Agencia EFE
Diez inmigrantes magrebíes, la mitad de ellos jóvenes de entre 16 y 20 años, murieron ahogados la madrugada de ayer, al saltar de su patera en la costa de Agüimes creyendo estar en la orilla, aunque se encontraban encima de una roca rodeada de dos metros de profundidad marina.
Otros seis ocupantes de la barquilla, que habían salido de la costa de Marruecos hace uno o dos días y que llegaron guiados por el Faro de Arinaga, lograron sobrevivir a la tragedia por sus propios medios y otros dos inmigrantes fueron rescatados del agua por la Guardia Civil y hospitalizados con síntomas de hipotermia e hipoglucemia.
Esta nueva tragedia de la inmigración irregular que llega a Canarias se produjo en la zona del Risco Verde (Arinaga), una zona muy tranquila de Agüimes, en la que no hay ni oleaje ni corrientes, y en una jornada en la que las condiciones meteorológicas eran buenas.
"Cayeron como piedras al mar", relató el jefe de los submarinistas de la Guardia Civil, Juan Ortega Machín, al referir cómo los inmigrantes se ahogaron cuando creyeron que habían tocado tierra con su barca, cuando en realidad se encontraban encima de una roca cerca de la orilla.
La voz de alarma la dieron, poco antes de las seis de la mañana, los vecinos de la playa del Risco Verde, que escucharon gritos de auxilio y avisaron a los servicios de emergencias.
Según el sargento Juan Ortega Machín, jefe de los G.E.A.S. que recuperaron los diez cadáveres, la tragedia se produjo cuando la patera de los inmigrantes "llegó, tocó tierra con la proa, y creyeron que habían llegado", pero en realidad se encontraban encima de una roca de basalto, "en el vértice de una "U" invertida".
"Creyeron que estaban en tierra firme, pero cuando saltaron de la patera se encontraron con una profundidad de dos metros de agua y a 20 metros de la costa", relató Juan Ortega Machín, quien afirmó que la zona de la tragedia es "una auténtica piscina".
"Es una lástima que en un sitio así se produzcan tantas muertes", afirmó Machín, quien aseguró que las labores de rescate de los cadáveres habían resultado sencillísimas porque "estaban todos juntos", unos flotando sobre el mar y otros en el fondo.
Para la Guardia Civil, la tragedia no se produjo "necesariamente" porque los inmigrantes fallecidos no supieran nadar, ya que "después de una viaje como el que hicieron, llegan entumecidos, cansados, cargados de ropa, y caen en el agua como piedras, sin posibilidad de defensa", dijo el jefe de los G.E.A.S..
Seis de los ocupantes de la barca, de madera y con una eslora de entre cinco y seis metros, lograron alcanzar la orilla a nado y fueron detenidos en las horas siguientes cuando deambulaban por el municipio.
Varias horas después, los submarinistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (G.E.A.S.) de la Guardia Civil suspendieron las labores de búsqueda al descartar que hubiera más inmigrantes ahogados dentro del mar.
No obstante, patrullas del instituto armado mantenían la búsqueda por tierra al barajar la posibilidad de que en la barca viajaran unas veinte personas.
La Guardia Civil dijo desconocer si entre los diez fallecidos había algún menor de edad, aunque cinco de ellos "aparentan ser jóvenes de entre los 16 y 20 años", pero su edad exacta se determinará en la autopsia.
Otros seis ocupantes de la barquilla, que habían salido de la costa de Marruecos hace uno o dos días y que llegaron guiados por el Faro de Arinaga, lograron sobrevivir a la tragedia por sus propios medios y otros dos inmigrantes fueron rescatados del agua por la Guardia Civil y hospitalizados con síntomas de hipotermia e hipoglucemia.
Esta nueva tragedia de la inmigración irregular que llega a Canarias se produjo en la zona del Risco Verde (Arinaga), una zona muy tranquila de Agüimes, en la que no hay ni oleaje ni corrientes, y en una jornada en la que las condiciones meteorológicas eran buenas.
