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Vista de varios laureles de india en la Plaza del Rosario de Agüimes |
Miércoles, 27 de abril.
Canarias7
El Cabildo de Gran Canaria ha hecho su primera selección propia de los árboles y arboledas más singulares de la isla para revisar el catálogo regional confeccionado en 2006. Una década más tarde, propone bajas y altas en aquel listado de 22 ejemplares individuales y de de formaciones plurales que el Gobierno de Canarias está actualizando.
La propuesta elevada por el Cabildo de Gran Canaria no se limita a constatar la pérdida de cuatro árboles singulares, víctimas del incendio forestal de 2007, la edad y el maltrato humano, sino que recomienda vivamente la incorporación al catálogo de otros siete ejemplares no recogidos inicialmente a pesar de sus méritos. Además, sugiere enmarcar la protección de algunos de los gigantes elegidos como individuos aislados en los arboledas mayores de las que formarían parte.
Entre los supervivientes del catálogo original hay una palmera con nombre propio, la de Paquesito, en Ingenio, y dos palmerales, el del Valle de Santa Lucía, uno de los más sanos y representativos de la especie canaria, y el de La Sorrueda, el más poblado y de singular belleza. Quedan también cuatro dragos, en concreto el de Luis Verde (Valsequillo); el enclaustrado en el Ayuntamiento de Gáldar; el equilibrista de Barranco Alonso (Santa Brígida), enriscado sobre el cauce; y el magnífico ejemplar situado en los Jardines de la Marquesa de Arucas.
La lista la completan el magnífico Pino Bonito o de Casandra, que mira a la Presa de Las Niñas desde la otra orilla de los merenderos, sobre una atalaya del terreno, y el llamado Pino de la Virgen, localizado en el municipio de Valleseco.
La sabina de la Finca de Tirma, la cardonera monumental del Barranco de Veneguera, la castañera grande y con su propia leyenda de Las Lagunetas, el último almácigo de envergadura de Tafira, el histórico acebuche de Llano Parra y, por último, los laureles de Indias del casco histórico de Agüimes completan el catálogo regional de árboles singulares que aguantan de pie sobre sus raíces.
El resto de seleccionados en el año 2006 que no han perdido el equilibrio o la vida son el eucalipto de Corvo, que la propuesta del Cabildo de Gran Canaria quiere incluir ahora en el eucaliptal de ese jardín de Moya, y el roble gordo y el cedro de la casa del guarda, abmos en Osorio, que se pretende enmarcan en la arboleda mayor de que solicita proteger en esa finca de Teror, en la que también incluiría el paseo de los ombús, entre otras formaciones.
De los 22 árboles y arboledas que figuran en el catálogo regional oficial ya no están el legendario y colosal pino de Pilancones, desplomado poco después de incendio forestal del verano de 2007, que agrandó las heridas que arrastraba y se llevó por delante decenas de pinos centenarios. Tampoco ha sobrevivido el Pino Paraguas de Inagua, un ejemplar famoso por la forma de su copa víctima también de las llamas, que lo mataron sin derribarlo, y que sigue en pie aunque muerto.
Antes se había venido abajo, viejo, descuidado y maltratado, el drago del Palacio Rocha, un árbol varias veces centenario que, de haber sobrevivido a la desidia, sería hoy el dracaena draco más viejo de la isla. Lo sería porque en 2015 se cayó, por flaco, desnutrido y enclenque, el drago de Las Meleguinas, en este caso de muerte natural.
La sabina de Tirma, en Agaete, es, de todos los elegidos hace una década y ahora, el árbol de más edad estimada. Son 500 años los que acumula su tronco aunque no lo aparente.
Los siete árboles de la isla que el Cabildo de Gran Canaria propone incluir en el catálogo regional por su singularidad son dos dragos, uno de la especie canaria y otro de la grancanaria; dos palmeras; una pareja de laureles de indias, una encina y una cyca.
La palmera de Tenoya se localiza en una finca de plataneras y se considera la más alta de la isla, incluso más que la de Paquesito de Ingenio, y probablemente de todo el archipiélago, mientras que la elegida en San Mateo, conocida como la de las mil hojas, es un magnífico ejemplar urbano que conserva todas sus pencas colgadas del cogollo.
El drago de La Concepción, en una finca privada de Tafira, es hoy uno de los mejores ejemplares de dracaena draco por su porte, altura y buen estado de salud, mientras que el de Arguineguín, enriscado en una atalaya del terreno, constituye el mejor ejemplar de la especie dracaena tamaranae, endémica de Gran Canaria.
Dos laureles de indias que comparten su copa, Gigantes de Arguineguín, entran en la propuesta como colosales representantes de un árbol extendido por la isla desde hace dos siglos.
La encina de La Atalaya ha sido elegida por su envergadura y porque arrastra sus ramas desde hace un siglo y la cyca situada en uno de los patios del antiguo hospital de San Martín, en Vegueta, por su belleza. Se trata de una planta conocida como palmera bambú o palmera de los frutos dorados. De origen asiático, se cree que está ahí desde la inauguración del centro.