Viernes, 25 de mayo.
La adolescente que puso en marcha el que puede ser el mayor caso de
corrupción de menores juzgado hasta la fecha en España, el caso kárate, decidió denunciar que ella había sufrido abusos por parte de sus
monitores de artes marciales para evitar que otro niño pasase por lo mismo.
La Audiencia
de Las Palmas comenzó a interrogar ayer a los primeros testigos del juicio
del caso kárate, el proceso penal en el que el excampeón nacional
de artes marciales, Fernando Torres Baena, y tres de sus colaboradores, se
enfrentan a medio centenar de cargos por delitos de corrupción de menores y
abusos sexuales.
De los cuatro testigos convocados en la sesión de ayer, sólo uno ha
comparecido en audiencia pública. Se trata del profesor de un colegio de Las Palmas de
Gran Canaria (a la derecha de la imagen) al que la primera denunciante del caso contó por primera vez lo
que, presuntamente, ocurría en la academia de kárate de Torres Baena.
Este profesor ha explicado al tribunal que, cuando la denominada como
"testigo 1" tenía unos 15 años, pasó por un período en el que lloraba
con frecuencia, estaba siempre sola en los recreos y redujo su rendimiento
escolar, hasta que un día solicitó hablar con él, porque era su tutor, y le
contó que había sufrido abusos sexuales.
Este testigo dice que la adolescente le aseguró que se había decidido a
contar lo que le sucedía porque la madre de una compañera de clase iba a
matricular en el gimnasio de Torres Baena a su hijo menor y no quería que ese
niño pasase por lo que había vivido ella.
Conforme a lo que contó esta escolar a su profesor, y que luego su madre
transformó en una denuncia, la academia de artes marciales de Torres Baena
funcionaba "como una secta", en la que "una especie de
psicóloga" se encargaba de "comer la cabeza" a los jóvenes y de
convencerles de que las prácticas sexuales que supuestamente allí se
organizaban eran buenas para su rendimiento deportivo.
A preguntas de la acusación que ejerce el abogado José María Palomino en
representación de 25 denunciantes, este testigo declaró ayer que no ha
practicado kárate ni tiene relación con algún gimnasio o federación en el que
se practique esta disciplina.
Sin embargo, posteriormente ha reconocido a la defensa de la imputada María
José González, actual mujer de Torres Baena, que conocía a unos hermanos que
regentan un gimnasio de kárate ubicado en el municipio de Agüimes, localidad en
la que se encuentra el chalé de Playa de Vargas de Torres Baena.
El antiguo tutor de la "testigo 1" ha explicado a la defensa que,
tras conocer, por su alumna, que había denunciado los hechos a la Policía, optó por no
hablar con su madre de lo que ésta le había contado, al considerar que la mujer
"estaría más impactada" que él por lo que había descubierto. Sin embargo, tras hablar con su alumna, sí decidió poner los hechos que ésta
le había revelado en conocimiento de la dirección del colegio.
El docente ha precisado a preguntas del abogado de Torres Baena que la
"testigo 1" era una alumna de 2º de la ESO "muy inteligente, capaz de resolver
problemas de lógica con facilidad, aunque no era lo aplicada que se deseaba con
esa inteligencia". Además, ha resaltado que la alumna no tenía "un grupo propio" en
el aula, donde había varios "subgrupos" con los que, sin embargo, la
adolescente se relacionaba bien. "Era como un nexo de unión, pero estaba un poco aislada", ha
referido el docente.
Preguntado por lo "suelta" que, según el abogado de Torres Baena,
se ha mostrado esta testigo en su declaración, su extutor ha dicho que
"sorprendía la madurez que tenía para su edad y lo consciente que era de
lo que tenía que hacer", además de que "sabía reconocer sus errores",
lo que, a juicio del docente, "no suele ocurrir en alumnos de estas edades".
El profesor ha asegurado a la defensa de Torres Baena que el colegio donde
estudiaba la alumna tenía un protocolo de actuación ante casos de abusos
sexuales que se cometieran "dentro del centro", y ha agregado que los
ocurridos "fuera" de él "se recomendaba que se pusieran en
conocimiento de los padres" de los afectados.
El docente también ha respondido a este letrado que su exalumna también le
había contado los supuestos abusos sexuales que sufrió en el gimnasio del
karateka un grupo de compañeros de la academia de artes marciales "que
se hacían llamar los Goofies".
Tras la declaración de este profesor, la Audiencia se tomó
un receso para seguir interrogando a puerta cerrada a los otros dos testigos de
la acusación convocados en la sesión, la cuarta de este juicio que,
previsiblemente, se prolongará hasta finales de año y cuya siguiente sesión con
audiencia pública tendrá lugar el próximo 08 de junio, según ha informado el
presidente de la Sala.