Carlos Gallo*
Desde hace años, vivimos en un mundo globalizado donde los países y pueblos deben adaptarse a vivir en un espacio global, que condiciona la toma de decisiones individuales y, los más inteligentes, aprovechan para absorber como esponjas las experiencias políticas positivas implementadas en otros sitios del globo terráqueo.
Aunque aparentemente estas adaptaciones al mundo globalizado pueden parecer una pérdida de "soberanía", es la dirección que lleva el siglo XXI y, lo más importante, es avanzar en esa dirección lo antes posible, y dentro de esas mejoras está todo lo relacionado con la perfección de nuestra democracia, que en lo relativo a las libertades individuales es de las mejores del mundo, pero debemos mejorar muchísimo en otros aspectos de su funcionamiento y, para ello, podemos aprovechar las "fuentes de ideas políticas" que funcionan en EEUU.
Hace unos días fueron las elecciones presidenciales en EEUU (primera potencia mundial) y el candidato republicano Mitt Romney, en su discurso de 5 minutos para reconocer que perdió las elecciones, comenzó durante 30 segundos felicitando a todo el equipo ganador y mencionando "y espero que tenga éxito al ser el guía de nuestra nación". El resto del discurso fue para repartir agradecimientos y, en ningún instante, nada negativo, ni críticas directas o veladas.
Normalmente, el candidato perdedor desaparece de la vida política de primera línea de forma inmediata, puesto que el partido al que pertenece tiene toda la estructura de funcionamiento totalmente definida y no se ve alterada por haber perdido las elecciones presidenciales, lo cual es un detalle diferenciador con España.
No debemos olvidar lo sucedido en las elecciones del año 2000, cuando ganó el republicano George Bush sobre el demócrata Al Gore (entonces vicepresidente de Bill Clinton) y surgió el problema de las perforaciones de papeletas, que generaban fallos en el cómputo de los votos, máxime en una votación tan reñida como fue el estado de Florida, obligando la intervención de la Corte Suprema, pero todo finalizó rápidamente al aceptar Al Gore la derrota y permitir, de esa manera, que EEUU se ocupara de su progreso de futuro, en lugar de caer en una lucha perniciosa entre dos personas. En EEUU, las cuestiones de Estado y de la patria están antes que las personas.
Al finalizar las elecciones, automáticamente existe una sola república federal compuesta por 50 estados y un estado libre asociado (Puerto Rico), con un presidente, una bandera, un himno, una patria, unos próceres de la patria, una constitución, una representación internacional mediante el Secretario de Estado y sus embajadas y consulados, etc.
Cuando el anterior presidente español, Rodríguez Zapatero, se quedó sentado en el desfile del 12 de octubre ante el paso de la bandera de EEUU, se olvidó que lo estaba haciendo ante los próceres de la patria de EEUU y ante todos los muertos caídos en las diferentes guerras por defender a su patria, detalle muy difícil de comprender desde nuestra mentalidad española.
*Carlos Gallo es vecino de Cruce de Arinaga y colaborador en las tertulias políticas de Radio Agüimes Onda Libre.