Martes, 2 de mayo.
Antonio Morales*
Gran Canaria cuenta desde hace 8 años con un modelo de transformación económica, social y ecológica que, además, pretende dar una respuesta global a la emergencia climática. A este modelo de transformación le hemos dado el nombre de “ecoísla”. La base para la construcción de esta ecoísla reside en el triángulo compuesto por las soberanías energética y alimentaria y la seguridad hídrica, tres cuestiones que están íntimamente relacionadas, aunque la más urgente es sin duda la cuestión energética porque condiciona todo lo demás.
Y lo cierto es que estamos asistiendo a una transformación que me atrevería a calificar de histórica en esta materia. El progreso de las energías renovables en Canarias es un hecho y en Gran Canaria es aún más patente. Es esta la isla con una mayor contribución renovable, casi un 24%, después de la isla de El Hierro (con un 48,5%). La media en Canarias es del 20%, por lo que estamos 4 puntos por encima.
Aunque las islas tienen un clima idóneo para implementar un sistema eléctrico basado en energías limpias, la potencia total instalada en Gran Canaria apenas llegaba a 128 MW en 2017. Cinco años después ronda los 350 MW. En este lustro el crecimiento ha sido de un 173%.
Además, la potencia instalada para el autoconsumo en Gran Canaria se ha multiplicado casi por seis entre 2019 y 2022, pasando de menos de 5 MW a casi 28 MW. Es la isla con más autoconsumo del Archipiélago, llegando casi al 50% del autoconsumo regional. No obstante, sabemos que por mucho que avancemos, mediante el autoconsumo solo podremos cubrir, como máximo, el 40% de la demanda del sector residencial.
Como vemos, esta isla nuestra cuenta con enormes posibilidades, y mucho más a partir de la ejecución del gran proyecto estratégico que permitirá la penetración de energías renovables en todo el territorio insular: Salto de Chira. Como ya saben, se trata de un gran dispositivo de almacenamiento que aprovechará el excedente de energía renovable en el sistema para bombear agua desalada hasta la presa de Chira. Cuando sea necesario se dejará caer esa agua produciendo energía limpia. Gracias a esta infraestructura conseguiremos alcanzar más del 50% de energía renovable en la isla para 2026 y permitirá una fuerte reducción de las emisiones contaminantes de dióxido de carbono en más de un 20%.
Ahora bien, ya estamos llegando al límite de la energía renovable que se puede instalar en tierra, por lo que la eólica marina es la posibilidad más real e inmediata para avanzar hacia un modelo 100% renovable, además, por supuesto, de seguir diversificando el mix energético con hidrógeno verde, geotermia, mareomotriz, etc.
En Gran Canaria estamos en las mejores condiciones para romper nuestra dependencia de los combustibles fósiles. Se tiene que avanzar en la implantación de la eólica marina sin los errores cometidos en tierra, es decir generando pedagogía, complicidad y beneficios sociales.
En este sentido esta energía se tiene que desarrollar cuanto más lejos de la costa mejor, siempre atendiendo a criterios técnicos y de viabilidad. Se tiene que hacer con toda la información y de manera compatible con el ecosistema local, es decir, conviviendo con la acuicultura, la pesca artesanal y las actividades deportivas como el windsurf. También con el paisaje.
Asimismo, como medida para ampliar los beneficios de este tipo de energía, es absolutamente necesaria que se abra la participación en las plantas a instituciones, pymes y ciudadanía, de manera que se repartan los beneficios. De igual manera su implantación debe generar industria y empleo local, a través de la formación, la actividad portuaria y el desarrollo de nuestras zonas industriales.
Estoy en condiciones de asegurar que, tras haberse despejado todos los obstáculos y cerrarse un acuerdo consensuado con el Gobierno central, Gran Canaria es la única isla con capacidad para afrontar este reto.
La primera propuesta del Plan de Ordenación de la Eólica Marina que presentó el Ministerio afectaba notablemente al paisaje por la escasa distancia de la costa que se establecía para sus emplazamientos y por los impactos que producía en la zona turística del sur de la isla. Tras analizarla se propone una alternativa por parte del Cabildo de Gran Canaria y del Gobierno de Canarias consensuada con el ITC, con el área de Política Territorial y con el Consejo Insular de la Energía. Siempre con un contacto permanente con el Consejero de Transición Ecológica, Lucha contra el Cambio Climático y Planificación Territorial, José Antonio Valbuena, y yo mismo.
Sin embargo no se nos tiene en cuenta y en el Plan que se intenta llevar a aprobación en el Consejo de Ministros se hace desaparecer la propuesta que impactaba en el Sur, pero se ignora lo demás y se sigue manteniendo la distancia de 3 kilómetros de la costa.
Ante esta situación nos plantamos y no se cierra un acuerdo hasta el último momento, en una reunión con la Ministra Teresa Ribera en la que también estaba presente el presidente Ángel Víctor Torres. En esa reunión se llega al acuerdo de que se respeten los 6,5 kilómetros desde la costa, lo que permite compaginar esta actividad con el respeto al paisaje, la pesca o los deportes. También se pacta un espacio de ensayo para la Plocan así como que la adjudicación y la sectorialización de los espacios para ubicar los aerogeneradores sean progresivas.
Llegados a este punto tenemos un enorme reto por delante. Para abordarlo contamos con el consenso y la colaboración entre el Gobierno de Canarias y el Cabildo, así como el ITC, la Plocan o el Consejo Insular de la Energía. También el Puerto de la Luz y de Las Palmas está llamado a jugar un papel importante ya que la eólica off shore se va a desarrollar en parte de sus aguas y necesita de sus empresas y astilleros. Asimismo las incubadoras de biotecnología marina y desarrollo marítimo impulsadas por la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC) tienen un rol crucial para el fomento del I+D+i en este campo.
Estamos ante una auténtica revolución, un momento de transformación histórico de nuestro sistema energético. Es una oportunidad para la innovación, la industrialización, para la descarbonización y para el empleo.
Estamos a las puertas de alcanzar la soberanía energética. No hay otro territorio insular que reúna las condiciones que tiene Gran Canaria. Estoy convencido de que vamos a convertirnos en vanguardia mundial, en una referencia internacional de transición energética y ecológica. Y no nos podemos olvidar de que este proceso ayuda también a la reconversión de nuestro principal sector económico, el turismo, que podría afrontar con garantías y competitividad la descarbonización de su actividad así como afianzar una potente marca verde que aumente su potencial.
Se trata también de un compromiso con nuestra tierra y con las generaciones futuras. No podemos seguir quemando en Gran Canaria 49.671 barriles de petróleo, cerca de ocho millones de litros, al día. Porque contaminamos, porque nos enfermamos, porque hacemos un enorme daño a nuestra biodiversidad…
Contamos con la determinación, con las capacidades, con el apoyo empresarial y público para afrontar este reto. Gran Canaria está preparada.
*Antonio Morales es Presidente del Cabildo de Gran Canaria. (www.antoniomoralesgc.com)