Los cuatro imputados del caso kárate, en una de las sesiones del juicio |
Canarias7
El testigo número 32 de los citados para el juicio oral del caso kárate, afirmó ayer, en la decimocuarta sesión de plenario, que Fernando Torres Baena le había llegado a decir que en realidad el kárate no era más que "una excusa para mantener relaciones sexuales".
El testigo número 32 de los citados para el juicio oral del caso kárate, afirmó ayer, en la decimocuarta sesión de plenario, que Fernando Torres Baena le había llegado a decir que en realidad el kárate no era más que "una excusa para mantener relaciones sexuales".
Otro testigo, identificado con el número 11, ha asegurado que en el
ambiente del gimnasio se daba por hecho que el hijo de Fernando Torres "se
había desvirgado a los siete años" con María José González, la segunda
esposa de Torres Baena.
Este testigo explicó que se había encontrado al hijo de Torres en los días
posteriroes a que éste declarara en comisaría tras salir el caso a la luz
y afirmó que le había dicho, en tono irónico, que había
"mentido" a la policía "afirmando que en Vargas no pasaba
nada".
Según la testigo 11, el hijo del principal imputado en el caso kárate se
jactaba de que tenía muchas relaciones sexuales, pero matizaba que el
"mérito" era de su padre, que le proporcionaba las citas.
Otra de las testigos llamadas a declarar ayer, e identificada con el número 33, y con nombre propio entre las grandes de las artes marciales en España, dijo también que durante los cuatro años, entre los 14 y los 18, que estuvo inmersa en la disciplina del gimnasio de Torres Baena, sufrió abusos sexuales "casi a diario", bien por parte del propio Torres Baena, de María José González o de Ivonne González, o bien siendo obligada a practicar sexo con otros alumnos por orden de cualquiera de los tres principales procesados. "Con el tiempo me di cuenta; conmigo hicieron una masacre", sintetizó al final de su largo interrogatorio.
La testigo explicó que a los pocos días de comenzar en el gimnasio, Torres Baena ya se ofreció a llevarla a casa de noche. El primer día, rememoró, ya se despidió "dándome un beso en la boca". Al día siguiente también iba en el coche María José y, antes de dejarla en casa, expuso, "me dio una charla sobre que tenía que tocarme y ejercitar mi 'almendrita' (el clítoris). Yo lo único que quería era bajarme del coche". Asimismo, aseguró que los procesados la fueron convenciendo de que "cuanto mejor fuera en el ámbito sexual, mejor iba a irme como karateca".
Añadió que el primer "abuso" lo había sufrido en el gimnasio por parte del sensei (maestro). "Tras toquetearme, recapituló, me bajó los pantalones y me practicó sexo oral". Tenía 14 años. "Yo no sabía ni donde estaba y me preguntaba ¿qué hace este señor de 50 años?", señaló la deportista, que aclaró que ya no practica kárate.
Otra de las testigos llamadas a declarar ayer, e identificada con el número 33, y con nombre propio entre las grandes de las artes marciales en España, dijo también que durante los cuatro años, entre los 14 y los 18, que estuvo inmersa en la disciplina del gimnasio de Torres Baena, sufrió abusos sexuales "casi a diario", bien por parte del propio Torres Baena, de María José González o de Ivonne González, o bien siendo obligada a practicar sexo con otros alumnos por orden de cualquiera de los tres principales procesados. "Con el tiempo me di cuenta; conmigo hicieron una masacre", sintetizó al final de su largo interrogatorio.
La testigo explicó que a los pocos días de comenzar en el gimnasio, Torres Baena ya se ofreció a llevarla a casa de noche. El primer día, rememoró, ya se despidió "dándome un beso en la boca". Al día siguiente también iba en el coche María José y, antes de dejarla en casa, expuso, "me dio una charla sobre que tenía que tocarme y ejercitar mi 'almendrita' (el clítoris). Yo lo único que quería era bajarme del coche". Asimismo, aseguró que los procesados la fueron convenciendo de que "cuanto mejor fuera en el ámbito sexual, mejor iba a irme como karateca".
Añadió que el primer "abuso" lo había sufrido en el gimnasio por parte del sensei (maestro). "Tras toquetearme, recapituló, me bajó los pantalones y me practicó sexo oral". Tenía 14 años. "Yo no sabía ni donde estaba y me preguntaba ¿qué hace este señor de 50 años?", señaló la deportista, que aclaró que ya no practica kárate.