21 de enero de 2017

Opinión: El conformismo actual y las expectativas ante las candidaturas al congreso socialista

Sábado, 21 de enero.

Fernando T. Romero*
Actualmente es inquietante el conformismo y la inacción de la sociedad. Vivimos en un momento oscuro y desconcertante. En muchos lugares del mundo todo va socialmente a peor y estamos como paralizados. Aquí ya llevamos años en esa dinámica y seguimos siendo el país de la UE con mayores desigualdades.
Un ejemplo simbólico de lo que decimos lo ha descrito José María de Loma al narrar lo ocurrido con la convocatoria el pasado 18 de diciembre (domingo) en Madrid de una manifestación reivindicando mejoras en las condiciones de trabajo y una subida de los salarios. Fue un estrepitoso fracaso.
Se puede achacar al frío, al desprestigio de los sindicatos, a la desidia, al descreimiento general o al sursuncorda; pero el hecho es que la gente no sale a la calle a pedir mejores salarios, ni pagándoles. Mientras tanto, el FMI aconsejaba al Gobierno revisar los gastos en Sanidad y en Educación. Traduzcan, que donde dice “revisar” significa “bajar”.
Sin embargo, añade, en la tarde de ese mismo domingo no cabía un alfiler en la Gran Vía peatonal madrileña. No pedían mejores salario, sino más churros, más chocolates y comprar algún detallito. Por lo que se ve, la costumbre social del regalo, el consumismo en definitiva, se imponía  masivamente a la dignidad ética de protestar.
También se percibe con evidencia que el dinero ha dejado de ser un medio, un instrumento de intercambio, para convertirse en un fin en sí mismo. Y tanto es así que, en la actualidad las élites, insolidarias con los que sufren, solo se preocupan de amasarlo y de esconderlo en paraísos fiscales, hasta que el sistema reviente.
Pero no hay que caer en el pesimismo, pues la situación objetiva para un cambio en este país es bastante positiva. Pero es imprescindible que las distintas formaciones políticas dejen de mirarse permanentemente el ombligo.
Como todos sabemos, el PP en minoría gobierna gracias al PSOE, que con su abstención, previo golpe de mano contra Sánchez, apoyó la investidura de Rajoy en un acto de responsabilidad mal entendida.
No obstante, ésta podría ser la última legislatura controlada por el tradicional bipartidismo PP-PSOE. Para ello, el camino no puede ser otro que el reagrupamiento electoral de la izquierda en torno a un programa que recoja lo que les une: el rescate de las personas y la recuperación de la participación popular.
El camino no es fácil, pero como ha escrito Gabriel Santullano, los más de diez millones de votos a la izquierda del PP, si son bien gestionados a favor de las esperanzas populares, constituyen un buen punto de partida para conseguir que un gobierno de progreso cautive a la ciudadanía.
Para ello, es imprescindible la elaboración de un programa que recoja lo mejor de la experiencia del pasado socialista, pero también la experiencia de las mareas, de las nuevas formaciones, del municipalismo y de los sectores maltratados por la crisis.
Y llegamos a la pregunta del millón. ¿Es Podemos un rival o un potencial aliado del PSOE? Si atendemos a la evidencia, concluimos que Podemos ya es aliado del PSOE y viceversa en algunas autonomías, ayuntamientos y en algún cabildo. Entonces, ¿por qué en las Cortes Generales ha sido imposible encontrarse?
De cara a sus próximos congresos, ambas formaciones reflexionan y debaten en estos días sobre sus tendencias ideológicas y estrategias políticas. Sin embargo, una osada coalición entre ambas formaciones en un futuro cercano, sumando a otras formaciones minoritarias, podría actuar como importante revulsivo para inaugurar una nueva etapa política ilusionante y llena de esperanza para la ciudadanía. Pero este pacto es, por el momento, totalmente inviable con el actual proceder de los socialistas.
Sin embargo, no propiciar ese pacto en un futuro próximo, significaría mantener la atomización del espacio político de la izquierda y continuar dejando el campo libre a la recuperación de una mayoría amplia de la derecha.
Está claro que las directrices social-liberales de la actual Gestora socialista señalan al PP como su aliado político y a Unidos Podemos y resto de la izquierda como sus adversarios. Es el mundo al revés. ¿Hasta cuándo va a seguir el PSOE con un discurso retórico de izquierdas, pero apoyando sistemáticamente las políticas de derechas?
El PP lo sabe y a nadie se le esconde que el objetivo de los conservadores es recuperar a los socialistas para prolongar “sine die” la gran coalición que de hecho ambos practican desde la investidura de Rajoy, aunque de vez en cuando medie algún pequeño rifi-rafe parlamentario para despistar a los incautos.
Y es entonces cuando conocemos la candidatura de Patxi López a la Secretaría General del PSOE. Ha declarado que no está de acuerdo con la abstención que propició la investidura de Rajoy, pero la votó; defiende una izquierda socialista, pero practica una política de derechas apoyando al PP. Y si el PNV no lo remedia pactando con los conservadores, veremos a López votando a favor de los presupuestos de Rajoy.
Podemos pensar que se encuentra a mayor distancia del PP que Susana Díaz pero, dado este camaleónico comportamiento suyo, uno se pregunta ¿se presenta Patxi López para realmente enfrentarse a Susana Díaz o para desactivar a Pedro Sánchez?
Si hubiera un tercer candidato, seguro que la Gestora propiciaría un pacto o matrimonio de conveniencia entre López y Díaz para continuar aplicando el actual pacto no escrito de la gran coalición. Ambos representan la presente gobernabilidad y al actual status del partido, por lo que concluimos que solo habrán realmente dos candidatos: López-Díaz y Pedro Sánchez si finalmente se presentara.  De esta manera, Rajoy puede seguir tranquilo.
No obstante, si no se diera una tercera candidatura, la Gestora y los poderes fácticos socialistas se decantarán abiertamente por Susana Díaz. Tras el paso al frente de López y sin todavía presentar su candidatura, ya han manifestado su apoyo a Díaz algunos barones como Rodríguez Zapatero, Fernández Vara, García Page y Pérez Rubalcaba. Y solo es el principio. Así las cosas, el resultado es predecible y Patxi López habría jugado el papel de “tonto útil” de la Gestora y de los barones para encumbrar a Susana Díaz, que es el objetivo final.
Por otra parte, no podemos olvidar el recelo y la tendencia restrictiva, por desconfiada, de la Gestora a propiciar la participación directa de la militancia. Tanto es así que, como ha escrito el periodista López Agudín, los seguidores de la tendencia Izquierda Socialista encabezada por el profesor Pérez Tapias habrían multiplicado su número entre la militancia.
Sobre todo, después del controvertido proceso vivido en 2016, que ha ido desde la denuncia de Sánchez de la reforma del artículo 135 hasta la sublevación de la vieja guardia y derrocamiento final del secretario general. Estos sectores progresistas de la militancia y del electorado rechazan el actual apoyo socialista al PP.
Finalmente, a nadie se le esconde que al actual aparato del partido le preocupa la hipótesis de que reaparezca Sánchez para encarnar aquel PSOE histórico y socialdemócrata, proclive a coaligarse con otras fuerzas de izquierdas para combatir la hegemonía de la derecha. Justamente lo contrario de lo que hacen hoy quienes promueven las dos candidaturas de la actual Gestora.
*Fernando T. Romero es profesor de Secundaria.