Antonio Morales Méndez*
No pasa un día sin que surjan, en torno al tema energético, bandazos sin tino, a la desesperada, sin norte, fruto de la improvisación, que me tienen tremendamente asombrado.
En los últimos días, vuelven a ocupar titulares de prensa distintas informaciones que hablan a las claras de una política sin fundamento que intenta, por un lado, parchear la situación que vivimos y, por otro, acallar la inoperancia e inacción de años en cuanto a la política energética se refiere.
CCOO y Worldwatch acaban de hacer público que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentado en España, hasta el punto de que actualmente se emite un 52% más que en 1990, pese a que el Protocolo de Kioto le permitía sólo un 15% de aumento. En concreto, la subida del año 2007 se eleva a un 1,8%, lo que va a suponer para España, un coste de alrededor de 4.000 millones de euros en la compra de derechos de emisión de dióxido de carbono.
Eso no quita para que el Gobierno de España y de Canarias, ahora más de la mano que nunca, según parece, acaben de sellar un pacto, al margen de una parte importante del PSOE canario, por el que el Consejo de Ministros hace suya la propuesta energética canaria de introducir el gas a toda costa, insisto que frente a posicionamientos públicos de instituciones gobernadas por el PSOE, como el Cabildo de Gran Canaria, y de significados socialistas a los que ha cogido con el pie cambiado.
No es casualidad, por tanto, que aparezca de nuevo en el Archipiélago el fantasma de las prospecciones para la extracción de petróleo ofertada por Repsol, ni el ofrecimiento de Gascan, de la mano, oculta pero previsible, del Gobierno de Canarias, para participar en el pastel. Se trata de un intento a la desesperada de conseguir más crudo para ir aguantando, sin que se cuestione el daño a nuestro medio ambiente, ni el modelo energético, ni el modelo de desarrollo en el que persistimos, y sin que se arbitren, urgentemente, fórmulas de consecución de energías alternativas limpias, ni se adopten las medidas imprescindibles para la potenciación del ahorro energético, única revolución energética posible para los años más próximos.
Y detrás de todo esto, la incapacidad secular para generar energías renovables y propuestas alternativas sólidas como las que se están ejecutando en otros lugares como Navarra, por ejemplo.
Hace unos pocos años, apenas una década, técnicos y políticos de esta Comunidad Foral se acercaban hasta Canarias para seguir el proceso que aquí ejecutábamos de instalaciones de parques eólicos. Pues bien, mientras el pasado día 15 de mayo distintos responsables del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) admitían que en Canarias apenas se consume un 2% de energía solar y eólica, Navarra acaba de hacer público que, en la actualidad, cubre el 70% de su consumo energético total con energías renovables, lo que la coloca por encima de países como Austria, Francia, Suecia, Finlandia, etc... Se encuentra, hoy día, 50 puntos por encima, por tanto, del 20% que exige la Unión Europea para el 2020 a los países miembros. Por otra parte, los empleos directos o indirectos generados en esta Comunidad por las empresas de energías renovables, fundamentalmente las eólicas, superan los 5000 puestos de trabajo.
En Canarias, por inoperancia y corrupción, no se ha colocado ni un nuevo aerogenerador desde hace más de ocho años, con lo que hemos perdido el tren de las renovables de una manera absolutamente irresponsable. Aun así, todos andamos desesperados porque se falle el nuevo concurso eólico, porque entonces podremos disponer, en poco tiempo, de 440 megavatios de potencia eólica, lo que no se acerca, ni por asomo, a Navarra, pero algo es algo.
Pero hete aquí que, hace unas semanas, el Presidente de Red Eléctrica de España, Luis Atienza, nos arrojó un jarro de agua fría afirmando que la potencia de 440 megavatios que el Gobierno de Canarias va a conseguir a través del concurso eólico, no puede ser soportada por las infraestructuras eléctricas de Canarias. Asombrosamente, no se ha escuchado a nadie del Gobierno de Canarias desmentir estas declaraciones, ni he escuchado a nadie alzar la voz frente a este despropósito. ¿Significa ésto que el concurso no servirá para nada y que seguiremos dependiendo exclusivamente del petróleo y de los tejemanejes del gas?¿Quién es el responsable de que esto suceda?¿Nadie va a dimitir por ello?
Mientras, un extraordinario proyecto de generación eléctrica, a través de una central hidroeléctrica que aprovecharía las diferencias de cota entre las presas de Soria y Chira, permanece desde hace años guardado en un cajón de un despacho cualquiera. Y eso que, según Luis Atienza, esta central es imprescindible para hacer posible un proceso reversible que regule los picos de generación eléctrica de la energía eólica. Y lo mismo sucede con la investigación y producción de energía mareomotriz, rodeados de agua como estamos por todas partes; o con la geotérmica (en Islandia consiguen generar recursos excavando a más de cuatro mil metros de profundidad), o con la fotovoltaica, con unos espacios extraordinarios desaprovechados en las techumbres de nuestras miles de industrias, edificios públicos, etc. ¿Les queda todavía alguna duda de por qué Navarra cubre el 70% de sus necesidades energéticas con energías renovables y aquí no llegamos al 2%?
Pero no, aquí a insistir con los fósiles caducos. Con el pelotazo del gas y, ahora, con las prospecciones. Algo de razón deben tener algunos cuando nos dicen que estamos aplatanados.
