22 de marzo de 2020

Opinión: La vida en serio

Domingo, 22 de marzo.

Rosa Santa Daría*
Hay un poema de Gil de Biedma que empieza así: "Que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde..." No es el momento de decir lo que se podía o no haber hecho, los peores pronósticos se cumplieron y ahora toca quedarse en casa, lo hemos comprendido todos.
Cuando el número de casos de infectados se reduzca considerablemente y volvamos cada uno a nuestro puesto de trabajo, habremos madurado como personas y como nación. Reconoceremos que no se puede ahorrar en sanidad ni en otros servicios públicos. Que la vida iba en serio, los jóvenes también lo empiezan a comprender ahora, pero muchos no tendrán familias que se preocupen por ponerles un horario, marcarles pautas de lectura y escritura, ayudarles a resolver problemas. Vamos a comprender qué afortunados son algunos por tener a sus padres preocupados por su formación y qué desdichados son aquellos que pensaban que su padre y su madre eran geniales porque no le hacían caso y no le ponían normas. Cuando esta alarma termine, las aulas estarán divididas como nunca: por un lado estarán los alumnos que han seguido el aprendizaje de forma no presencial y por otro los que no han hecho nada. La escuela iguala porque ofrece los mismos derechos, las familias marcan las diferencias porque no todos los padres son conscientes de su responsabilidad en la educación de sus hijos. "Envejecer, morir es el único argumento de la obra". A los abuelos que tanto aportaron a las familias, ahora los dejamos solos, ya sabemos que por el bien de su salud física, pero no deja de ser muy injusto; los más afortunados siguen con sus cuidadores ocupándose de ellos las 24 horas pero la mayoría vivirán solos sin conversar con nadie, viendo la tele y rezando para que esto acabe. Hay también un número importante de mayores que cuidan de sus hijos dependientes, ahora más aislados que nunca.
"Dejar huella quería y marcharme entre aplausos..." En este mundo tan excesivamente globalizado nos hicieron creer que importaba más lo que estaba lejos que lo que teníamos alrededor y así tenemos hijos, padres, sobrinos, hermanos, amigos en distintos puntos de la geografía mundial y ahora los echamos muchísimo de menos, aunque estén bien encerrados en otras casas. "Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma..." El teletrabajo solo funciona en algunas empresas, otras están echando a empleados o dándoles vacaciones ahora. Creíamos que vivíamos en la era de la tecnología y no es así. Sí, hay muchos móviles pero el acceso a internet no está globalizado, y aquí volvemos a los mayores que deben salir a hacer la compra a las tiendas del barrio porque no tienen posibilidad de hacer la compra online, y muchos ni manejan un móvil. Afortunadamente el mundo de la cultura, una vez más, sana el espíritu compartiendo contenidos de forma gratuita. Gobernantes, aprendan quienes están ahí a pesar de que ustedes hayan ido reduciendo su inversión en cine, literatura, arte, música.
Que la vida iba en serio, todos empezamos a comprenderlo ahora.
*Rosa Santa Daría es profesora del IES Joaquín Artiles de Agüimes.