13 de octubre de 2025

Opinión: Una mesa de diálogo para la unidad canaria

 Lunes, 13 de octubre.

Óscar Hernández*

El próximo fin de semana se celebrará en Gran Canaria el congreso constituyente de Municipalistas Primero Canarias, el nuevo proyecto político impulsado por los alcaldes, dirigentes y militantes independientes y renovadores del nacionalismo progresista. Aprobaremos tres ponencias -la estatutaria, la ideológica y la política- que explicarán cómo nos organizamos, qué ideas tenemos y qué propuestas de acción política ofrecemos a la ciudadanía. Junto a ellas, una veintena de resoluciones que fijarán nuestra posición sobre temas concretos de interés para Canarias como la vivienda, la actividad económica, el empleo, los movimientos migratorios, el turismo, el medio ambiente, la movilidad sostenible, el modelo energético, la sanidad o la educación, entre muchos otros.
Las ponencias y resoluciones definirán el marco de actuación de esta organización que tanta ilusión está despertando en nosotros y en la gente, especialmente entre quienes conocen nuestra experiencia de gestión en municipios como Gáldar o Agüimes. Nuestra base es municipalista -de ahí la primera parte de nuestro nombre- porque queremos poner en valor la práctica política que hemos desarrollado en los ayuntamientos, siempre vinculada a identificar y resolver los problemas de nuestros vecinos y vecinas. Nuestra impronta es la cercanía, la escucha activa, el contacto permanente con la ciudadanía. No nos encerramos en los despachos. Los abrimos para atender a todo aquel que necesite exponernos un problema y salimos a la calle a conocer de primera mano la realidad de nuestros pueblos y ciudades, el sentir de nuestra gente.
Roque Aguayro, la agrupación de electores de la que formo parte, lleva décadas demostrando en Agüimes la eficacia de esta manera de entender la política, desde abajo, con el pueblo. Por eso nuestros compañeros han querido que lideremos Primero Canarias, porque confían en los principios que nos han guiado durante todos estos años al frente de los diferentes gobiernos municipales. La horizontalidad, el trabajo en los barrios, la escucha activa a pie de calle, el contacto directo con los vecinos, nuestra capacidad de gestión, nuestra honradez, nuestros valores éticos. Trabajamos para conseguir lo que la población nos demanda: infraestructuras y servicios públicos de calidad, dinamización económica, empleo, vivienda, bienestar y justicia social, educación, deporte, cultura. Apostamos por la defensa de nuestra identidad, el patrimonio histórico, el sector primario, el medio ambiente y las energías renovables. Promovemos la participación ciudadana, las oportunidades para los jóvenes, el cuidado de las personas mayores.
Es esta forma de entender la política la que ahora queremos llevar desde los ayuntamientos al resto de instituciones públicas. Queremos que nuestros valores, nuestras ideas y nuestra forma de trabajar trasciendan más allá de los límites municipales. Queremos convertir nuestra fortaleza municipalista en una verdadera fuerza transformadora para Canarias. Por eso estamos construyendo, siempre con respeto a la autonomía local, un movimiento abierto y plural, un espacio político en crecimiento capaz de reunir a personas y colectivos de diferentes sensibilidades en torno al objetivo común de una Canarias más fuerte, justa y solidaria.
Tenemos la convicción de que este movimiento político abre una ventana de oportunidad para Canarias. En el congreso constituyente de este fin de semana insistiremos en nuestra propuesta de una Mesa de Unidad Canaria con el fin de alcanzar la unidad de acción política en el exterior. Debemos buscar el diálogo y la confluencia de todos los partidos de obediencia canaria de cara a las elecciones generales que, aunque con fecha muy incierta, es posible que se celebren el próximo año. El objetivo debe ser conseguir la máxima representación posible del nacionalismo canario en las Cortes Generales, ponerle freno al ninguneo con el que nos tratan y defender con fuerza los intereses de Canarias en Madrid.
Se trata de trabajar en un mínimo denominador común: anteponer los intereses de Canarias y de su gente por encima de cualquier otra consideración personal o partidista. No estamos ante una simple ocurrencia. Tampoco ante una novedad política. Es un mandato de la sociedad civil de las islas, que lleva décadas pidiendo la unidad de acción del nacionalismo canario para la defensa de nuestra tierra.
A lo largo de la historia, se han presentado excusas, resistencias y obstáculos de tipo ideológico unas veces, territorial otras -el viejo pleito insular- y personal en la mayoría de las ocasiones -las dichosas luchas de egos y liderazgos-, pero lo cierto es que siempre se ha demostrado que la fragmentación del nacionalismo debilita a Canarias. La división impide articular un modelo sostenible de desarrollo social, económico y cultural para todo el archipiélago, reduce nuestro espacio político y acaba diluyendo el sentimiento nacionalista entre la población, en beneficio de las opciones más centralistas.
