4 de octubre de 2012

El joven asesinado en Balos había peleado con un amigo por una botella de aguardiente

El sencillo recuerdo de los amigos del fallecido
Jueves, 04 de octubre.

La Provincia
Oscar D. R., el colombiano de 45 años que fue asesinado de un golpe en la cabeza a la salida de una discoteca en Agüimes la madrugada del sábado 22 de septiembre, se peleó aquella noche con uno de sus amigos por una botella de aguardiente que había sobrado durante el transcurso de la fiesta.
Sus amigos, que pasaron toda la tarde y la noche con él, recuerdan que Oscar y su presunto asesino, un buen amigo suyo llamado Jorge, también de Colombia, se pelearon al final de la noche, poco antes de que la discoteca cerrase, por quien se quedaba con una de las botellas de aguardiente colombiano marca Tapa Roja que había sobrado de las cuatro que pidieron. Ellos sospechan que, más tarde, en el descampado donde Jorge tenía aparcada su furgoneta debieron volver a pelearse por la botella porque "iban muy bebidos", aseguró ayer una amiga de la víctima. La pelea terminó con la muerte de Oscar de un fuerte golpe en la cabeza.
El único detenido por la Guardia Civil el día de los hechos fue el propio Jorge. La juez que instruye la causa, titular del Juzgado de Instrucción número 2 de Telde, ordenó el ingresó en prisión preventiva de Jorge el martes 25 de septiembre tras imputarle la comisión de un presunto delito de homicidio.
Los compañeros de Oscar y Jorge, un grupo de una quincena de colombianos que se ve a diario en las calles de Vecindario, "nos encontramos muy afectados por lo que pasó porque no lo esperábamos", declaró una de ellas. "Dese cuenta de que ellos eran muy amigos..., jugaban al fútbol juntos, habían trabajado juntos y tenían fotografías juntos. Ha sido algo completamente inesperado porque, incluso, aquella tarde estuvimos con ellos tomando algo".
Según explicaron sus amistades, la rutina de este grupo de amigos no cambiaba. Los lunes, miércoles y viernes jugaban partidillos de fútbol de siete contra siete en una cancha de fútbol cerca del supermercado Carrefour en Vecindario y después se iban a cenar o a tomar algo al bar Rincón Latino, un local ubicado en la Avenida de Canarias donde se reúnen habitualmente para charlar.
"Aquella noche estuvimos tomando unas cervezas allí", recordó esta amiga de Óscar. "Fíjese como son las cosas que el bar iba a cerrar y ellos querían cenar. El dueño que es amigo nuestro había preparado ese día una lechona (una receta típica del país sudamericano que se compone de cochinillo relleno de carne y arroz) y ellos dos, víctima y agresor, se lo comieron en un banco de la calle".
Oscar D. R. acababa de conseguir los papeles para traer a su hija menor de 15 años de la ciudad de Medellín (Colombia) a Gran Canaria. En su cumpleaños, en diciembre, iba a viajar hasta allí para traerla y reunirla con él y con su madre, Patricia. "Él estaba muy contento porque se la iba a traer", recuerda su amiga, "pero ahora todo eso ha quedado ahora en el aire".
La esposa de Óscar, Patricia, que reside en el Sur de la isla porque ellos estaban separados, fue la que reconoció el cadáver ante la Guardia Civil. Ahora lo único que desea es recuperar el cuerpo del padre de sus hijas y enviarlo a Medellín para que puedan enterrarlo allí, según comentan los amigos de la pareja. Sin embargo, el cuerpo aún se encuentra en las neveras del Instituto de Medicina Legal de Las Palmas (IML) mientras se cierra el caso.
El grupo de amigos de Oscar preparó el domingo pasado, 30 de septiembre, un homenaje en el lugar donde un vecino encontró el cadáver. En el descampado donde aparcan los usuarios de un supermercado de la zona de Balos, montaron un pequeño altar que decoraron con frases cariñosas y fotografías de ellos con él. Allí dejaron un pequeño cartel con una leyenda.
Este grupo de amigos, que jugaba al fútbol tres veces por semana, ha dejado de hacerlo desde que conocieron la noticia del asesinato de su compañero. Desde entonces, aseguró una de ellas, "no han vuelto a jugar un partido".