Domingo, 26 de septiembre.SB-Noticias
El Alcalde de Agüimes, y miembro destacado de Nueva Canarias, Antonio Morales, analizó en el programa La Trapera de Radio San Borondón la actualidad política de las islas y señala que a nadie se le escapa que, en los grandes partidos, son muy pocos los que deciden, máxime cuando además, los dirigentes de los partidos se cuidan mucho de que nadie les pueda hacer sombra o se pueda cuestionar su liderazgo, una realidad que desgraciadamente forma parte del funcinamiento real de las grandes organizaciones, que fomentan por tanto una forma mezquina de hacer política, que hace que en los partidos exista un funcionamiento interno en gran parte antidemocrático.
Antonio Morales considera que el hecho de que al frente de los grandes partidos estén en muchas ocasiones personas con bajo perfil político, e incluso algunas con poca preparación para ejercer un liderazgo, demuestra que existen enormes deficiencias en el funcionamiento de los partidos, ya que en su mayoría tienen un planteamiento de funcionamiento poco democrático, donde realmente se prima el control de unos pocos sobre la organización, que a su vez se ejercita también con las personas sobre las que ejercen una dependencia que comprende por tanto un circulo viciado muy poco democrático.
Antonio Morales considera que el hecho de que al frente de los grandes partidos estén en muchas ocasiones personas con bajo perfil político, e incluso algunas con poca preparación para ejercer un liderazgo, demuestra que existen enormes deficiencias en el funcionamiento de los partidos, ya que en su mayoría tienen un planteamiento de funcionamiento poco democrático, donde realmente se prima el control de unos pocos sobre la organización, que a su vez se ejercita también con las personas sobre las que ejercen una dependencia que comprende por tanto un circulo viciado muy poco democrático.
Por otra parte, asegura que lo que más le duele de todo esto es que esta realidad es así por la poca implicación de los ciudadanos en la política, por el poco cuestionamiento de los ciudadanos de estas formas de proceder antidemocráticas y, en definitiva, por la aceptación tácita de los ciudadanos de este tipo de funcionamiento de los partidos políticos, lo cual generan sinergias que posibilitan este tipo de situaciones, puesto que insiste en que es un mal que se genera porque nadie lo controla, nadie lo cuestiona, la gente vota siempre a los mismos, hagan lo que hagan, porque más que ciudadanos críticos parecen clientes fijos que no cuestionan las formas de actuar.
Antonio Morales pone como ejemplo el hecho de que un partido democrático como el Partido Popular tenga como dirigentes a políticos que abiertamente valoran al franquismo, cuando lo que toca en un partido serio es condenar la dictadura, pero lejos de eso, es lamentable que en ese partido destacados dirigentes sigan asumiendo planteamientos fascistas, como pudimos observar en el procesamiento al juez Baltasar Garzón, o todos los pasos dados en contra de la Ley de la Memoria histórica, posiciones absolutamente antidemocráticas que, lejos de recibir una crítica y censura en el seno del partido, se permiten o incluso se aplauden.
El dirigente de Nueva Canarias dijo que este tipo de cuestiones no es conveniente pasarlas sin más, sino que es preciso que la ciudadanía tome conciencia de la realidad, porque si no la sociedad democrática que conocemos va directamente al abismo y advierte de una creciente oleada fascista en Europa, la presencia de la ultraderecha en el parlamento sueco, las prácticas de Sarkozy contra los gitanos, elementos que toma el PP de Cataluña de inmediato para exigir que los gitanos sean recluídos en guetos para tenerlos controlados.
También indica que este tipo de cuestiones se dan por la problemática interna de la socialdemocracia, puesto que vemos que los ciudadanos perciben como una traición a la defensa de los postulados progresistas, las tesis mantenidas por líderes como Zapatero, un presidente de un partido supuestamente de izquierdas, pero que sale en defensa del presidente francés ante la oleada de críticas por las expulsiones de gitanos, trasladando un mensaje a los ciudadanos que nada tiene que ver con los valores progresistas.