En los últimos días, vuelven a ocupar titulares de prensa distintas informaciones que hablan a las claras de una política sin fundamento que intenta, por un lado, parchear la situación que vivimos y, por otro, acallar la inoperancia e inacción de años en cuanto a la política energética se refiere.
CCOO y Worldwatch acaban de hacer público que las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentado en España, hasta el punto de que actualmente se emite un 52% más que en 1990, pese a que el Protocolo de Kioto le permitía sólo un 15% de aumento. En concreto, la subida del año 2007 se eleva a un 1,8%, lo que va a suponer para España, un coste de alrededor de 4.000 millones de euros en la compra de derechos de emisión de dióxido de carbono.
Eso no quita para que el Gobierno de España y de Canarias, ahora más de la mano que nunca, según parece, acaben de sellar un pacto, al margen de una parte importante del PSOE canario, por el que el Consejo de Ministros hace suya la propuesta energética canaria de introducir el gas a toda costa, insisto que frente a posicionamientos públicos de instituciones gobernadas por el PSOE, como el Cabildo de Gran Canaria, y de significados socialistas a los que ha cogido con el pie cambiado.
No es casualidad, por tanto, que aparezca de nuevo en el Archipiélago el fantasma de las prospecciones para la extracción de petróleo ofertada por Repsol, ni el ofrecimiento de Gascan, de la mano, oculta pero previsible, del Gobierno de Canarias, para participar en el pastel. Se trata de un intento a la desesperada de conseguir más crudo para ir aguantando, sin que se cuestione el daño a nuestro medio ambiente, ni el modelo energético, ni el modelo de desarrollo en el que persistimos, y sin que se arbitren, urgentemente, fórmulas de consecución de energías alternativas limpias, ni se adopten las medidas imprescindibles para la potenciación del ahorro energético, única revolución energética posible para los años más próximos.
Y detrás de todo esto, la incapacidad secular para generar energías renovables y propuestas alternativas sólidas como las que se están ejecutando en otros lugares como Navarra, por ejemplo.
Hace unos pocos años, apenas una década, técnicos y políticos de esta Comunidad Foral se acercaban hasta Canarias para seguir el proceso que aquí ejecutábamos de instalaciones de parques eólicos. Pues bien, mientras el pasado día 15 de mayo distintos responsables del Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) admitían que en Canarias apenas se consume un 2% de energía solar y eólica, Navarra acaba de hacer público que, en la actualidad, cubre el 70% de su consumo energético total con energías renovables, lo que la coloca por encima de países como Austria, Francia, Suecia, Finlandia, etc... Se encuentra, hoy día, 50 puntos por encima, por tanto, del 20% que exige la Unión Europea para el 2020 a los países miembros. Por otra parte, los empleos directos o indirectos generados en esta Comunidad por las empresas de energías renovables, fundamentalmente las eólicas, superan los 5000 puestos de trabajo.
En Canarias, por inoperancia y corrupción, no se ha colocado ni un nuevo aerogenerador desde hace más de ocho años, con lo que hemos perdido el tren de las renovables de una manera absolutamente irresponsable. Aun así, todos andamos desesperados porque se falle el nuevo concurso eólico, porque entonces podremos disponer, en poco tiempo, de 440 megavatios de potencia eólica, lo que no se acerca, ni por asomo, a Navarra, pero algo es algo.
Pero hete aquí que, hace unas semanas, el Presidente de Red Eléctrica de España, Luis Atienza, nos arrojó un jarro de agua fría afirmando que la potencia de 440 megavatios que el Gobierno de Canarias va a conseguir a través del concurso eólico, no puede ser soportada por las infraestructuras eléctricas de Canarias. Asombrosamente, no se ha escuchado a nadie del Gobierno de Canarias desmentir estas declaraciones, ni he escuchado a nadie alzar la voz frente a este despropósito. ¿Significa ésto que el concurso no servirá para nada y que seguiremos dependiendo exclusivamente del petróleo y de los tejemanejes del gas?¿Quién es el responsable de que esto suceda?¿Nadie va a dimitir por ello?
Mientras, un extraordinario proyecto de generación eléctrica, a través de una central hidroeléctrica que aprovecharía las diferencias de cota entre las presas de Soria y Chira, permanece desde hace años guardado en un cajón de un despacho cualquiera. Y eso que, según Luis Atienza, esta central es imprescindible para hacer posible un proceso reversible que regule los picos de generación eléctrica de la energía eólica. Y lo mismo sucede con la investigación y producción de energía mareomotriz, rodeados de agua como estamos por todas partes; o con la geotérmica (en Islandia consiguen generar recursos excavando a más de cuatro mil metros de profundidad), o con la fotovoltaica, con unos espacios extraordinarios desaprovechados en las techumbres de nuestras miles de industrias, edificios públicos, etc. ¿Les queda todavía alguna duda de por qué Navarra cubre el 70% de sus necesidades energéticas con energías renovables y aquí no llegamos al 2%?
Pero no, aquí a insistir con los fósiles caducos. Con el pelotazo del gas y, ahora, con las prospecciones. Algo de razón deben tener algunos cuando nos dicen que estamos aplatanados.
*Antonio Morales Méndez es Alcalde de la Villa de Agüimes.