Pendiente de fecha.
La Provincia
Los buques que entran y salen de los puertos son un vector clave en la introducción de especies exóticas en aguas como las de Canarias, con el peligro que su presencia supone en zonas de gran biodiversidad como las islas.
La Autoridad Portuaria de Las Palmas acaba de dar un paso más en este sentido y ha encargado una revisión de su sistema de detección temprana para poder identificar con calidad los lugares a los que pueden haber llegado peces, crustáceos o corales procedentes de otros puntos del planeta.
La administración de los Puertos de Las Palmas, que en 2014 comenzó a realizar estudios anuales para analizar las aguas de lastre de los buques y las adherencias en los cascos, planea invertir cerca de 80.000 euros a lo largo de los próximos años para comprobar si la red de estaciones de vigilancia es la apropiada y conocer en detalle el estado de sus fondos marinos a través de trabajos de campo con la toma de muestras.
La iniciativa, que se encuentra en fase de licitación, es un proyecto pionero que puede contribuir a "evitar problemas a posteriori", en palabras del Presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra.
Los trabajos que llevará a cabo la adjudicataria del servicio se dividen en tres grandes bloques, comenzando con una evaluación del riesgo potencial de contaminación biológica por aguas de lastre e incrustaciones en los cascos de los buques.
Para ello, deberán obtener datos ambientales, biogeográficos y del tráfico marítimo, que servirán para crear una base de datos que identifique los vectores de las posibles invasiones biológicas a las que se expone la isla, así como un mapa de riesgos.
Este primer estudio resulta fundamental para la segunda fase del proyecto, que comprende el análisis y validación o modificación de la red de estaciones de vigilancia de especies exóticas.
Dado que los puertos son zonas morfológicamente complejas, proporciona una gran variedad de hábitats para todo tipo de especies.
El sistema diseñado se debe basar en un programa de vigilancia rutinario a partir de muestreos de estratos en los que se dará prioridad a aquellas zonas de mayor riesgo.
La elección de las zonas no solo dependerá del análisis realizado en la primera fase, sino que será necesario también atender otros informes sobre especies exóticas e invasoras, tanto en los propios puertos de La Luz, en Las Palmas de Gran Canaria, y Arinaga, como en el conjunto del archipiélago, así como las propias características de las instalaciones portuarias.
Estas evaluaciones fijas, con una cadencia anual, permiten analizar parámetros como la temperatura, la salinidad o el oxígeno disuelto, que resultan necesarios para relacionarlos con la introducción de las especies, su supervivencia y su propagación.
La tercera fase consistirán en las campañas de toma de datos y muestras, unos trabajos que podrán realizarse a partir de inspecciones visuales, raspados y tomas de agua, sedimentos u organismos.
A partir de ellos podrá crearse un inventario cualitativo de especies y comunidades de la fauna y flora que tienen sus hábitats en el puerto, de modo que se podrán certificar las zonas prioritarias con presencia de especies exóticas.
La llegada de especies invasoras a los puertos de Canarias en el casco de los buques o en los tanques de las aguas de lastre es un hecho documentado por la literatura científica, ya que un equipo de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria publicó en 2016 un estudio que informaba de la presencia de varias especies de fauna marina no nativas de las islas y cuya presencia coincide con las áreas de origen o escala de las plataformas petrolíferas.
Un año más tarde, la Universidad de La Laguna, en Tenerife, constató la introducción de otras especies, dos carales procedentes del Pacífico y Sudamérica, cuya presencia se extendió a otros puntos como la Playa de las Alcaravaneras, en la capital grancanaria, Jinámar y los fondos de El Cabrón, en Arinaga.