Domingo, 28 de febrero.
Canarias7Daniel Ramírez, del Club de Buceo Pandora de Arinaga, explica en un reportaje publicado el pasado domingo en Canarias7, firmado por Javier Darriba, que durante una parada de seguridad al final de la inmersión que realizaban en aguas de Maldivas, descubrieron la imponente figura de un tiburón ballena (Rhincodon typus), el pez más grande del mundo, que se les acercaba en un comportamiento poco habitual, porque "cambió de rumbo en su camino y se dirigió a nosotros".
Su forma de nadar no era normal y, "mientras se acercaba, vimos que llevaba algo adherido a su cuerpo", lo que le provocaba problemas para desplazarse con normalidad.
Un saco, con casi total de seguridad caído de un barco, se le había pegado al cuerpo y dificultaba sus cuerpos y, ahora, queda la duda de si el animal se aproximó de manera intencionada para que lo auxiliaran, pero "si no lo hizo conscientemente lo pareció, ya que iba en una dirección y cambió ligeramente de rumbo para pasar en medio de nosotros", relata Ramírez.
El acercamiento del tiburón ballena, a casi 10.000 kilómetros de Canarias, se produjo el pasado mes de enero mientras el buceador del club de Arinaga, a bordo del Sea Rose, trabajaba como coordinador con un grupo de unas veinte personas de diferentes puntos de España y México.
Cuando se percataron del problema, no dudaron en asistir al animal, de unos cinco metros, en una operación no exenta de emociones. "Con los nervios me costó localizar mi cuchillo y tenía miedo de no poder liberarlo y se fuera con el saco adherido a su cuerpo", indica Ramírez.
Sin embargo, en solo unos minutos el animal se había desprendido del saco y, una vez liberado, el tiburón ballena no siguió su camino, sino que se dio la vuelta y se quedó unos minutos junto a los buceadores que le habían auxiliado.
Los vídeos de Judith de la Rosa, Afelandra González y Guanchos Ojeda, y las fotos que tomaron del encuentro, realizadas por el propio Daniel Ramírez, han permitido que los expertos de Maldivas pudieran identificar al animal en su censo de tiburones ballenas, que ha sido bautizado como Hazana, que significa tesoro en divehi (la lengua maldiva).
Daniel Ramírez se inició en la práctica del buceo en 2004, si bien nunca ha dejado de formarse hasta llegar a ser instructor, y en su haber cuenta con unas 5.500 inmersiones, pero en pocas ocasiones se ha visto tan cerca de uno de los gigantes del mar.
"Un encuentro así siempre es emocionante, es la ilusión de todo buceador, y si a eso le unimos el hecho de poder ayudarlo, es de las cosas más gratificantes que te puede suceder", asegura Ramírez, que ha tenido encuentros con zifios, mantas y, justo después del confinamiento, con un pez luna de mas de dos metros en la zona de Cabrón, en Arinaga.