Espacios de reflexión nacionalista como la Fundación Tamaimos llevan años clamando por la conformación de «un proyecto transversal de amplio espectro ideológico», que aspire «a integrar, con mirada amplia, las distintas sensibilidades que se dan en el mundo nacionalista de las Islas -autonomistas, federalistas, posiciones centristas liberales, progresistas…-orillando conscientemente las expresiones más radicales y extremistas de todo tipo que vayan en contra de la centralidad hegemónica a la que debe tender». Los dos proyectos nacionalistas con mayor fuerza en estos últimos años, Coalición Canaria y Nueva Canarias, han coincidido en esta necesidad de unidad de acción política. Esta última formación, en su congreso de 2022, llegó a redefinir su espacio político hasta entonces 'nacionalista' para abrirse a una posición 'canarista', más amplia e inclusiva, en busca de una mayoría social: «La prioridad es defender a Canarias desde la exigencia de un trato justo y mediante un diálogo constructivo que siempre caracterizó al más consecuente y eficiente nacionalismo canario», decía la ponencia política de aquel Congreso. Se proponía «avanzar en la unión de las fuerzas nacionalistas». Conscientes «de las diferencias que nos separan en distintos temas y, también, de asuntos en los que compartimos análisis y posicionamientos, entendemos que hay que contribuir a un proceso de entendimiento y acercamiento entre las fuerzas canaristas». Pero pese a los sucesivos intentos, el último con la candidatura común de CC y NC para las elecciones generales de 2019, nunca se ha terminado de conseguir.
La política es el arte de dialogar y llegar a acuerdos. Como en cualquier familia, como en cualquier comunidad de vecinos, como en cualquier grupo humano, no podemos aspirar a que los demás piensen exactamente igual que nosotros, pero sí debemos aspirar a alcanzar acuerdos y cooperar por el bien común, por el interés general de Canarias en este caso que nos ocupa.
Con altura de miras, con sensatez y responsabilidad, sin egos ni personalismos, tal y como sugiere Tamaimos, tenemos la obligación de aunar voluntades que «en el eje Canarias-España recojan las distintas sensibilidades, desde el autonomismo hasta el independentismo estatal, y en el eje izquierda-derecha incluyan desde la socialdemocracia hasta el socioliberalismo». «Este proceso tiene que suponer una especie de superación de lo anterior, de autocrítica, de reconocer que la etapa que se abrió en el año 1993 está ya cerrada y que hay que abrir una nueva». Hay que renunciar «a los ajustes de cuentas con el pasado» si se quiere lograr un marco de mínimo entendimiento, «una razón que nos haga comprender que en la colaboración seremos capaces de redefinir el proyecto de una Canarias con niveles de democracia y bienestar mejores que los actuales».
En el actual escenario de confrontación total y radicalizada entre los bloques centralistas de derechas y de izquierdas, las próximas elecciones se presentan más polarizadas que nunca. La ciudadanía se enfrenta a un dilema de blanco o negro, sin apenas alternativas. En este contexto, resulta esencial que en Canarias se articule una opción nacionalista como tercera vía, una propuesta fuerte que se centre en la defensa de Canarias, que pueda conseguir un amplio apoyo de la población no sólo por sus propios planteamientos programáticos sino también como refugio del voto útil ante el hartazgo o la indecisión: «en medio de la polarización, elijo primero mi tierra, primero Canarias».
Si trasladáramos a las elecciones generales tan sólo la mitad de los votos obtenidos en las municipales de 2023 por las fuerzas de obediencia canaria, el nacionalismo canario lograría como mínimo cuatro representantes en el Congreso, frente al único escaño actual. Dentro y fuera de Canarias hay muchos actores interesados en que esto no suceda, especialmente en la derecha y la ultraderecha centralistas, que serían los principales perjudicados de la unidad canaria. Vamos a ser atacados, van a intentar dividirnos y doblegarnos, pero debemos vencer esas resistencias.
Con la renovación de liderazgos y el relevo generacional de las bases y los dirigentes, por fin hemos conseguido que se den las condiciones para el diálogo y el entendimiento de las fuerzas políticas de obediencia canaria. Tenemos la oportunidad histórica de liderar la defensa de nuestra tierra como nunca antes y poner los cimientos de una Canarias mejor para las futuras generaciones. No debemos desaprovecharla.
*Óscar Hernández es Alcalde de Agüimes y Presidente de Municipalistas Primero Canarias.