24 de marzo de 2021

Colaboración: El instante

 Miércoles, 24 de marzo.                                                                                                   

Victoriano Santana*

Ante la duda, el instante, el momento puntual marcado en la memoria, la huella indeleble que mantenemos profunda para verla siempre que volvamos la vista. Ante la zozobra, el instante, ese punto de no retorno que avivamos en medio de las inclemencias del alma esperando que nos reconforte con la calidez de los años dorados.
Cuando tiemblan los pilares y se estremecen los naipes de la cotidianeidad, siempre aparece el instante, el sublime momento que logrará detener un desastre que nunca conoceremos y que servirá de placebo para cerrar los huecos por donde estábamos dejando salir aquello que con celo guardábamos y por lo que hubiésemos dado la vida misma si por su conservación nos la hubiesen pedido.
Cuando se hacen eternas las horas de la inquietud y el sosiego vuelve su rostro a la senda del abandono o el conflicto, llega a nuestra retina el instante, el gozoso momento en el que logramos detener el tiempo y conceder a las imágenes añejas el don de una complicidad que nunca cuestionaremos por parecernos sagrada.
Así, a fuerza de instantes, logramos cerrar el corazón a esas dudas que pleitean con la conciencia y llenan de incertidumbre a las convicciones. Sólo así conseguimos conformarnos con ese presente que ante el ataque de las perturbaciones ha ido perdiendo el carácter ensoñador que nos permitía recibir a los nuevos días.
Así, sin pena ni gloria, seguimos peregrinando y deteniéndonos en las estaciones de los instantes; y así será hasta que, en la última parada, al mirar atrás, veamos muchas huellas conocidas y un sendero de momentos marchitos que no quisimos descubrir, de certezas que nos negamos a explorar, de posibilidades que no supimos aceptar porque nos consolaron esos instantes que aprisionamos al miedo de los nuevos sentimientos.
Así será hasta que la dicha infundada sea desterrada de la faz terrestre por la muerte, el último instante.
*Victoriano Santana es Doctor en Filología Española, profesor de Secundaria, escritor y editor.