Miércoles, 15 de noviembre.
Redacción
El Consejero de Agricultura, Ganadería, Pesca y Soberanía Alimentaria del Gobierno de Canarias, Narvay Quintero, y el Director del Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria (ICCA), Luis Arráez Guadalupe, presidieron ayer el acto de lectura del fallo del jurado del Concurso Oficial de Sal Marina de Canarias 2023, que en esta edición contó con la participación de diez producciones, seis procedentes de Gran Canaria, dos de Lanzarote, y dos de Fuerteventura.
Un panel de cata compuesto por once catadores-as, especialistas en el análisis de productos agroalimentarios, han sido los encargados de seleccionar bajo criterios técnicos y mediante el sistema de cata ciega, es decir, sin conocer qué producción están valorando, los productos que resultan premiados.
En la categoría de Sal Marina Virgen, la Medalla de Oro recayó en la catalogada como Mejor Sal Marina de Canarias (Salinas Tenefé), mientras la Gran Medalla de Oro fue para Salinas Bocacangrejo, ubicada en Vargas y elaborada por Martell Lozano, SL.
En la categoría Flor de Sal, la Medalla de Oro se otorgó a Salinas de Janubio, de Lanzarote, que también recibió la distinción especial a la Mejor innovación, imagen y Presentación por su formato de lote de cajas de 100 gr con 9 imágenes distintas.
Quintero señaló que el objetivo fundamental de este concurso es visibilizar estas producciones de las islas y a las empresas productoras, y reconocer su calidad y características únicas a través de unos galardones que constituyen un aliciente para los consumidores en su decisión de compra, y refuerzan e impulsan la comercialización de los productos que los reciben.
“Las características de la sal de Canarias la convierten en un producto que podría estar amparado por una Denominación de Origen Protegida, un sello de calidad que supondría una protección y reconocimiento a nivel europeo, para cuya solicitud los productores contarían con el asesoramiento y el respaldo del ICCA”, agregó el titular del departamento.
Por su parte, Luis Arráez destacó que el ICCA “quiso trasladar en esta ocasión el certamen a La Graciosa, isla que no había acogido anteriormente ninguno de los Concursos Agrocanarias, pero que cuenta con un vínculo especial con el mar y una gran tradición salinera”.
Asimismo, destacó que "en Lanzarote llegaron a existir hasta 26 salinas, entre estas, las Salinas del Río, las más antiguas de Canarias, que fueron puestas en explotación en el siglo XVI en una superficie llana situada al pie del acantilado de Famara, estando separadas de La Graciosa por el brazo de mar de El Río.
A nivel visual, durante la cata, se tienen en cuenta principalmente características como su color (ya sea blanco o de otra tonalidad) y su brillo, mientras que al tacto se analiza si estas se presentan en forma de gránulos o desmenuzadas, y lo fácil o difícil que es disolverlas; la granulometría de esta producción en la mano es un elemento crucial para evaluar su calidad.
En la fase olfativa se tiene en cuenta que no haya absorbido olores, derivados por ejemplo de su almacenamiento, pero sí se aprecia que recuerde a algas, mariscos, etc., reflejo de su frescura.
Finalmente, ya en boca, en la Flor de Sal se valora su rápida disolución, mientras la Sal Marina tiene una mayor permanencia de salado y una disolución más larga.