada, que prestó "total colaboración".
Una vez allí ya se se hizo cargo de las diligencias la Guardia Civil y, según ha señalado en su declaración el agente al que la procesada confesó los hechos, Arantxa Amoedo le reveló lo ocurrido cuando entraron por segunda vez a la casa para buscar la medicación que precisaba y que llevaba varios días sin tomar, según explicó su hermana.
Este guardia civil ha señalado que el olor al entrar en la vivienda era a "carne podrida" y podía ser el de un cadáver, algo sobre lo que no ha dudado, por su experiencia, el comandante de la Guardia Civil que instruyó las diligencias, que también prestó declaración ayer. Así, indicó que "desde la calle se notaba un fuerte olor".
Asimismo, el instructor del atestado policial manifestó que por la casa había repartidos al menos 5 o 6 envases de ambientador y que el cadáver estaba en el baño del garaje envuelto en plásticos y sábanas.
Ha explicado también que a la procesada Tania D.S. se la localizó al día siguiente (14 de julio) y que, por la cantidad de datos que facilitó sobre los movimientos de su amiga, con la que mantenía también relaciones sexuales, se pensó que estaba implicada y se averiguó que al menos había estado en el chalé en tres ocasiones desde la muerte de Jordi Burón.
Ha señalado que se investigaron muchas líneas a lo largo de la instrucción y que se localizó a una prostituta que asegura que hizo tríos con el fallecido y con la acusada del crimen, por lo que cobró 150 euros.
Esta mujer declaró a la Guardia Civil que fue la procesada la que la llevó a la casa y la que "dirigía el tema", así como que había pasado "miedo" por la actitud de ella.
Asimismo, el instructor ha declarado que en el mes de mayo, la presunta asesina se había anunciado en la red social de contactos Badoo ofreciendo sexo y una relación a cambio de que la mantuvieran económicamente.
En cuanto a la relación entre Arantxa Amoedo y Jordi Burón, averiguaron que ella era "muy fría" y él le solicitaba cariño, que había discusiones por parte de ella principalmente y que la acusada mantenía relaciones sexuales con otras personas, además de que vivían muy por encima de sus posibilidades, sobre todo ella, de la que remarcó un perfil de personalidad falsa por las "ingentes mentiras" que contaba.
Durante la sesión, el equipo de criminalística de la Guardia Civil que investigó el crimen dijo que, salvo criterio superior de los forenses, la precisión de la puñalada a Jordi Burón en el pecho y el recorrido de la sangre les llevaba a descartar que el crimen derivara de un forcejeo como afirma la acusada.
Los agentes explicaron que el hecho de que el muerto tuviera una única cuchillada directa al corazón, que la presunta agresora no tuviera ningún corte en las manos y el sentido de las proyecciones de sangre en la habitación les llevaban prácticamente a descartar que el crimen fuera la culminación de un forcejeo entre ambos por el arma, tal y como sostiene Arantxa Amoedo.
Este criterio, matizaron, era provisional y estaba pendiente de confirmación por el dictamen de los médicos forenses, que comparecerán mañana en el juicio, pero aseveraron que por su experiencia no veían rastro alguno de pelea en la habitación y se reiteraron que se trataba de una "puñalada certera".
A juicio de los agentes, Arantxa Amoedo pudo haber matado a su pareja sentándose sobre él mientras estaba dormido o mientras hacían el amor, clavándole una única puñalada en el pecho, directamente al corazón.
Ante la proyección de la sangre hacia el mueble que estaba a los pies de la cama, los expertos apuntaron que pensaban que tal vez la víctima, tras recibir la puñalada, se había llegado a incorporar, momento en que el chorro se había proyectado hacia adelante y, tal vez, caminar unos pasos por el rastro de algunas gotas en las paredes de la habitación.
En referencia a la controversia del colchón, que se encontró manchado en la parte de los pies y por debajo, manifestaron que era más que probable que la acusada, que había dormido muchas noches en esa cama después de cometer el crimen, no hubiera querido reposar la cabeza sobre el lugar donde había caído la sangre de su víctima y le hubiera dado la vuelta y colocado al revés.
A este respecto, el abogado de Arantxa Amoedo, que mantiene la tesis de que la puñalada fue a los pies de la cama y que el colchón no fue cambiado, recordó a los agentes que la mancha del colchón estaba demasiado próxima a la cabeza de la cama, por lo que, de ser cierta la teoría esgrimida, el fallecido tenía que tener prácticamente la cabeza y los hombres incrustados en la pared.
Finalmente, los testigos señalaron que a su juicio la presunta asesina había arrastrado el cadáver de Jordi Burón escaleras abajo el mismo día que lo mató o, a lo sumo, al siguiente.