"Cayeron como piedras al mar", relató el jefe de los submarinistas de la Guardia Civil, Juan Ortega Machín, al referir cómo los inmigrantes se ahogaron cuando creyeron que habían tocado tierra con su barca, cuando en realidad se encontraban encima de una roca cerca de la orilla.
La voz de alarma la dieron, poco antes de las seis de la mañana, los vecinos de la playa del Risco Verde, que escucharon gritos de auxilio y avisaron a los servicios de emergencias.
Según el sargento Juan Ortega Machín, jefe de los G.E.A.S. que recuperaron los diez cadáveres, la tragedia se produjo cuando la patera de los inmigrantes "llegó, tocó tierra con la proa, y creyeron que habían llegado", pero en realidad se encontraban encima de una roca de basalto, "en el vértice de una "U" invertida".
"Creyeron que estaban en tierra firme, pero cuando saltaron de la patera se encontraron con una profundidad de dos metros de agua y a 20 metros de la costa", relató Juan Ortega Machín, quien afirmó que la zona de la tragedia es "una auténtica piscina".
"Es una lástima que en un sitio así se produzcan tantas muertes", afirmó Machín, quien aseguró que las labores de rescate de los cadáveres habían resultado sencillísimas porque "estaban todos juntos", unos flotando sobre el mar y otros en el fondo.
Para la Guardia Civil, la tragedia no se produjo "necesariamente" porque los inmigrantes fallecidos no supieran nadar, ya que "después de una viaje como el que hicieron, llegan entumecidos, cansados, cargados de ropa, y caen en el agua como piedras, sin posibilidad de defensa", dijo el jefe de los G.E.A.S..
Seis de los ocupantes de la barca, de madera y con una eslora de entre cinco y seis metros, lograron alcanzar la orilla a nado y fueron detenidos en las horas siguientes cuando deambulaban por el municipio.
Varias horas después, los submarinistas del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (G.E.A.S.) de la Guardia Civil suspendieron las labores de búsqueda al descartar que hubiera más inmigrantes ahogados dentro del mar.
No obstante, patrullas del instituto armado mantenían la búsqueda por tierra al barajar la posibilidad de que en la barca viajaran unas veinte personas.
La Guardia Civil dijo desconocer si entre los diez fallecidos había algún menor de edad, aunque cinco de ellos "aparentan ser jóvenes de entre los 16 y 20 años", pero su edad exacta se determinará en la autopsia.
El Alcalde de Agüimes, Antonio Morales, que acudió al lugar de la tragedia, se lamentó de la desgracia vivida en sus costas, "la primera vez que ocurre", y dijo sentirse "orgulloso" de la reacción de los vecinos del municipio que avisaron cuando escucharon los gritos de los inmigrantes.
"Habíamos recibido pateras y cayucos, pero nunca hemos visto una cosa igual", dijo a Efe Antonio Morales, quien añadió: "Es terrible ver que esta zona, un tranquilo lugar que utilizan la mayoría de los ciudadanos para pasear y hacer deporte, se convierta en un lugar lleno de cadáveres".
Con motivo de la tragedia, el Presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, convocó a una reunión urgente a los Consejeros de Presidencia, Bienestar Social y Sanidad del Ejecutivo regional para analizar el suceso.
Con esta tragedia ya son más de un centenar de inmigrantes los que han muerto en lo que va de año al intentar alcanzar las costas españolas.
"Habíamos recibido pateras y cayucos, pero nunca hemos visto una cosa igual", dijo a Efe Antonio Morales, quien añadió: "Es terrible ver que esta zona, un tranquilo lugar que utilizan la mayoría de los ciudadanos para pasear y hacer deporte, se convierta en un lugar lleno de cadáveres".
Con motivo de la tragedia, el Presidente del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero, convocó a una reunión urgente a los Consejeros de Presidencia, Bienestar Social y Sanidad del Ejecutivo regional para analizar el suceso.
Con esta tragedia ya son más de un centenar de inmigrantes los que han muerto en lo que va de año al intentar alcanzar las costas españolas.