Martes, 27 de octubre.
Antonio Morales*Hace apenas dos semanas, escribí un artículo titulado "¿Hacia un Tebeto eólico?", en el que demostraba que la práctica totalidad de los parques eólicos, resultantes del último concurso fallado en esta Comunidad, no iban a poder instalarse. Insistía en el texto citado, en llamar la atención sobre la ausencia de requerimientos a los concursantes sobre la calificación de los suelos donde se instalarían los aerogeneradores y la falta de coordinación entre las distintas consejerías del Gobierno canario, lo que propició que, en pleno concurso, una modificación de la Ley de Medidas Urgentes introdujera un artículo referido al suelo rústico de valor económico (concretamente el 55) por el que se impide instalar en ellos más allá de una potencia máxima de 1,5 MW (apenas un molino). Si la potencia mínima a instalar es la de 4 MW, está clarísimo que va a ser inviable la materialización de algún parque eólico.
Unos días más tarde, la Consejería de Política Territorial del Cabildo de Gran Canaria hacía público un informe en el que se afirmaba que, el 80% de los 15 nuevos parques eólicos adjudicados en esta isla, choca frontalmente con el Plan Insular de Ordenación, y no digamos nada de lo que sucederá con la aprobación del Plan Territorial Especial de Ordenación de Infraestructuras de Producción, Transporte y Almacenamiento de Energía Eólica ( PTE 32), ahora en trámite.
También por esas fechas, el Consejero de Empleo, Industria y Comercio del Gobierno de Canarias, Jorge Rodríguez, me acusaba de estar interrumpiendo el proceso y de falsear la realidad, dado que, afirmaba, hago un mal uso del artículo 55, y no me refiero para nada al 62, que es el que salva las objeciones a las que alude. En todos los casos, Jorge Rodríguez afirma que no es cierto lo que planteo y que los parques se podrán instalar sin problemas. Llegados a este punto, quiero decir, con absoluta firmeza y rotundidad, que no es cierto lo que dice el Consejero de Industria, y que el artículo 62, tanto en la Ley de Medidas Urgentes de este año, como en las Directrices de Ordenación de 2003, se refiere a Proyectos de Actuación Territorial, una figura compleja y excepcional, cuyo trámite puede alargarse tanto como para la aprobación de un Plan General. Es decir, si algún parque logra acogerse a un PAT, si alguno de ellos lograra colarse por esta vía, su constatación física no será nunca antes de cinco o seis años, y eso sin contar con los PGO de los municipios, el PIO y el PTE 32.
Dice el catedrático grancanario de Derecho Administrativo, Andrés Betancor, que el Derecho urbanístico canario es el más complejo del mundo. Pues ni por esas el Gobierno fue capaz de coordinarse interiormente, ni fue capaz de coordinar los planes de ordenación de otras administraciones y sacar un documento sobre espacios reales susceptibles de ser utilizados para instalar parques eólicos.
Insisto de nuevo en afirmar, con todo el dolor de mi alma, por lo que nos va en ello, que va a ser prácticamente imposible que los parque eólicos resultantes del último concurso se puedan instalar y reto al Consejero Jorge Rodríguez a que, de la misma manera que lo estoy haciendo yo ahora, demuestre lo contrario. A los diez años que llevamos sin instalar un nuevo molino en Canarias, se sumarán otros cinco o más, por lo menos, sin que podamos aprovechar este recurso natural. Otra cosa será dilucidar si algún avispado utilizará argucias administrativas y judiciales para pedir indemnizaciones millonarias, pero lo cierto, es que la realidad es terca y el Gobierno ha metido la pata hasta el corvejón.
Y aquí no pasa nada. Nadie dimite. La sociedad calla, los afectados se arrugan por si las represalias... Es como si la abulia, el miedo y la desinformación se adueñaran del sentir colectivo. Así nos va.
No es casualidad, por tanto, que en este archipiélago atlántico, la Arabia Saudí de las energías renovables como la denominó Jeremy Rifkin, andemos a la cola en la producción de energía eólica en España. Para el Observatorio Eólico de la Asociación Empresarial Eólica, Castilla-La Mancha (3.415MW), Castilla y León (3.334MW) y Galicia (3.145MW) son las regiones con mayor potencia eólica instalada en España y en el extremo opuesto se sitúan Canarias (134MW), Cantabria (17,85MW) y Baleares (3,5MW). Andalucía ha incrementado, en dos años, un 196% su porcentaje, ocupando en la actualidad el cuarto lugar en producción; Murcia ha vivido un aumento del 125% y la Comunidad Valenciana un 112,68 %. Y nosotros, un cero patatero.
La Agencia Internacional de la Energía ha abogado recientemente por una revolución que lleve a la energía eólica a superar, en sólo 10 años, la potencia nuclear en el mundo; en un estudio publicado en Science y realizado por la Universidad de Harvard y la de Tsinghua de Pekín, se asegura que al ritmo que lleva instalando grandes parques, China podría abastecerse sólo de energía eólica en 2030; en el informe "El futuro de la energía eólica: aumento de la rentabilidad y la madurez tecnológica", elaborado por Busines Insights, se afirma que la energía eólica es una fuente de energía altamente competitiva frente a la energía nuclear y a centrales avanzadas de carbón y gas, incluso sin los créditos fiscales, de acuerdo con las últimas comparaciones de costes; el Departamento de Energía de Estados Unidos ha dicho recientemente que la energía eólica podría proporcionar, en el 2030, el 20% de electricidad del país y que, al tiempo, crearía medio millón de puestos de trabajo, más o menos los mismos que prevé hacer España por el mismo periodo; sólo en Europa , según la Dirección General de Energía de la Comisión Europea, las renovables emplean a un millón y medio de trabajadores; un grupo de ingenieros de la Universidad de Zaragoza ha concluido que la energía eólica puede alcanzar el 30% de la producción energética española en 2030; de acuerdo con los datos de la AEE, España ocupa el segundo lugar en Europa, tras Alemania, y el tercero mundial en la producción de esta energía; el Consejo Global de la Energía Eólica asegura que España, Estados Unidos y China lideraron en los dos últimos años la instalación de energía eólica en el mundo, que ha aumentado en este periodo un 27%; un estudio del Departamento de Ciencias Planetarias y de la Tierra de la Universidad de Harvard afirma que la energía eólica permitiría producir 40 veces más electricidad que la que consume el mundo entero anualmente, y que sólo EEUU tiene viento suficiente como para cubrir, con la tecnología eólica, 16 veces su demanda de electricidad; Reino Unido ha iniciado la reconversión de su industria petrolera de alta mar hacia la eólica y la potencia de todos sus molinos sería equivalente a la de 25 plantas nucleares; hace escasas fechas, Noruega ha inaugurado el mayor parque eólico marino, con una producción total de 209MW, lo que equivale al consumo eléctrico de 200.000 viviendas y, por último, y para no cansarles, Noruega acaba de inaugurar también el primer molino eólico flotante del mundo, capaz de abastecer a más de mil personas, en un mar con más de 120 metros de profundidad.
¿Y nosotros, en Canarias? A la cola, y, a tenor del concurso fallido, por muchos años. Como empujados por un viento que se niega a llevarnos a ninguna parte.
*Antonio Morales es Alcalde de Agüimes.