9 de mayo de 2015

Cislanderus investiga a los descendientes de canarios en Luisiana

Sábado, 9 de mayo.

Captura de la web cislanderus.com
Canarias7
Alemán, Guedes o Estupiñán son algunos apellidos de descendientes de canarios que emigraron a Luisina, en Estados Unidos, en 1778 y que hoy, en la cuarta o quinta generación, perduran y conservan hasta el acento.
Dos investigadores isleños, Aníbal Martel y Thenesoya Vidina Martín, han realizado el primer estudio con imágenes y voces de este legado en el proyecto Cilanderus y ahora recaban apoyo para investigar la colonia de San Antonio de Texas.
En 1778, 2.100 canarios, en su mayoría de Agüimes, aunque también de Ingenio y de las islas de Tenerife, La Palma y El Hierro, viajaron a las húmedas tierras de Luisiana. La mayor parte de ellos eran agricultores sin formación y se dedicaron a oficios como el de tramperos para cazar ratas y agua y vender sus pieles para hacer abrigos a empresarios de Nueva York. Vivían en comunidades aisladas, "hecho que propició que la lengua canaria perdurase", explica Martel, vecino de Vecindario (Santa Lucía) y radicado en Estados Unidos como fotoperiodista e investigador del proyecto cultural Cislanderus, en el que trabaja conjuntamente con la también canaria Thenesoya Vidina Martín, investigadora en la Universidad de Harvard.
Cislanderus, palabra que representa la unión de dos culturas (Canary+islanders+US), pone cara a la realidad de los 30 o 40 canarios descendientes con árbol genealógico comprobado. "Unos pocos de los mayores habla español, incluso con acento canario, dice Martel, porque la última generación perdió el español por un cambio en la ley". Aún así, tratan de mantener vivo el recuerdo con el Museo de los Isleñoa, a través de Los Isleños Heritage & Cultural Society, donde guardan desde la vestimenta típica canaria a utensilios y aperos, y donde no falta la bandera canaria, y la celebración de la Fiesta de los Isleños, donde es tradición elaborar y degustar un caldo con los mismos ingredientes que el puchero canario.
La finalidad de la primera parte de Cislanderus, que "viene a completar lo que no pudimos encontrar en los escasos libros dedicados al tema", es editar una publicación y realizar exposiciones itinerantes en Canarias y Estados Unidos con imágenes y voces captadas en los dos años de trabajo.
Thenesoya Vidina Martín y Aníbal Martel muestran "esta historia compartida desde el siglo XVIII con el objetivo de hacer visible el presente de esta comunidad" y su esfuerzo por mantener un legado del que se sienten orgullosos. De este modo, hacen un llamamiento a instituciones públicas como el Gobierno de Canarias o privadas para recabar apoyos "para que Cislanderus continúe creciendo y hacer visible a los descendientes canarios de Estados Unidos".
Se refieren a la puesta en marcha de la exposición itinerante y la edición de un libro con los resultados en Luisiana y arrancar con la segunda parte del proyecto, consistente en recopilar la misma información y documentación gráfica y de tradición oral de la otra colonia de canarios emigrantes a Estados Unidos, en concreto con las 16 familias que viajaron en 1731 a San Antonio de Texas. Para ello han creado un método de recaudación crowdfunding en su web (www.cislanderus.com) para hacer frente a los gastos.
Mientras que Aníbal Martel que ejerce su profesión de fotoperiodista freelance corresponsal en Boston, Thenesoya Vidina Martín, natural de Las Palmas de Gran Canaria, es investigadora en la Universidad de Harvard, donde estudia la producción cultural insular y las conexiones entre Canarias, Cuba, Puerto Rico y Guinea Ecuatorial.